"El modelo de juego es tan fuerte como el más débil de sus eslabones". Fran Cervera
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El Juvenil A del Real Madrid llega a la Final Four después de haber completado una fase de grupos no especialmente brillante, pero sí efectiva, y tras solventar sus dos eliminatorias por la mínima, y a la heroica. El conjunto de Ramis, que en competición doméstica se proclamó campeón a falta de tres jornadas, tiene ahora ante sí el reto más difícil: superar la semifinal frente al Benfica, y ganar una final donde podría estar el eterno rival. En sus pies está el conseguirlo.
Trayectoria
El División de Honor madridista fue encuadrado en el grupo B junto con el Copenhague, el Galatasaray y la Juventus. Aunque en principio los blancos eran claros favoritos, sus comienzos en la competición europea fueron titubeantes, con sendos empates a un gol contra el Galatasaray a domicilio y el Copenhague en casa. Los de Ramis dominaban con claridad los partidos pero no terminaban de encontrar la efectividad de cara a puerta: 16 disparos por 10 del Galatasaray, 28 por 8 de Copenhague; un gol por cada equipo.
La ansiada pegada llegó en el encuentro en casa frente al juvenil de la Juventus, que supuso la presentación europea de Juanjo Narváez. Cuatro goles le encajó el colombiano al Primavera juventino -el conjunto más flojo que ha pasado por el Di Stéfano en esta Champions juvenil-, que se marchó con un 6–2 para perder en Turín 0–2. Un 4–1 al Galatasaray certificaba la clasificación del Juvenil A como primero de grupo, a pesar de perder en el último partido en casa del Copenhague. El filial madridista acabó tan sólo un punto por encima de los daneses.
El bagaje de tres victorias, dos empates y una derrota en fase de grupos no pronosticaba unas eliminatorias holgadas para los merengues. Así fue: los octavos de final emparejaron a Madrid y Nápoles, que disputaron un encuentro extraño en Valdebebas con final vibrante incluido. El Madrid se adelantó en la primera parte con gol de Muñoz, desplegando tal juego y ocasiones que los italianos podrían haberse marchado al descanso con más de dos tantos en contra. Sin embargo, en la segunda mitad los madridistas perdieron fuelle, y con mucho oficio el rival consiguió empatar y aguantar el resultado, merced a un gran partido de su guardameta Scalese.
El Nápoles confiaba en los penaltis para pasar a cuartos, pero acabaron nadando para morir en la orilla: en el último segundo del encuentro, un auténtico golazo desde fuera del área de Aleix Febas desataba la locura en el Di Stéfano. Un pase que hacía justicia a un encuentro donde el Juvenil A blanco había disparado a puerta cuatro veces más que el rival.
En cuartos esperaba el Paris Saint-Germain, un equipo físicamente muy poderoso que además tendría la ventaja de recibir a los madridistas en su casa. El partido fue durísimo y muy igualado: a la velocidad y físico de los franceses se oponía la calidad y la concentración de los jugadores del Real Madrid. Ramis no podía contar con dos de sus jugadores más ofensivos, el goleador Juanjo Narváez y la perla canaria Cristian Cedrés, ambos lesionados. La solución fue un Marcos Legaz muy trabajador que permutó posición con Isma Cerro, Álvaro Jiménez percutiendo de forma insistente por su banda, las llegadas de Muñoz desde el centro del campo y las incorporaciones de Hermoso y -sobre todo- Fran Rodríguez.
El Juvenil A hizo un supremo esfuerzo por maniatar la potencia ofensiva de los galos, que notaron la ausencia de su goleador, Jean-Kévin Augustin. A pesar de que los de Ramis se quedaron con 10 al inicio de la segunda parte -por una expulsión muy rigurosa de Héctor Martínez-, Jaime Sánchez conseguía adelantar a su equipo en el minuto 72 tras un córner magníficamente botado por el recién salido Agoney González. El Real Madrid dio una lección de solidaridad y oficio durante el resto del encuentro, en el que pudo incluso aumentar la ventaja gracias a algún contraataque fallido. La buena labor de los jugadores del Madrid, aderezada con una pizca de suerte y la seguridad del portero Caba, logró dejar la portería a cero y certificar el pase del juvenil madridista a la Final Four.
El Juvenil A de Ramis juega con el habitual 4–2–3–1 de La Fábrica, pero con alguna ligera variante que veremos más adelante. En la Youth League el equipo no ha tenido un XI tipo, sino que ha ido variando hasta el punto de presentar cuatro o cinco cambios desde los primeros partidos hasta los dos últimos.
En portería, si bien empezó jugando Oliveros y luego Craninx, se ha afianzado Sergio Rodríguez, conocido futbolísticamente como Caba. El lucense tiene lo necesario para sobrevivir a una competición a partido único, destacando una buena colocación y juego aéreo. Ha cometido algunos errores aislados, pero la seguridad que transmite compensa sus fallos.
