1.- Las angustias finales del Barça confundirán a mucha gente. El equipo ha protagonizado un magnífico partido posicional en el primer tiempo y buena parte del segundo. Con 1-0 tenía el control emocional y del ritmo; con el 2-1 lo ha perdido, mérito de una Real Sociedad que se ha envalentonado en escenario difícil y demérito local, ausente su mejor defensor: Xavi, el protector del cuero.
2.- El pequeño paso en la recuperación general dado en Mestalla ha proseguido con mayor amplitud en el Camp Nou, pese al runrún final que dejará a muchos con esa imagen. Al contrario: ha sido otro paso y esta vez mayor, enturbiado por el descontrol terminal. Durante 75 minutos, el manual de Pep se ha interpretado como corresponde, incluso con el guiño a la Antigüedad que supone regresar a un 4 clásico (un 5 en otras definiciones).
3.- Jonathan dos Santos, carne de primer equipo, con el rol que Cruyff diseñó para Milla: el 4 blaugrana, el mediocentro de posición. Ni mediocentro defensivo, ni interior creativo. Eje único en la base del equipo, cruce de todos los caminos. Alejándose del central que conducía la salida de balón, recibiendo siempre con el cuerpo bien perfilado, soltando para el hombre libre.
4.- Su actuación como 4 de posición ha sido impecable. La ejecución de varios pases, errónea. Esas ejecuciones ensucian un partido que podría haber sido memorable para el mexicano, un jugador al que Guardiola valora por encima de muchos otros, más popularizados por los medios. Las malas ejecuciones le lastran el balance, pero su interpretación posicional le hará ganar enteros en la lucha por quedarse en el Camp Nou la próxima temporada como grumete de Busquets y suplente de casi todos.
5.- La otra declaración de intenciones ha residido en el banquillo, donde se han quedado pesos pesados, en espera del Valencia, y la repetición de la pareja de interiores y de extremos. Por segundo partido consecutivo, Thiago y Cesc se han alineado donde lo hacen Xavi e Iniesta. Por descontado, no es lo mismo. Ni Thiago defiende como Xavi, ni Cesc ataca como Iniesta (aunque marque más goles). Pero se han manejado bien por los pasillos que dibujaba Dos Santos y limpiaban Messi y Alves.
6.- Este Barça de Thiago y Cesc es menos completo que el de Xavi e Iniesta, pero sostiene igualmente el tinglado y forma parte del lento proceso evolutivo del centro del campo. Todavía se advierten lagunas importantes en los conceptos defensivos de ambos: períodos de desaparición en Thiago y dificultades en Cesc para comprender que su misión es proteger el balón en vez de perseguirlo enloquecidamente. Ambas cosas se aprenden y corrigen.
7.- En las bandas, los dos modelos de extremo: Cuenca, el guardioliano; y Tello, el velocista. El primero es el estilo que le gusta a Guardiola: parte desde fuera y se va hacia dentro, donde se siente como un interior más. Se asocia y combina e incluso posee la capacidad de facilitar últimos pases sensacionales. Si toca jugar por fuera, lo hace sin dificultad, con el centro hacia atrás como mejor arma. Pero su pasillo natural es de fuera hacia dentro, de ahí que lo cataloguemos como “extremo guardioliano”.
8.- Cristian Tello es el puro extremo velocista. Siempre por fuera, poseedor de una aceleración inverosímil arrancando de parado. Simplemente, se va. El escaso dominio de la pierna izquierda le limita la última acción, pero su capacidad veloz le otorga tanto desborde que ya ha plantado la semilla para ser delantero alternativo el próximo curso. Otro más, aunque le queda muchísimo por aprender: por ejemplo, que la velocidad supersónica deja atrás a sus propios compañeros, lo que deberá modular si quiere que su aportación no termine en acción individual, por más que sus definiciones finales sean efectivas como hoy.
9.- Como tantas veces durante los últimos años, Víctor Valdés ha permitido que el Barça desplegara su juego posicional sin angustias en el marcador. Cada vez que uno de los puñales donostiarras (¡¡¡nueve canteranos en la Real!!!) se ha plantado solo ante él, Valdés se ha agigantado. Una, dos o tres veces, siempre está ahí como pared enorme.
10.- Posiblemente, el mejor partido del Barça en las cinco semanas de 2012. Muchos lectores discreparán. Lo respeto. Pero en el presente año el equipo no había masticado el juego de este modo, respetando su forma de moverse y desplegarse, generando superioridades detrás de cada línea de presión, creando hombres libres, atrayendo rivales para resolver por zonas alejadas. Mérito del respeto posicional de Jonathan dos Santos, de las buenas interacciones de Thiago y Cesc como interiores y del papel extensor de Tello y Cuenca en las bandas.
11.- La suma de efectos ha permitido amplios espacios para Messi y Alves, los dos electrones libres del equipo. Los han aprovechado con abundancia, pero sin acierto en la definición final. Si lo valoramos desde la ejecución, mal ambos. Si lo hacemos desde la creación de ocasiones, magníficos ambos.
y 12.- El gol de Vela y el aparatoso corte en la tibia de Busquets han paralizado al Barça. De pronto, se buscaba a sí mismo y no se encontraba. Los 75 minutos previos de control posicional han desembocado en un cuarto de hora descontrolado y febril, remedo de los primeros partidos de enero, donde el vértigo se comió a la pausa. Antes eran noventa minutos de vértigo; hoy sólo han sido quince. Y la hora y cuarto inicial ha vuelto a ser la del Barça clásico. Un retorno a la Antigüedad, que es tanto como un regreso a los fundamentos.
– Fotos: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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