Delantero de los de ahora, con potencia y velocidad, entiende el juego y es decisivo, aúna desmarque y pegada. Desde que esta en División de Honor ha demostrado que quiere ser futbolista. Su destino es lo concreto, el gol. La temporada pasada consiguió 30 y esta va por la docena de goles en nueve partidos.
Su mirada inspira ambición, combina jugando al pie, devora rivales cuando ataca el balón a los espacios. Hoy en día los delanteros no valen tanto por ir al primer palo, a no ser que seas Radamel Falcao, sino por lo autosuficiente que demuestres ser. Raúl De Tomás ha aprendido de esta estirpe, serpentea por el campo, chuta con fiereza desde cualquier punto y busca ser solvente en el área por si no hay más oportunidades de gloria.
Dotado para el show, tiene pose de Cristiano Ronaldo. Dragón blanco en el cuento del fútbol para “niños”, personaje por hacer en los best-seller del balompié. En categorías inferiores, temido por sus rivales, guardián de las victorias, su diestra escupe goles. El tiempo, las oportunidades y la confianza vislumbrarán si su juego es ficción o realidad.
FICHA TÉCNICA
Raúl De Tomás reúne unas cualidades excelentes para el fútbol: potencia y velocidad. De cuerpo espigado, fibroso y ágil, ha sabido llevar al juego la mezcla entre sus virtudes físicas y futbolísticas. Con espacios y mirando a la portería de frente difumina a los zagueros. De poderosa arrancada y constante punta de velocidad, los desplazamientos en alta intensidad son su momento ideal para eludir adversarios.
Sin embargo, el delantero de la cantera del Real Madrid marca la diferencia por el uso de la fuerza en el propio juego. Chuta con firmeza y precisión, es poderoso en el juego aéreo por su energía para saltar y su fe para buscar la pelota, arranca y frena con destreza y va al cuerpo a cuerpo con la ambición de provocar acciones de gol.
Ninguna de sus cualidades tendría efecto sin las dos que dan sentido a las demás: la coordinación y la agilidad. Se ha preocupado no sólo por ser rápido, sino por saber correr. Espalda recta, amplitud de zancada y pasos largos. La suma de su físico y sus movimientos afinados es el valor añadido de este futbolista. La calidad está en imprimir a cada gesto la dosis perfecta de potencia, velocidad y precisión.
Con el gol en la memoria, no olvida que todas las acciones del juego preparan la acción suprema del fútbol. De cara a la portería cobra especial trascendencia todo lo que hace. Si te encara, no es un prestidigitador del balón pero tiene la facilidad de sacarse de la chistera una finta o regate para arrancar y dejar en seco a su par. Por su afán de encontrar aquel palmo que le permite armar la pierna y chutar, conduce la pelota pegada al pie y, con el instinto para cambiar de ritmo, quien lo defienda es mejor que no parpadee.
Llegados al momento de la gloria, Raúl de Tomas se siente a gusto. Con el cuerpo bien colocado, sabe elegir entre la precisión y la contundencia, entre tirar con el interior del pie o con el empeine en función de la distancia y el ángulo de tiro. En el trascurso de un partido recurre con más asiduidad a la conducción y al tiro que a su presencia en el área. Su pegada parece más resolutiva que su remate a un toque.
Con un aire a Cristiano Ronaldo, su postura es parecida cuando chuta y golpea los lanzamientos de falta, incluso cuando salta de cabeza por su energía y ejecución. La temporada pasada se convirtió en un especialista en golpes francos. Anotó un gran número de tantos con la misma liturgia que el astro portugués, talonamiento, pasitos hacia el balón y golpeo con el empeine para que la pelota aterrice de emergencia sobre el marco rival.
Raúl de Tomás es uno de los jugadores dentro de La Fábrica que más ha crecido en el último año y medio. La comprensión del juego ha sido la clave. Ya no juega sólo para él sino para generar ventajas a favor del equipo.
