"El modelo de juego es tan fuerte como el más débil de sus eslabones". Fran Cervera
A unos de los mejores equipos de la historia de la liga (81 % de victorias y octavo mejor récord histórico), que ha desplegado un juego espectacular con un entrenador novato y que cuenta con el mejor backcourt de toda la liga, un equipo inexperto y con limitaciones como los Pelicans le viene como anillo al dedo (nunca mejor dicho) para ir calentando motores. Los Pelicans, un equipo que se ha sustentado en la colosal actuación de Anthony Davis (por momentos tuvo un PER histórico) para terminar en postemporada, tendrán muchísimas dificultades para defender la línea exterior de Golden State, así como para equipararse a nivel de profundidad de banquillo. La combinación de Bogut con ayudas de Green e Iguodala parece una defensa capaz de reducir las prestaciones de la ceja. Además, el ritmo de juego que establecen ambos equipos beneficia claramente a los Warriors, que afrontará sin reservas el desafío. Si le sumas la idea de que solo llegar a postemporada es ya un triunfo para los Pelicans, parece una ronda plácida para Curry (potencial MVP) y cía.
El salvaje oeste tiene estas cosas, que en primera ronda ya puedes ver enfrentamientos a vida o muerte entre equipos que podrían ser contenders. En este casos, dos equipos sólidos, con talento e igualados en casi todas las facetas del juego. La historia dice que Memphis ha corregido gran parte de sus limitaciones, ha mejorado el tiro exterior, se ha buscado un sexto hombre con experiencia y tiene solidez entre los pívots suplentes. ¿Era esta la idea de mejora de Hollinger? La única duda es cómo llegará Mike Conley después de un inoportuno esguince de tobillo. La experiencia de Memphis, después de haber vivido los mejores años de la franquicia, llega a su punto álgido, será ahora o ahora, y eso debería darle un punto de ventaja sobre Portland, un equipo que también se va corrigiendo en cada cita anual y con un punto menos de urgencia. Los de Oregón han visto cómo su plantilla se reducía debido a una plaga de lesiones que deja al equipo con falta de química y ritmo antes de los playoffs, pero con sus dos piezas fundamentales: Aldridge y Lillard. ¿Será suficiente?
Otro de los tres duelos fratricida del oeste. En este caso, con una aparente ventaja anímica para Houston Rockets. Aunque nadie pueda dar por muerto a Dallas, un equipo que el año pasado fue el que más complicó la vida a los campeones, Harden y Howard comienzan a gastar sus cartuchos para hacerse con el anillo y este se presenta como uno de esos años marcados. Repetir la caída en primera ronda del año pasado podría ser fatal. Después de que Harden haya mantenido al equipo ante la ausencia de Howard, con Smith en un rol que potencia su influencia, Ariza acompañando a muy buen nivel y un puñado de jugadores especialistas, Houston llega repleto de armas, con un equipo físico capaz de defender, pero al que se le nublan las ideas si Harden tiene un mal día. Dallas, por su parte, no ha sabido encajar a Rondo en el equipo y la falta de sintonía con su entrenador, así como con el resto de compañeros, ha convertido a su equipo de posible candidato a todo en posible decepción del curso. A Nowitzki le queda menos cuerda que antaño, pero se presupone que estará listo para los últimos cuartos. La defensa de Chandler a Howard se antoja fundamental para el devenir de una serie abierta que promete emociones fuertes.
Un año codeándote con los mejores de la liga, demostrando que el equipo sigue vertebrándose en dos hombres de cualidades diferenciales (Chris Paul y Blake Griffin), que practicas un baloncesto atractivo para el público y que a la vez resulta competitivo, superas a la gran mayoría de contrincantes, terminas tercero en la tabla empatado a victorias con el segundo y te toca en primera ronda… San Antonio Spurs. Seguro que a Doc Rivers y los suyos no les ha gustado los juegos de azar del destino. Intentarán llevar al extremo la exigencia física de la eliminatoria. Enfrente, un equipo muy descansado, los vigentes campeones, cuyos jugadores no han jugado ninguno más de 30 minutos de media esta temporada (salvo Kawhi Leonard). Si les queda gasolina física y competitiva a un equipo experto en el más amplio sentido de la palabra, es algo que veremos con esta prueba de fuego. Un año más, siento que estos Spurs no llegarán a las finales, que a Ginóbili, Duncan y Parker se les acaba la pócima de la eterna juventud, y un año más puedo acabar rectificando.
