"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
Si los Cavs ya eran un equipo lebrondependiente en temporada regular, como no podría ser de otra forma con el jugador más influyente en la actualidad, más puede acentuarse esta dependencia si el estado físico de Kyrie Irving le obliga a perderse los primeros partidos de la eliminatoria (y al que hay que sumarle la baja indefinida de Kevin Love). Aunque los JR Smith, Shumpert, Mozgov o Dellavedova han sido actores influyentes durante la eliminatoria contra los Bulls, lo cierto es que en los momentos apretados ha sido el Rey quien se ha jugado las cartas, recordando al de su primera etapa en Ohio. David Blatt se parece cada vez más a Mike Brown, en el sentido de su (in)trascendencia.
Por su parte, Atlanta Hawks, un equipo de la factoría Popovich, llegan a la final de conferencia tras unos complicados Playoffs, donde han ido engrasando sus piezas hasta salir fortalecidos de cada envite. Por fin, el dúo Milsap y Horford parece en plena forma de forma conjunta, por fin Teague adquiere regularidad en sus aportaciones y por fin el equipo se parece más a aquel que maravilló durante los tres primeros cuartos de temporada regular. No ha sido fácil pero están en la final con todo merecimiento, y ahora, liberados de presión, pueden llegar a poner en dificultades a los Cavaliers. Su recuperado poderío interior y la mayor compenetración del equipo, pueden ser sus mejores armas para conseguirlo. Su debe, que no adivinamos entre su plantilla jugadores capaces de parar al Rey. Para pasar, tendrán que dejarlo absolutamente solo.
Los dos equipos que mejor jugaron en equipo esta temporada, GSW y Atlanta Hawks están presentes en sus respectivas finales de conferencias. Este resultado afianza la idea de que el juego colectivo potencia las posibilidades reales de alcanzar un campeonato. En el caso de GSW, se multiplica la sensación por su enorme acumulación de talento. Con Curry como abanderado y creciendo a cada partido que pasa, Thompson cubriéndole las espaldas y un crecido juego interior que superó con nota el reto de Gasol y Randolph, GSW llega a la eliminatoria con aroma a campeón del oeste, pero también con la incómoda vitola de favorito. Sea como fuere, con el descanso justo y la maquinaria engrasada, mucho tendrán que trabajar los Rockets para frenar la línea exterior de GSW, una de sus grandes armas.
Y es que, pese a que Harden sigue a un nivel estratosférico e incluso ha potenciado su faceta como pasador, pese a que la legión de especialistas de los Rockets han rendido a un enorme nivel y pese a que acaban de remontar un 1 – 3 en contra ante el equipo que eliminó a los campeones (Clippers), la sensación es que el equipo gana más por su tremendo derroche físico, por su intensidad y compromiso, por su fe (personificada en Prigioni y esos robos fundamentales del séptimo partido), que por la puesta en práctica de una idea de juego. A la hora de los partidos apretados, habrá que ver con qué hombres cuenta Harden para asociarse en posesiones que definan partidos. Quizás Ariza o Smith, pero en ningún caso un Howard que parece perdido para la causa, como un Goliat eternamente desorientado.
* Javier López Menacho.
– Foto: Reuters
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