"Cada acto de aprendizaje consciente requiere la voluntad de sufrir una lesión en la propia autoestima". Thomas Szasz
Final del juego en el Bajo Flores. Racing golea 1-4 a San Lorenzo y se repone en un clásico de la caída en otro clásico, ante River, la semana anterior. Las figuras: cuatro juveniles que no pasan de los 20 años y su arquero, Sebastián Saja, que con tapadas claves apuntaló el trabajo de los jóvenes.
No fue la primera gran actuación ni mucho menos de los pibes de la Academia. Por el contrario, los triunfos del conjunto de Avellaneda en esta temporada suelen tener la firma de algunas de sus prometedoras promesas. ¿Pero quiénes son estos chicos que sorprendieron a propios y extraños en el segundo semestre del 2012?
Sus nombres comienzan a ser cada vez más familiares para el público futbolero. Luciano Vietto, Bruno Zuculini, Luis Fariña, Rodrigo De Paul y Ricardo Centurión (recuperándose de una operación) son el presente de Racing. ¿También serán su futuro?
Presentaremos a cada uno de ellos, empezando por el frente de ataque, propiedad exclusiva de Luciano Vietto. Su documento indica que tiene 19 años, su rostro nos lleva a pensar que no pasa de los 15 y su fútbol parece propio de alguien que ronda los 30. Es que el joven cordobés, que debutara en primera de la mano de Diego Simeone en el 2011, hace simplemente todo bien. Es un manual hecho delantero. Sabe cómo girar, cómo aguantar la pelota, maneja los dos perfiles, un gran remate de larga distancia y frente al arquero no suele fallar. Además, tiene un gesto inequívoco de jugador con muchas aptitudes: hace gala del control orientado. Actuando generalmente como único punta anotó 6 goles en el Torneo Inicial (con triplete ante San Martín de San Juan) y ya lleva 3 en estas primeras nueve fechas del Final. Ya se habló del interés de clubes ingleses e italianos.
Pasamos a hablar de Bruno Zuculini, hermano menor de Franco, actual jugador del Zaragoza (recuperándose de una lesión en su rodilla). Debutó con apenas 16 años en el 2010 de la mano de Claudio Vivas –ayudante de Marcelo Bielsa en el Athletic Club– y recién en el último año logró mayor continuidad, haciéndose de un hueco en el equipo titular. Con el mismo ímpetu de su hermano, carece de rigor táctico y eso hace que las tareas posicionales del pivote central recaigan siempre en su potencial compañero en el mediocampo. Ese desconocimiento de esas funciones le han quitado opciones en otro momento, pero en este Racing frenético y vertiginoso terminó por revelarse con un perfil que no existe en el fútbol argentino: lo que en Inglaterra es llamado como el volante box to box. Lleva 5 goles y 4 de ellos han sido explotando su ataque a los espacios arribando desde la línea del mediocampo. Fue esta virtud la que llevó a Luis Zubeldía a ubicar a Bruno en algún momento como volante por la derecha –posición en la que también se desempeñaba Franco hasta su lesión en el equipo maño–. Además de estos elementos tácticos, ha sido importante desde el plano emotivo por lo que transmite a sus compañeros.
El siguiente es Luis Fariña. Probablemente el más habilidoso, pero también el de mayor cantidad de altibajos. De 21 años, debutó en el año 2009. Su explosión –que se dio recién en las últimas cinco fechas del último torneo– se vio demorada por lesiones de ligamentos y meniscos en sus rodillas. Además, al jugar de enganche, sus posibilidades de ver acción se ven más reducidas en función de las ideas de juego que tenga el entrenador de turno. Su ingreso en el equipo titular ante Godoy Cruz el campeonato pasado revitalizó al Racing de Zubeldía y fue uno de los motivos de que aquel equipo se mantuviera con chances de pelear por el título hasta la anteúltima jornada. En ese puñado de encuentros que disputó el último semestre enamoró al medio argentino con una gambeta con reminiscencias de Pablo Aimar, con menos visión de juego, sí, pero también con mayor presencia física para soportar el hostigamiento de los marcadores. Tras ese boom llegó una oferta formal de Spartak de Moscú, que estaba dispuesto a pagar 6 millones de euros por su pase. Se terminó quedando pese a que tenía el deseo de salir rumbo a Rusia.
Si Fariña no fue vendido no se debió a otra cosa más que a que Ricardo Centurión tenía cerrado su traspaso al Anzhi; el mismo finalmente se cayó al momento de la revisión médica al encontrarle al extremo de 19 años un quiste en uno de sus tobillos. Centu había sido la aparición del semestre pasado en el fútbol argentino. Jugando como volante por la derecha o por la izquierda dibujó un torneo sensacional. Desde que debutó en la primera de Racing ha jugado 24 partidos consecutivos como titular. Conjugando habilidad y velocidad, su fútbol tiene parecidos patentes con el de Ángel Di María. Se habló del Porto y del Benfica como posibles destinos del joven de Avellaneda, pero finalmente el Anzhi iba a pagar más de 7 millones de euros por el 90 % de su pase. Iba a ser la mayor venta en la historia del club. Su futuro hoy es una incógnita. Se espera su vuelta a las canchas para las últimas jornadas de este torneo.
Queda por presentar a Rodrigo De Paul, el más joven de los pibes de Racing, ya que tiene 18 años. Si bien puede actuar como mediapunta o enganche, desde su debut en el la primera fecha del Torneo Inicial lo ha hecho como volante externo. Elegante, atrevido y con una técnica muy refinada, fue uno de los goleadores ante San Lorenzo. Al igual que ante San Martín de San Juan, definió con mucha categoría. Su aparición permitió que el equipo extrañara menos –pese a poseer otro perfil– a Centurión.
