"Se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adaptándose al enemigo". Sun Tzu
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Si se le pregunta a cualquiera en Colombia, Sudamérica, y quizás el mundo entero del fútbol, qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre la selección cafetera Sub-20 que hace pocos días clasificó al próximo Mundial juvenil en Turquía, seguramente dirá: “Juan Fernando Quintero”. Él es de los jugadores que cada vez escasean más en un fútbol rocoso, físico y veloz en el que equipos como el Barcelona es vanguardista. Un trequartista hasta la médula. Un talento que pide el balón y lo pasa con acierto en menos de un segundo (en corto y en largo) y con capacidad de inventiva, además. Una perla que tiene un futuro brillante. Aquel que detrás de un jugador como el Tigre, se sentiría feliz.
Hoy por hoy, Pékerman, de gran labor en una selección hambrienta de la grandeza de antaño, debería al menos cuestionarse acerca de su 4-2-2-2 teniendo un recurso como Juanfer, y más porque entraría en lugar de Teófilo, para pasar a un 4-2-3-1. Quintero es un 10 nato. Y con él en el equipo se tendría gran cantidad de variantes sobre el césped.
La Colombia más vertiginosa de Pékerman se vio ante Paraguay, cuando José sacó a Aldo Leao para dar entrada a un jugador tan explosivo como Cuadrado. Sustitución de impacto. Imaginar por un momento a esa selección con Juan Fernando por Teófilo no es difícil. El más brillante de los dragones, James Rodríguez, acompañado en la línea de mediapuntas por Quintero y Cuadrado. Da miedo solo pensarlo. El doble pivote estaría formado por Edwin Valencia, perfecto desde el 4-0 a Uruguay, acompañado por el mariscal Abel Aguilar, quien ha mostrado un nivel superlativo en los últimos encuentros con los colores de la selección. Complementariedad ahí. Macnelly quedaría como una variante para optar por control y reducir el vértigo del juego. Guarín, aunque esté en un punto de forma bueno en el Inter, no es tenido en cuenta por Pékerman. Es de los jugadores que dejó luego de Ecuador, así como Dorlan Pabón.
Colombia trataría mucho mejor la pelota (si bien, ya lo hace de manera notable: la garra charrúa no fue nada contra los pies colombianos) con Juan Fernando. Teófilo, quien a pesar de marcar, marra varias ocasiones por partido, funciona como hombre boya para el juego directo cuando Radamel no puede hacerlo. Más allá de eso, el hombre del Cruz Azul no da efectivos para estar sobre la gran figura de Quintero.
¿Se perdería potencial anotador? No, si lo vemos desde las diagonales de James con y sin balón. Rodríguez, al tirar una diagonal, sería opción de pase para un asistente excelso como Juan Fernando. Cuadrado, a pesar de no tener esa capacidad tan desarrollada, también es una alternativa. Y la punta de lanza, Falcao, se daría gusto con los postres enviados por el repostero de la Sub-20, hasta quedar en verdad gordo. Otro detalle a resaltar es la asociación que pueden tener James y Juanfer en la mitad, teniendo en cuenta que el primero pica hacia el interior a menudo, y así deja el carril a Armero.
La edad no es inconveniente. Basta con hacer memoria del Mundial Sub-20 que tuvo como sede a la mismísima Colombia. Luego de ese certamen, James dio el salto hacia la selección de mayores, y con nota. Pocos olvidarán su partido en La Paz, en el que terminó sin poder tomar una bocanada de aire. En el hipotético caso de que Colombia clasifique al Mundial, Juan Fernando llegaría a Brasil con 21 años. Edad adecuada.
Son muchas las posibilidades para una misión aún por cumplir, la cual no parece ya tan imposible, y que ilumina los ojos de millones de colombianos. Juanfer llama a puerta, Teófilo se cuestiona y Brasil espera.
* Sebastián Duque Sánchez.
– Foto: AP
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