Experiencia contra inexperiencia. Es así. Los Bulls son un presente que se juega las últimas bazas de esta generación; los Bucks son un equipo de futuro con mimbres de hacer algo muy serio en dos o tres temporadas. El equipo de Thibodeau ha tenido un curso convulso en la que se ha llegado a rumorear con su salida del banquillo, pero de alguna manera ha logrado vertebrar todas sus piezas justo para el momento importante de la temporada, la fase final. Después de una sorprendente temporada de Gasol, a su mejor nivel, de un Mirotic sobresaliente en su primer año y de un desempeño all star de Butler, los Bulls han podido superar la enésima lesión de Derrick Rose, llamado a compartir protagonismo. Pese a que la defensa ha bajado muchos enteros por los problemas físicos de Noah, la calidad del equipo les ha bastado para andar con cierta facilidad por una disminuida Conferencia Este. Las sensaciones no son buenas, pero debería darle para superar al equipo con las manos más largas de la liga, los Bucks, que a buen seguro arañarán algún partido.
Nadie cree en Atlanta y ya va siendo hora de tomarlos en serio. El primer paso para conseguirlo es ganando a un equipo que presenta la suficiente dificultad como para evaluar la capacidad competitiva de la franquicia. Habrá que ver también cómo afecta a la química interna el conflicto en el que se vieron envueltos Sefolosha y Antic. Se percibe que los Hawks han bajado un poco el listón a final de temporada, pero ese bache debería ser superado con la adrenalina propia de la competición y la certeza de que nunca llegaron mejor a la postemporada. Enfrente, unos Brooklyn Nets que se han enganchado a la carrera por el título muy a última hora gracias a un espléndido Brook Lopez, cuyo derecho a ser hombre franquicia en la serie no deja lugar a duda. Los de Hollins, con un Deron Williams en franca decadencia y un equipo largo e irregular, dependerán de la aportación anotadora de Joe Johnson y Jarret Jack para tener opciones. Ojo, porque puede ser más igualada de lo que parece.
En temporada regular ya se vio cómo el ritmo frenético que Boston le imprime a los partidos puede poner en problemas a Cleveland Cavaliers. Hay mucha juventud en el equipo de Brad Stevens que se siente cómoda en partidos de ida y vuelta. Pero también pudimos observar que cuando Kyrie Irving y LeBron James llevan la manija del equipo y plantean el estático, Boston suele bloquearse con resultados catastróficos. Además, la reestructuración de Cleveland a mitad de temporada con la incorporación de Mozgov y JR Smith parece haberle sentado bien. Cubrió el agujero en la zona y agregó potencial anotador. El equipo ha ganado en profundidad y confianza y hasta los problemas de Kevin Love parecen haber sido superados. Lo cierto es que Cleveland Cavaliers llega con una sensación de dureza y de saber competir tremenda, con un James empeñado en hacer realidad el sueño que tenía a su regreso: ganar un anillo para su franquicia. No parece que Boston pueda ponerle remedio.
El emparejamiento más igualado del este. Pese a que Toronto ha hecho la mejor temporada de su historia, la segunda parte ha sido más irregular en cuanto a juego, y eso, sumado a la declarada ambición del dúo Wall-Beal, parece poner la eliminatoria un punto a favor de Washington. Cabe tener en cuenta que la adquisición de Paul Pierce y la pareja que forman Nene y Gortat en la pintura se traducen en experiencia y competitividad al más alto nivel, asunto del que carecen los Raptors. Si la línea perimetral de Toronto, con Lowry, Williams y DeRozan, se combina en su mejor versión, serán los Wizards quienes tengan que planear en la estrategia que usarán para minimizar su impacto. Eliminatoria abierta que se puede decidir en jugadas fundamentales, por lo que el control de la posesión en jugadas claves será crucial. Y ahí, la experiencia es vital.
* Javier López Menacho.
– Fotos: EFE – AP
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