"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
El Real Madrid se impuso en el primer partido de la finL de la Liga Endesa (78-72) a un Barça que no se salió del encuentro en ningún momento, pero apenas dio sensación de poder ganarlo. La mayor calidad global del conjunto blanco fue suficiente en un partido sin sorpresas tácticas destacables. Rudy Fernández fue el líder del Madrid con 17 puntos y Mario Hezonja tiró del carro cuando Navarro se marchó lesionado y dio opciones reales a los de Xavi Pascual hasta el último minuto.
Pablo Laso no tenía necesidad alguna de plantear nada diferente a lo que ya le ha funcionado siempre que ha jugado contra el Barça: ritmo alto desde el primer momento –apenas unas pocas posesiones superaron los diez segundos en el cuarto inicial–; un volumen de lanzamientos alto; y, en cuanto hubiese dudas, pase al jugador que pudiera marcar diferencias (Rudy, Llull, Reyes). Por su parte, Xavi Pascual quiso intentar en este primer partido lo de siempre también, aún sabiendo que su porcentaje de victorias es menor: impuso un ritmo alto, pero bastante por debajo del blanco; intentó continuamente buscar el hombre libre, de ahí las cinco asistencias en ese cuarto inicial, el que más; apretar defensivamente y buscar a sus pívots en ataque.
Los blancos cumplieron a la perfección el plan y tanto Rudy Fernández como Felipe Reyes marcaron diferencias, el primero anotando y el segundo forzando dos contra unos ante él y liberando a Gustavo Ayón. Sin embargo, el Barça no cumplió todo el plan y acabó el cuarto con siete puntos debajo en el marcador, una renta que se mantendría prácticamente todo el partido: defensivamente faltó algo de intensidad, Xavi Pascual abroncaba a sus jugadores por dos canastas consecutivas iguales del Real Madrid cuando no eran capaces de pasar los bloqueos por arriba y los exteriores blancos aprovechaban para lanzar con tiempo y espacio; las ideas en ataque fueron pocas y la búsqueda del hombre libre se convirtió en un clínic de pérdidas de balón; y, por último, Ante Tomic se tuvo que marchar al banquillo a los cuatro minutos con dos faltas personales. Posteriormente, los minutos del pívot croata fueron similares: desacertado y con facilidad para hacer personales. No llegó a entrar nunca en el partido y eso penalizó mucho al conjunto azulgrana.
En el segundo y tercer cuarto, donde el resultado apenas se movió y se llegó a los últimos diez minutos con un 59-53, el partido tuvo varios hombres destacados, aunque uno por encima de todos: Rudy Fernández. En la faceta ofensiva superó a Brad Oleson, a Navarro y a Satoransky cuando se le cruzó, lo hizo sin exhibiciones aéreas, pero sí de talento con lanzamientos de media distancia y de tres. El Barça no encontró una manera de pararlo hasta que el alero se cansó. Sin embargo, el de Palma de Mallorca, además, estuvo a la altura del mejor en defensa ante un Navarro que, pese a estar lejos de su nivel de antaño, lo intentó y gobernó el ataque azulgrana. Rudy Fernández, cuando el escolta azulgrana no tenía la pelota y comenzaba a enzarzarse en los bloqueos bajo aro, muy inteligente los siguió por encima; y Navarro, si no iniciaba la jugada con balón, no conseguía sumar para su equipo.
Aparte de Rudy Fernández, el Real Madrid tuvo cartas ganadoras en un Andrés Nocioni que sigue de dulce y durante el segundo cuarto fue dominante, en un Felipe Reyes que apenas encontró resistencia por parte de la defensa azulgrana y en un Carroll que, sin tener su mejor día, tuvo sus minutos de carrollsistema. Xavi Pascual necesitó parar el partido para detener al americano. El Barça, conocedor del poder tirador del alero madridista, no permitió que armara el brazo desde larga distancia, pero Carroll fue inteligente y fintó y penetró para sacar siempre algo positivo. En el otro bando, Marcelinho Huertas le dio otro aire al equipo, algo más de poso colectivo; fue un iniciador de jugadas para conseguir acabarlas. Su pick and roll frontal con Tibor Pleiss, posiblemente el otro hombre destacado por parte del Barça en ese tiempo, dio bastantes frutos a los azulgrana.
Mario Hezonja es un jugador excesivo, un alma libre que todavía parece desconocer el orden en el juego y como si fuera patio de colegio se divierte creando a partir del bote, sin necesidad de equipo ni compañeros. Inició el partido con un triple, advirtiendo potencial y avisando al Real Madrid que sigue siendo uno de sus rivales favoritos, pero su juego fue anárquico en los primeros minutos. No fue extraño verlo chocar con compañeros de equipo en diversas ocasiones cuando buscaba la posición que le tocaba al otro: con Navarro pasó más de una vez. Precipitado en acciones individuales y acertado en las que le tocaba acabar la jugada tras pase, llegó al último cuarto con 9 puntos en su casillero y la sensación que estaba, pero que no le habían dado el mando.
Navarro, con tres faltas personales y una lesión a mitad del último cuarto que lo apartó del partido, fue el factor que hizo que el joven criata asumiera la responsabilidad. Y se salió. Xavi Pascual pidió un tiempo muerto a 6:19 para el final, con la máxima distancia del partido para el Real Madrid (66-55), y a la vuelta del parón apareció la estrella en ciernes que lleva dentro Hezonja para firmar dos triples consecutivos y, posteriormente, un tercero para ajustar el partido apenas a dos puntos a un minuto para el final. Sus triples desde ocho metros no parecieron tener una defensa posible por parte blanca; sin embargo, Pablo Laso paró el partido, le dijo a su estrella (Rudy Fernández) que le tocaba defender al jugador cara a cara y sin cambios en los bloqueos y ahí acabó el duelo. Hezonja falló su ocasión y los tiros libres acabaron decantando la balanza para los blancos. El domingo, Pablo Laso quizás no cambie nada, aunque seguro que ha tomado nota de los 18 puntos del de Dubrovnik (los mismos que los anotados por el banquillo blanco). Xavi Pascual deberá darle una vuelta de tuerca a su equipo.
* Iñaki García.
– Foto: ACB Photo
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