Reflexiones sobre el ¿modelo? de juego

por el 10 septiembre, 2015 • 16:28

Sampaoli Vidal

“No soy un fundamentalista en fútbol. Quiero decir, eso de que en futbol tienes tus ideas y mueres con tus ideas, no. La gente me pregunta cuál es mi modelo de juego. Les respondo, ¿modelo de qué? ¿Modelo para jugar contra quién? ¿Cuándo? ¿Con qué jugadores? ¿Modelo para jugar a qué? No puedo responder a eso. Soy demasiado estúpido, ¿o demasiado listo? ¿Qué significa eso? No lo sé. Mi modelo de juego es construir desde el portero a Eden Hazard. Mi modelo de juego es encontrar dónde se encuentran las debilidades de mi rival y sus fuerzas. ¿Es Diego Costa más fuerte que el defensa central? El modelo de juego, ¿qué es eso? Para mí, el modelo de juego son los principios que establezco en mi equipo, los principios prioritarios que nos otorga un cierto ADN (una identidad), pero esto es profundo.

Igual que el proyecto. El proyecto tiene que ser flexible. El proyecto no es nunca el mismo desde donde empezamos a donde terminamos. Es como mi casa. No te gusta esta puerta, la cambias. Las ventanas…

Prefiero que mi equipo presione en bloque bajo, pero si el rival prefiere construir desde atrás y son fantásticos, y esa manera de jugar les da una gran estabilidad en su juego, entonces presionaré en esa zona. El Liverpool quería jugar con Suárez detrás de los defensas, Sterling igual, y Gerrard delante los defensas. Entonces fui a por ellos, jugué con Lampard sobre Gerrard, coloqué mi equipo en un bloque lo más bajo posible. Gané, y soy criticado por ello, no estoy autorizado a jugar de esa manera. Entonces soy el estúpido. No soy fundamentalista. Y creo que algunas personas en el futbol se están volviendo fundamentalistas”.

José Mourinho en The Telegraph (octubre 2014)

EL MODELO DE JUEGO Y LA INFLUENCIA DEL FÚTBOL Y EL ENTRENAMIENTO “MODERNO”

La importancia del modelo de juego parece algo incuestionable en el fútbol moderno y me gustaría someterlo a interrogación. Considero fundamental que un equipo consiga convertir en patrones determinados desarrollos de juego de modo que estos se inserten en la esfera de los hábitos y permitan, a partir de una eficiencia mayor (en el momento en que conseguimos convertir una acción en hábito esta ya no produce tanto desgaste y conseguimos manifestarla con un menor consumo de energía y, por tanto, con una reducida aparición de fatiga) conseguir un mayor rendimiento colectivo.

Hemos de entender que dentro del colectivo (macro) existen unas escalas menores que si bien están constreñidas por el macro, también son posibilitadoras del mismo. Hablo de las escalas meso y micro del jugar, que hacen referencia al jugador (individual) y sus relaciones con los próximos (grupal), cercanos (sectorial), intermedios (intersectorial) y alejados (juego colectivo). La organización del equipo está determinada por la manera en que nosotros, como entrenadores, seamos capaces de articular estas diferentes escalas, tanto en el entrenamiento (principalmente) como en el partido.

Dentro de un momento caracterizado por el auge de las ciencias de la complejidad y sistemas dinámicos aplicados al entrenamiento deportivo, parece que hablar de sinergias y propiedades emergentes es lo más cercano a hablar de nuestro deporte. Por supuesto que las relaciones que establezcan diversos organismos entre sí permiten la aparición de propiedades que no existían en ninguno de ellos por separado, pero valorar la parte aisladamente a menudo también nos permite identificar propiedades significativas de dichos organismos. Esto influye en la forma a llevar a cabo el entrenamiento en fútbol con las mal llamadas tareas integradas (integrar es juntar algo que está separado, y en fútbol, tanto los momentos de juego como las estructuras del jugador aparecen de forma global, por lo que no se puede integrar algo que en ningún instante ha dejado de estar unido) y tareas macro que involucran casi siempre a todos los jugadores (con su reducida intervención, que dificulta la repetición de nuestros objetivos y consecuente adquisición). Incidir tanto en las relaciones entre las partes, y entre estas y el todo, y tan poco en las propias partes me parece un error. Mi experiencia me dice que la manera más eficaz y eficiente de mejorar el equipo es mejorando al jugador. Será esa mejora a escalas menores (micro y meso) la que nos permitirá desarrollar un buen juego colectivo.