La defensa también parece, a estas alturas, inamovible. La pareja de centrales más consolidada son Jaime Sánchez y Héctor Martínez Torres -inició la competición José León, pero fue ascendido al Real Madrid C debido a la larga lesión de uno de sus centrales-. Jaime más estático, Héctor con más libertad para salir del área y ayudar en la salida de balón. La alternativa es Iván Sáez, que sólo ha sido titular en un partido.
Los dos laterales, ambos de gran recorrido, son quizá de lo más destacado del equipo: Mario Hermoso, que ha llegado a debutar con el Real Madrid, juega en el lado izquierdo; es un jugador con mucha jerarquía y gran facilidad para pisar área contraria. Su recambio es Felipe Sáez, que ha marcado dos goles en la competición. Fran Rodríguez, su homólogo en la otra banda, es un lateral atípico y quizá por ello más espectacular: tiende más a jugar hacia el interior que a recorrer la banda hasta línea de fondo, sorprendiendo a los porteros con un maravilloso golpeo que le ha hecho firmar algún gol de bella factura –3 lleva en esta UEFA Youth League-. El sexitano representa uno de los pilares del equipo de Ramis.
Pero si hay un lugar donde el Juvenil A acumula calidad a raudales, ése es el centro del campo. Los dos mediocentros titulares son Marcos Llorente y Javi Muñoz, aunque distan bastante de formar el típico doble pivote: en Llorente -un jugador brutal, de gran técnica y visión de juego- recae la dirección del equipo, mientras que Muñoz, mucho más adelantado, apoya en tres cuartos incorporándose al área con una técnica de disparo que nada tiene que envidiar a un delantero centro. Javi Muñoz es, de hecho, el segundo goleador del Real Madrid esta competición, con cinco goles -sólo uno por detrás de Narváez-.
El resto de jugadores son menos indiscutibles. Enzo Fernández ha alternado la titularidad con la suplencia, aunque formando parte de la partida en las eliminatorias. El hispano francés es un jugador de indiscutible calidad que, sin embargo, da la sensación de verse superado en los encuentros más difíciles. Deja detalles que evidencian una exquisita técnica, pero le falta constancia para ser realmente decisivo en el juego de su equipo.
Otra gran perla de la medular es Aleix Febas. El catalán es uno de esos jóvenes que ilusionan a la hinchada, pero de momento su inexperiencia y su físico –es un año menor- hacen que Ramis le dosifique con prudencia. Sólo ha sido titular en dos partidos, pero su enorme calidad le permite dejar su impronta aun saliendo desde el banquillo, como ocurrió en octavos ante el Nápoles. En el centro del campo también han jugado, de forma más subsidiaria, Miki y Sandro.
En el lado derecho veremos casi con total seguridad a Álvaro Jiménez. Es un extremo lleno de recursos, veloz, con facilidad para combinar y muy atento en las coberturas a su lateral. Un jugador muy bueno del que se habla poco, eclipsado por compañeros más mediáticos. En esa posición también han jugado Capmartín -extremo zurdo con capacidad para jugar a banda cambiada- e Isma Cerro; Cerro es un delantero de gran polivalencia, al que hemos visto tanto escorado a ambas bandas como jugando detrás de otro punta; marca, asiste, se mueve bien contra defensas cerradas, y en definitiva es una apuesta segura arriba.
El lado izquierdo ofrece un sinfín de posibilidades: en él pueden actuar Cedrés, Agoney y el propio Cerro. Agoney da el perfil de jugador desequilibrante, capaz de desatascar partidos; en cuanto a Cedrés, es pura magia, uno de los chicos en los que más esperanzas hay depositadas. Será difícil aventurar qué combinación elige Ramis ante el choque con el Benfica.
El delantero titular debería ser Juanjo Narváez. El colombiano es el killer nato del equipo, con un olfato goleador que le ha valido incluso debutar con el Real Madrid C y el Castilla. La alternativa es Marcos Legaz, un jugador interesante en partidos trabados por su gran capacidad de brega y la posibilidad de escorarse a la banda.
Destacar, por último, que tanto Cedrés como Narváez se encuentran lesionados en el momento de escribir este informe, por lo que se desconoce si llegarán a tiempo para el choque de semifinales. En cualquier caso estamos ante una plantilla enormemente compensada, con jugadores de renombre como Hermoso o Enzo, y otros de perfil mediáticamente más discreto, pero con mucha calidad y capacidad de trabajo, como Fran Rodríguez o Álvaro Jiménez. Un centro del campo dominado por el espectacular Marcos Llorente, y una delantera con el goleador revelación de la temporada. Por equipo, está claro que el Juvenil A es uno de los conjuntos más potentes de la competición.
Puntos fuertes:
Puntos débiles:
En definitiva, hablamos de un equipo típico de La Fábrica blanca, con preferencia por el juego rápido y vistoso, combinaciones veloces y clara vocación ofensiva. Si consiguen mejorar su índice de acierto de cara a puerta y su solidez defensiva, estamos sin duda ante un claro candidato para alzarse con la UEFA Youth League.
* Elena González.
– Fotos: Getty Images – Real Madrid
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