"Hay que recordar que quienes escriben para los imbéciles siempre tienen un numeroso público de lectores". Arthur Schopenhauer
Transcurre la Liga con la languidez de los acontecimientos amortizados. Los últimos meses del campeonato han derivado toda la incertidumbre hacia las posiciones de descenso, como si el título estuviese indefectiblemente adjudicado y nadie encontrara energía para intentar desmentirlo. Se atribuye semejante pasmo al gran diferencial de los dos equipos dominantes respecto del resto, aunque este argumento parece ser válido también en otros grandes campeonatos, pues si el Barça distancia al Madrid en 13 puntos, el Bayern acumula 20 de ventaja sobre el Borussia Dortmund, el Manchester United suma 15 sobre el City y el Paris Saint-Germain aventaja en 11 al Olympique de Marsella. ¿Son todas ellas ligas “escocesas”?
Semejantes superioridades contrastan con la igualdad manifiesta en Champions, que presenta las semifinales más estrechas de los años recientes. Los proyectos del Bayern y Borussia han crecido, el del Madrid se ha mantenido y el del Barça ha menguado. La combinación del crecimiento de unos y la disminución del otro iguala esta gran batalla, pero en ese punto sería conveniente recordar, por ejemplo, que también la final de Wembley 2011 sonaba equilibrada y el Barça aplastó al Manchester. O que las semifinales blaugranas contra Inter y Chelsea se veían de manera muy favorable al equipo de Pep y acabaron cayendo del otro lado. La Champions es reacia a los pronósticos y aunque resulta indiscutible el poderío del Bayern, la contundencia del Madrid, la efervescencia del Borussia y el apocamiento del Barça, la experiencia nos dice que nada acaba siendo como parecía y que los pronósticos evidentes existen para ser desmentidos. El Barça de Tito está hoy en una situación menos halagüeña de lo habitual por méritos propios, lo que no significa que no pueda corregirse y subvertir pronósticos y sensaciones. La corrección tiene cariz táctico y no físico, por más que se le quiera cargar todos los males a este apartado. El Barça no tiene problemas físicos, sino desórdenes tácticos.
– Foto: FC Barcelona
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