Es imposible realizar un buen juego de posición incidiendo exclusivamente en comportamientos colectivos como puede ser cambiar la zona de circulación, buscar hombres libres en intermedias o desarrollar el concepto del tercer hombre sin dominar conceptos relativos a la táctica individual como lo son los pases interiores tensos, las dejadas de cara suaves, las trayectorias de apoyo, la orientación corporal, controles que alejen de presión, conducciones para fijar, dominar cuándo conducir y cuándo pasar, etc. Para mejorar el todo necesitamos mejorar la parte, y a menudo sin valorar las relaciones que esa parte pueda establecer para conseguir una mayor propensión. Veo pocas tareas analíticas, ya sea con objetivos técnicos o tácticos. No sé qué pensaría Arrigo Sacchi.

Sacchi

Todo se reduce a algo tan simple como reconocer qué necesita mi equipo y saber de qué forma se lo puedo transferir para conseguir máxima eficacia y eficiencia. Será simple, pero no sencillo.

EL JUEGO TE EXIGE TODO

Los contenidos que un equipo ha de dominar son independientes de los jugadores y contexto de este equipo. Esta frase parece una locura, pero tiene su justificación. El juego te exige todo. Cualquier equipo ha de dominar el juego directo sobre disputas y sobre espacios, todos tienen que saber salir en corto y en largo, por dentro y por fuera, ganar esquina y superar la línea defensiva por dentro, atacar el área desde una correcta ocupación, defender en bloque bajo, medio y alto, saber cambiar de altura del bloque defensivo, reconocer momentos de presión, etc. Eso no depende de los jugadores que tengas. El juego puede obligarte a jugar de determinada manera y tu equipo lo ha de dominar. El objetivo es tener la capacidad de responder correctamente a cualquier situación que el juego pueda demandar. Entonces, ¿cuál es la importancia de los jugadores?

Las capacidades de los jugadores siguen siendo fundamentales, y pese a no determinar los contenidos que el equipo ha de dominar, son los propios poseedores de los desarrollos de juego que vamos a aplicar en dichos contenidos establecidos. En función de lo jugadores que tenga, con sus nombres, apellidos, capacidades y posibilidades, saldré por fuera con laterales que ganan altura y se posicionan a la espalda de su par, con mediapuntas que acuden al carril exterior para generar situaciones de tres contra fuera, con extremos que reciben por delante del lateral rival para desbordarlo, con envíos largos a la espalda del lateral rival, etc. Todos esos procedimientos que dan forma a los contenidos iniciales son en función de los jugadores, por lo que su importancia sigue siendo capital. Pese a la enorme importancia que tenemos los entrenadores, el juego sigue siendo de los jugadores, y es gracias a ellos que la importancia de los entrenadores es tan grande.

Tras todo lo comentado, creo que son pocos los modelos de juego que atienden a todo el juego. No podemos reducir el modelo de juego a unas pocas cosas cuando el juego es tan amplio, porque además su incertidumbre va a provocar que nos enfrentemos a todas esas situaciones que se escapan del modelo de juego, y no saber interpretarlas no es una opción.