Es un atacante que cataliza el juego colectivo: de espaldas a la portería rival se muestra y combina; a un toque, dejando la pelota de cara para los que llegan desde la segunda línea, da velocidad al ataque y genera espacios a su espalda; aislado y lejos del área es capaz de guardar la pelota hasta que lleguen refuerzos para mantener la iniciativa.
A campo abierto es voraz. Cuando las acciones de ataque corren hacia la portería, él ya sabe adonde ir. No pide el balón al pie, lo quiere al espacio. En carrera sigue la pelota, la ataca cuando hay pases en profundidad con desmarques de ruptura que toman velocidad de crucero.
O espera en el lado débil de la defensa, donde el balón va a llegar si tienes paciencia y te alejas. Desmarcado entre los centrales, buscando la espalda del zaguero que tiene delante, orienta su cuerpo para enfilar la portería rival cuando la jugada viene de un lado y él la va a resolver esperando en el centro o desde el otro.
Como delantero centro, siente más la necesidad de buscar el balón que de esperar a recibirlo. Sus movimientos buscan atraer a su marca y asestar el golpe de gracia. El desmarque, la potencia y el tiro son compañeros inseparables en el camino del gol que recorre el canterano madridista.
Haber:
– Completo. Es un delantero resolutivo porque combina un físico ideal para el fútbol con sus virtudes técnicas y su conocimiento del juego. Un cóctel de gol, velocidad, arrancada, instinto, pegada y precisión. Va bien de cabeza, chuta con contundencia y es especialista en lanzamientos de falta.
– Mentalidad y ambición. Le gusta ser decisivo y ha aprendido a serlo sin la necesidad de hacerlo todo él. Asume responsabilidades, como marcar y participar en el juego.
– El desmarque. Para combinar, apoya, toca y se mueve. Al contraataque, ataca la espalda de la defensa rival en diagonal o espera entre los centrales en el lado contrario para orientar su cuerpo, cambiar de ritmo y finalizar la acción.
Debe:
– La constancia. El fútbol cada día que pasa será más exigente con él. Para ser delantero de primer nivel debe ser constante, ser protagonista siempre en la categoría en la que juegue y mantener el acierto. A los delanteros quizás no se les obligue a mostrarse participativos en todo momento, siempre que marquen gol. Es una de las cualidades de este jugador, pero en ocasiones se desconecta.
– Intensidad defensiva. Por su naturaleza, requiere frescura para marcar la diferencia. En ocasiones eso provoca que su aportación defensiva pase a un segundo plano. Aunque presiona, repliega y no rehuye al cuerpo a cuerpo, dependiendo del contexto del partido, a veces da una sensación de indolencia.
– Remate en el área. Con el fin de ser mejor jugador aún, necesita perfeccionar una serie de recursos técnicos que le permitan destacar tanto si su equipo juega buscando pases en profundidad o a pocos toques en pleno contraataque, como mantiene la posesión de la pelota. A la antigua usanza, los delanteros centros valían por sus goles llegando al primer palo. Debe conseguir ser tan contundente en esta acción como en las demás.
Raúl de Tomás camina por la senda entre ser jugador de fútbol o futbolista profesional. Esta temporada ya ha jugado en el juvenil División de Honor, ha marcado en la categoría de bronce con el Real Madrid C y Toril le ha dado minutos en Segunda División con el Castilla.
Se trata de un delantero de desmarques y disparo. El tiempo indicará si la ecuación entre potencia, decisión y tiro lo llevan al primer nivel. Hasta el momento, ha aprendido a ser concreto. Sus movimientos benefician al equipo, sabe combinar y aprovechar los espacios libres.
Cuando juega se sitúa en la delgada línea roja entre ser decisivo y protagonista. Este canterano quiere goles y que sean importantes. Ambición no le falta y confianza en sí mismo tampoco.
* Miguel Ángel Montoya es periodista. En la web: zidanesypavonesfc.blogspot.com
– Foto: Real Madrid
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