Réquiem por la Unión Deportiva Salamanca

por RICARDO ALONSO-BARTOL el 18 junio, 2013 • 10:05

A los 90 años de edad, la Unión Deportiva Salamanca ha fallecido. Llevaba el conjunto blanquinegro varias temporadas herido por su gran deuda económica –aproximadamente 14 millones de euros– y el descenso a Segunda B en el 2011 empeoró la situación, certificándose su muerte solo dos años después.

A lo largo de su vida el equipo salmantino disfrutó de grandes momentos, entre los que destacan sobre todo las doce temporadas en Primera División, que le sitúan en el 30º puesto de la clasificación histórica. Todas ellas en un mismo lugar, el Helmántico, después de que El Calvario fuera sustituido por la Estación de Autobuses de la ciudad tormesina.

Las nueve primeras temporadas llegaron con la madurez del equipo, superada la cincuentena de edad, con un único año de ausencia en la élite del fútbol español entre las temporadas 74-75 y 83-84. Un debut que llegó después de dos ascensos consecutivos, con José Luis García Traid en el banquillo y jugadores de la talla de Jorge D’Alessandro, Huerta y Rial, logrando un séptimo puesto, su mejor clasificación a lo largo de la historia.

Esta primera aventura en Primera División finalizó en 1984 y hubo que esperar algo más de una década para que los charros se vieran de nuevo en las mismas, algo que consiguieron en la 94-95. Y al igual que en la anterior ocasión, la Unión Deportiva Salamanca llegó desde la Segunda División B, dirigido esta vez por un joven Juanma Lillo, que no llegaba a la treintena de edad. Bajo sus órdenes, un equipo sin extranjeros en el que destacaban sobre todo Vellisca, Barbará, Torrecilla o el capitán Balta, que seguiría unido al club casi hasta el final. En una noche mágica, como anticipo a lo que llegaría en los siguientes años, los tormesinos certificaban el ascenso al vencer en el partido de vuelta de la promoción al Albacete, al que endosó una manita (0-5) en el Carlos Belmonte.

El segundo paso salmantino fue más corto, pero quizá más intenso. En la 95-96 el equipo descendió como colista en una liga de 22 equipos, pero regresó por la vía rápida al finalizar segundo el siguiente año, solo superado por el Mérida, después de reforzarse entre otros con dos portugueses, Pauleta y César Brito, que anotaron 19 y 15 goles respectivamente en la división de plata.

Ya en Primera, al dúo luso se unieron Stelea o Silvani, entre otros, para realizar una campaña memorable, pese a que hubo que esperar a la última jornada para salvarse, después de ganar 1-4 a un Barça que ya era campeón. Precisamente contra los culés Salamanca se sintió reina, aunque fuera solo por una noche, la del 5 de enero, con una remontada épica contra el equipo de Louis Van Gaal (4-3, con tres goles blanquinegros en el último cuarto de hora). No fue el único gran momento de ese año, ya que en 1998 el Helmántico vivió otras grandes victorias, como el 5-4 al Atlético de Madrid –con Vieri como autor de los cuatro goles colchoneros– o el 6-0 ante el Valencia –el argentino Campagnuolo sustituyó a Zubizarreta, jugando solo un partido más en el equipo che después de esta goleada–.

Poco se pareció la temporada siguiente (98-99), pese a que el equipo no empezó mal y llegó a empatar un encuentro ante Real Madrid y F. C. Barcelona (ambos con el mismo resultado: 1-1). Fue posiblemente lo más destacable de una campaña en la que el máximo goleador fue Cardetti, con solo 5 goles, y en la que pasaron por el banquillo charro hasta cuatro entrenadores –Russo, Balta, Ortuondo y Diarte–, que no lograron evitar que el equipo finalizara como colista.

A punto estuvo de regresar una vez más por la vía rápida al año siguiente, como ya había logrado en las temporadas 81/82 y 96/97. Sin embargo, el equipo dilapidó una renta que llegó a ser de diez puntos sobre el cuarto clasificado, para acabar ocupando esa misma plaza, igualado a puntos con el Villarreal, que sí logró el ascenso. Esta fue la última vez que el equipo charro rozó la primera división, pese a disfrutar antes de su muerte de jugadores como Ariza Makukula –20 goles en la 2001/02–, Miku –que ayudó a que el equipo estuviera un único año en Segunda B con sus 18 goles en la 2005/06–, Carlos Vela –que formó una gran pareja atacante con Braulio, anotando 22 goles entre ambos en la 2006/07– o Quique Martín –nueve campañas en el club, hasta que este descendió a Segunda B para no volver–.

Y después de varios años coqueteando con el descenso, con la salud delicada debido a la situación económica del club, en la 2010/11 la Unión Deportiva Salamanca se vio abocada de nuevo a la Segunda División B. Pese al buen inicio a las órdenes de Óscar Cano, la sobrecogedora lesión de Miguel García frente al Betis –en la 9ª jornada– y la desunión en la plantilla dejaron al equipo pendiente de un hilo.

En su primera campaña en la división de bronce el equipo salmantino logró aguantar, al acogerse a la Ley Concursal para reducir la deuda, que era por aquel entonces de 25 millones de euros. Sin embargo, su pésima temporada, acabando en la novena plaza del Grupo II, impidió luchar por un ascenso que hubiera podido ayudar a aliviar la situación. Y este año, en el que la llegada de Juan José Hidalgo al club –presidente en la última aventura de la UDS en Primera– fue vista por algunos como salvadora, acabó siendo la del fallecimiento, certificado por los administradores concursales este 18 de junio de 2013.

En estos momentos los esfuerzos de Juan José Hidalgo se centran en mantener el fútbol en Salamanca, comprando los derechos federativos de la UDS con un equipo de nueva creación con el que regatear la deuda –de aproximadamente 14 millones de euros tras la Ley Concursal– y poder invertir sin problemas su dinero. Y aunque intentaría asemejase lo máximo posible en nombre, escudo y colores, le faltará algo, ya que la Unión Deportiva Salamanca falleció a los 90 años de edad. Descanse en paz.