Más allá del innegable talento de estos jóvenes, pudieron hacerse un lugar en el equipo por el flojo (o muy flojo en algunos casos) nivel de otros miembros del grupo. El caso más paradigmático es el de Vietto, quien terminó desplazando a José Sand, que había arribado como refuerzo estrella y hoy es vilipendiado por la hinchada de Racing y prácticamente descartado por el entrenador. A su vez, los vaivenes de Zubeldía, que por un lado conspiraron contra la ratificación de una identidad colectiva, permitieron la aparición más asidua de juveniles.
Ahora bien, más allá de la frescura que implica tener tantas jóvenes promesas en el primer equipo, en el corto plazo pareciera difícil que estos chicos puedan ser sinónimo de un título para un club que apenas festejó un campeonato local en los últimos 46 años. De hecho, el último equipo que tuvo como figura esencial de un triunfo a jóvenes fue el River de Aimar y Saviola a comienzos del siglo. Tévez en el Boca del 2003 podría ser otra opción. El Estudiantes de Verón, el Vélez de Gareca, el Boca de Russo campeón de América… todas muestras de equipos que se han consagrado en base a un tronco de jugadores experimentados y quizás con algún futbolista juvenil.
¿Es el objetivo de Racing como club ser campeón, tener una base para ser protagonista asiduamente? Pareciera tener entre sus manos joyas que en el mediano plazo le posibilitarían plantearse objetivos grandes. Sin embargo, algunas muestras claras invitan a pensar que la gente en Avellaneda no puede soñar con esto.
El propio Zubeldía indicó en más de una entrevista que al asumir, uno de sus compromisos era que el club pudiera vender un jugador por 5 millones de dólares cada semestre. El propio presidente de la institución, Gastón Cogorno, dijo que quiere hacer de Racing un “club vendedor”. La primera gran venta que hizo Cogorno como presidente de Racing con Zubeldía como DT fue la transferencia de Valentín Viola, con apenas 21 años, al Sporting de Lisboa, por 5 millones de euros.
La economía de Racing dista de ser ideal. El pasivo es elevado y al igual que prácticamente todos los clubes es deficitario en su funcionamiento. Las malas administraciones a lo largo de décadas derivaron en la quiebra y casi desaparición de la institución a finales del siglo pasado. La movilización popular y el peso de algunas figuras políticas permitieron sobrevivir a la Academia. En ese panorama, donde a la vez se hacen erogaciones altas en figuras que no rinden a la altura de sus honorarios, y con un mercado europeo pauperizado por la crisis, los números cierran cada vez menos.
Por eso, la aparición de fuertes ofertas desde mercados no tradicionales parece que será la norma de ahora en más. Tanto Fariña como Centurión estuvieron cerca de marcharse a Rusia; Gio Moreno huyó de las amenazas de la barra en dirección a China. Por otro lado, en los últimos años Racing sólo vendió hacia Portugal –ya sea al Sporting, al Benfica o al Porto– y casi siempre con un mismo intermediario.
El caso de Viola puede servir como mirador para los otros jóvenes del plantel. De la misma categoría que Fariña, el delantero partió rumbo al Sporting con un puñado de goles y poquísimos juegos como titular. Hoy no tiene continuidad en el club lisboeta y maneja la opción de volver a la Argentina. Centurión y Fariña mostraron su deseo de irse ante la primera oferta, privilegiando el bienestar económico. Vietto, por su parte, parece tener menos prisas.
“Si tuvieran 100 partidos en el lomo, hubieran tenido otras herramientas”, explicó Zubeldía tras una victoria ante Estudiantes en la cual los pibes no estuvieron en su mejor versión. El entrenador muestra cuál es el camino. Precisamente la continuidad en primera, el roce y la experiencia les dará a estos jóvenes la chance de hacerse figuras realmente importantes. Hay que ver si lo logran jugando con la camiseta celeste y blanca.
Vélez o Lanús han vendido a jugadores como Cristaldo, Ricky Álvarez, Salvio o Lautaro Acosta en cifras altísimas y tras haberlos disfrutado al menos dos temporadas. Claro, esos clubes no tienen apremios económicos. Caso contrario ocurrió en River, donde se desprendieron recientemente de Lamela y Ocampos luego de un año de continuidad en Primera.
Pero tampoco necesita mirar esto en otros clubes, sino en su historia reciente. Racing logró foguear una generación que fue la base del equipo campeón juvenil sub-20 de Argentina en el 2007, coronado por el Kun Agüero. Sergio Romero, Gabriel Mercado, Matías Sánchez, Claudio Yacob y Maximiliano Moralez eran de la categoría 87 que estaba llamada a ser importante para la institución. Romero fue regalado al AZ de Holanda luego de dos partidos como profesional; Moralez se fue a Rusia luego del título mundial en Canadá; Yacob quedó libre en junio del 2012 y hoy es figura en el West Bromwich Albion en la Premier League. Ningún título y poco rédito económico dejó esta talentosa camada.
¿Qué hará el club con las joyas de la abuela? No sólo porque ya tiene en su primer equipo a cinco talentos formidables; ya en el reserva esperan otros valores muy importantes como el arquero Juan Musso, el volante Mariano Barreiro, el enganche Nicolas Oroz o el goleador Juan Di Nenno, quien anotó un triplete en su categoría ante River hace dos domingos.
Caso testigo de las disyuntivas de muchas instituciones del fútbol argentino ante la aparición de algún talento, Racing posee en este momento en sus manos la chance concreta de pelear en el mediano plazo con este grupo de jóvenes en el próximo lustro. Dependerá de las decisiones que se tomen y de las intenciones de los jugadores. El futuro de Racing está en sus manos.
* Diego Huerta es periodista y editor del sitio web Cultura Redonda.
– Fotos: Télam – Racing Club
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