Lopetegui

“Yo quiero que mi equipo sepa hacer todo bien. Esto te lleva a querer atacar y defender cada vez mejor. Para eso busco jugadores que sean capaces de entender el juego. Muchas veces se da por hecho que los jugadores entienden completamente el juego, y no es así. Creo que cuando juegas entiendes muy poco. Y me incluyo. No es fácil dar soluciones diferentes a distintas dificultades. La riqueza de tu equipo depende de las soluciones que sepan dar tus futbolistas”

Julen Lopetegui

EL MODELO DE JUEGO ES ALGO VIVO

El modelo de juego, además de no poder reducirlo a algunas cosas, sino que hay que valorar todas las dimensiones que exige el juego, es algo que en ningún instante es igual a cualquier otro. Heráclito decía: “No te bañarás dos veces en el mismo río”, y parecía que hablaba de fútbol. El río/modelo de juego está en constante devenir y el yo/jugador que se baña/lo manifiesta nunca es el mismo. La forma en que en cada partido se reproduce nuestro modelo de juego es diferente desde el momento en que es aplicado en contextos distintos (distinto rival, distintos 14 jugadores y sus relaciones, distinto momento del modelo de juego, etc.)

Como entrenadores hemos de ser conscientes que nuestro modelo de juego es algo dinámico y que va evolucionando de una manera no lineal (a veces menos es más, a veces para progresar hay que ir hacia atrás). Por tanto, la progresión compleja de dicho modelo ha de atender a ello, que caminante no hay camino, se hace camino al andar, que el propio proceso de operacionalización nos puede dejar cosas que en un principio no valorábamos y que sin embargo potencien el rendimiento del equipo. El Modelo de Juego es algo vivo porque cambia, porque está conformado por organismos, como lo son nuestros jugadores, pero fundamentalmente porque hay que vivirlo. Vivir el modelo de juego tiene que ver con el verde, con el campo, con lo que la propia competición y el entrenamiento nos deja para a partir de ahí seguir creciendo.

Dice Vítor Frade en una de las mejores definiciones sobre este tema que “el modelo de juego es cualquier cosa que no existe, pero que pese a ello se intenta encontrar”. Hemos de ser conscientes que nunca reproduciremos nuestro modelo de juego, que siempre se darán cosas en la competición que quedan fuera de los límites del modelo de juego, pero que sin embargo hemos de tratar de conseguir una organización colectiva y tratar de optimizarla.

EXPERIENCIA PERSONAL

Durante muchas tardes he tratado de redactar el modelo de juego de mi equipo, y el PowerPoint sigue como el primer día: vacío. Soy incapaz de hacerlo. Mi equipo necesita muchas más cosas de las que yo pueda llegar a redactar. El juego de mi equipo (y de cualquier otro) no cabe ni en mil diapositivas. El juego es tan amplio e incluso desconocido que reducirlo a un PowerPoint sería un error.

Sin embargo, sigo trabajando en la organización del juego de mi equipo. No sé cómo voy a jugar, pero a día de hoy sé que quiero que mi equipo mejore, qué quiero que reproduzcan el día de partido y por qué vamos a entrenar esto y aquello. Y algunas cosas no coinciden con lo que consideraba la semana pasada.

El modelo de juego hay que vivirlo día a día para poder optimizarlo. Cada partido, cada entrenamiento, cada tarea te deja cosas que te permiten saber qué rumbo quieres que tu equipo siga, y no hay otra manera de seguir este proceso que yendo día a día ajustando y reajustando lo que partía como una intención previa.

Lo importante, creo, no es digitalizar la forma en que quieres que tu equipo juegue, sino ir reconociendo las necesidades de tus jugadores en función de lo que puedes percibir del día a día e ir ajustando todo a ello. Vivir el proceso de construcción del modelo de juego que no existe, ni conseguiremos manifestar de forma ideal, para progresar dentro del mismo de forma no lineal y crecer de manera colectiva, pero también en las escalas meso y micro.

Lillo

Debemos no confundir mapa con territorio. Si bien el mapa nos guía, es el territorio lo que nos da referencias significativas. Como dice Juanma Lillo, no hay mapas con baches. El proceso de construcción de un modelo de juego se vive en el campo, en el territorio, aunque si no sabemos a dónde queremos llegar, será imposible vivir de forma significativa este proceso. Para sacar máxima rentabilidad al territorio necesitamos un mapa, una organización, un modelo de juego. Aunque no sepamos cómo concretarlo (eso nos lo dará el día a día).

* Enric Soriano es entrenador en el Levante UD.




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