Day 4
Una brigada de operarios limpiaba esta mañana a fondo los bajos del local enclavado en la esquina de Balmes con Granada del Penedés. Contrarreloj, ultiman la sede electoral del candidato Bartomeu, que, según parece, se tomará unos días de calma antes de la tempestad. Ha aceptado ya la invitación a debate en alguna radio potente, encuentro que sólo puede discurrir contra sus propios intereses. Mandan las encuestas favorables y hoy, a poco que lo medite, puede permitirse incluso el lujo de evitar las quemaduras de un careo mediático con otros aspirantes al cargo. Mientras tanto, Laporta deshoja su particular margarita. El triplete ha socavado, es obvio, su chance de victoria y al ex, eso de presentarse para perder, como que le disgusta profundamente. El anuncio oficial no llegará hasta principios de la próxima semana, sabiendo que hoy el escenario resulta radicalmente distinto. Laporta debe sopesar la posibilidad de salir derrotado en las urnas, aguantar el tipo, quedarse como jefe, constante y presente, de la oposición gracias a la legitimidad que pueda brindarle su porcentaje final de votos y, a partir de ahí, prepararse para tragar quina, manteniendo la bandera menguante de otra manera de hacer. Duro, muy duro, el horizonte. La variada y variopinta oposición, Martí, se prepara hoy para un panorama cercano al Apocalipsis. Si gana Bartomeu, adiós para un largo rato y si los demás, quienes esgrimen un modelo distinto de gestión e identidad, continúan despistados como en este último lustro, en cuanto se hayan repuesto del disgusto a este club ya no lo reconocerá ni la madre que lo parió. Ésas tenemos hoy: la alternativa consistiría en pergeñar deprisa y corriendo hoy una utópica unidad de acción. No hay margen de tiempo, ni química personal entre el grupo de ‘outsiders‘. Operarios para la eufórica sede de quien se ha visto propulsado por el triplete a velocidad supersónica, dudas existenciales entre el resto, aún cuando se esfuercen en ofrecer imagen de triunfador convencido. Espera la travesía a pleno sol. Y sin cantimplora siquiera, así de crudo.
Agustí Benedito no quiere pactos, sin resignarse aún a su papel de tercero en discordia. Como Freixa, apenas puede aspirar a restar votos a sus ex compañeros si despliega una muy agresiva campaña. A Benedito, tanto recorrido de hormiguita, paso a paso por el camino trazado en su día por Rosell, puede convertírsele en agua de borrajas. ¿Para qué se presentan, pues? La notoriedad pública genera dividendos, baste decir que algún directivo saliente ha mejorado a ritmo legítimo del 25 % anual sus beneficios profesionales, que todo se sabe. El poder, ay, el poder y sus intangibles. Desde que vimos a Bartomeu en el Parque de los Príncipes parisino, allí, entre Sarkozy, Manuel Valls y Monica Bellucci, acabamos de entenderlo todo: la erótica del poder hecha palco. Comienza la contrarreloj para recoger 2.534 firmas y algunos salen desganados, sin el chupinazo de adrenalina que debería provocarles el pistoletazo de salida. Veremos si Laporta es capaz de movilizar todo tipo de poderes y adhesiones para evitar lo que ya parece inevitable. Mañana, más.
* Frederic Porta es periodista y escritor.
– Foto: Josep Mª Arolas (Sport)
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal