Encontrar una cara competitiva antes de la Champions y tras una serie de resultados para nada alentadores resultaba perentorio para el Arsenal. El Liverpool llegaba al Emirates con viento en la camiseta luego del 5-1 de hace una semana contra los de Wenger en Anfield. El ganador enfrentaría al Everton en la siguiente ronda de FA Cup. El entrenador francés, que no quería que se repitiera lo del sábado pasado, cambió el chip de su equipo, que salió a competir. Le funcionó.
Rotó mucho Wenger en su alineación. Fabianski en el arco; Jenkinson, Mertesacker, Koscielny y Monreal en la defensa; Flamini y Arteta en el doble pivote; Oxlade-Chamberlain, Özil y Podolski en la línea de tres cuartos; y arriba, Sanogo. 4-2-3-1 con extremos trabajadores. Brendan Rodgers sacó su ya definido 4-3-3: Jones; Flanagan, Agger, Skrtel, Cissokho; Allen, Gerrard, Coutinho; Suárez, Sturridge, Sterling. La diferencia es que en vez de Mignolet jugó Jones, y en vez de Henderson, Allen.
La primera oportunidad fue para los visitantes. Balón espectacular de Gerrard entre líneas para Sturridge. Paró Fabianski. Luego, el inglés tuvo otra chance a pase de Suárez. A partir de ahí, el Arsenal se metió por completo en el partido. El técnico francés dibujó un 4-4-1-1 muy marcado. Los extremos trabajaban sobre los laterales rivales para evitar un dos contra uno en la banda favorable al contrario. Flamini estuvo muy intenso en marca por dentro. Se puso el mono de trabajo el exjugador del Milan. Aporta mucho cuando hay que protegerse. Wenger decidió evitar pasarse la pelota por dentro y salir siempre por las bandas, donde perderla no es tan grave. La premisa era llevársela así a Özil, que esperaba libre de marca entre Gerrard y los defensas de Liverpool. Ahí el alemán puede ser él mismo: un crack mundial. Apenas el exjugador del Real Madrid recibía, Chamberlain y Podolski acudían disparados a los espacios libres para generar ventajas.
El Liverpool atacaba con Sterling por la izquierda, Sturridge por el centro y Suárez por la derecha. Los dos últimos cambiaban mucho sus posiciones: compensan cada movimiento que haga el otro a la perfección. Así, Suárez se iba hacia adentro, al balcón del área, lugar donde cada uno de sus movimientos agita a la defensa. Puede pasar, disparar, arrastrar marcas. El uruguayo estuvo acertado todo el partido y siempre creyó en la victoria. Detrás de los delanteros estaban los tres centrocampistas. Coutinho no apareció en casi todo el primer tiempo. Allen tampoco compareció mucho. Transmitía peligro el equipo de Rodgers con lo que hicieran los tres de arriba y con los envíos de Steven Gerrard.
El gol llegó en el minuto 16 tras un envío aéreo de Özil al área y un control fenomenal de Sanogo con el pecho. Disparó el francés, Jones dejó el rebote y Oxlade-Chamberlain la mandó a guardar. 1-0 contra pronóstico. Ya con el marcador a favor, el partido se volvió más cómodo para los gunners. Así se fue al descanso el encuentro.
A los dos minutos del segundo tiempo se cumplió lo que quería Wenger. Özil recibió, giró fácil para jugar de cara y mandó un balón al espacio para Oxlade-Chamberlain, que corría desbocado por la banda derecha. Centró y Podolski definió genialmente para poner el 2-0. El Liverpool no quería marcharse de la FA Cup y decidió ir a por todo. Coutinho aterrizó en el césped, Allen empezó a contribuir y Gerrard lo agradeció. En ese contexto, Suárez dio otra prueba de ser un competidor excelente. Todo lo que hacía con y sin balón tenía un sentido y un objetivo: generar ventajas para perforar la meta local. El 2-1 llegó tras un penalti de Podolski sobre Suárez. El alemán duró todo el partido comprometido con cerrar su banda, con ayudar a Monreal, pero esta acción, la falta, era innecesaria. Anotó Gerrard desde los once metros y el choque se puso espectacular a los casi sesenta minutos.
Las dudas se propagaron en el Arsenal, pero no por ello dejó de competir. Le protegió un Fabianski genial que le negó muchas veces el grito de gol a los de Rodgers. Henderson entró por Cissokho, Flanagan pasó a la izquierda y Sterling retrasó un poco su posición. Por el centro, Gerrard, Henderson, Allen y Coutinho. Más arriba, Suárez y Sturridge. Así chocaron contra la defensa gunner. Koscielny estuvo espectacular en el uno contra uno y en la anticipación, y Mertesacker realizó otro partido sobrio. Wenger sacó a Cazorla por Podolski probablemente para ganar control. No dio resultado. Luego puso a Gibbs por Oxlade-Chamberlain para aguantar. Formó doble lateral con Monreal en la izquierda y Cazorla pasó a la derecha. Así terminó el encuentro. El Arsenal, a la siguiente ronda de FA Cup.
El Liverpool se marchó del Emirates eliminado. Faltó acierto, pero el equipo transmitió cosas positivas como las últimas semanas. De cara a la Copa de Europa, las sensaciones mejoran mucho para el club del norte de Londres. Sin embargo, el Bayern Múnich tiene infinidad de armas para competir de distintas maneras y calidad individual para resolver las situaciones que planteen los ingleses. Por lo menos, Wenger buscó y buscará ser competitivo.
* Sebastián Duque es periodista.
– Foto: Andy Hooper (Daily Mail)
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