"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
Day 32
El Barça es una enorme ONG, la vaca con prolíficas ubres que dan apacible sombra. Basta con darse una vuelta por alguna de las sedes electorales y cubrir territorio con la mirada. Montón de personal pugnando por ver y, sobre todo, ser visto, con cirio pascual colocado en el altar de su santo de devoción, a ver si les concede el privilegio de subir a bordo. Salvo los trabajadores de base –cuyos jefes consideran que el simple hecho de trabajar para el Barça ya les paga las facturas–, precarizados y en constante deterioro de clima laboral porque acaban pagando las presiones sobre sus superiores, cualquier hijo de vecino desea subirse al mejor Lamborghini del terruño, al que mayor autoestima y contactos procura. Feria humana de vanidades, la de estos días.
Hablando de colectivos, lo de Seguiment FCB no sigue ningún cauce lógico. Si sólo deseaban dos puntos muy concretos, resultaba mucho más fácil entrevistarse con los precandidatos y forjar un acuerdo con aquel más sensible hacia sus deseos. A partir de ahí, podían dedicarse a buscarle firmas de apoyo y basta. Ya saben: grada de animación y agencia propia de viajes. Empecemos por la postrer. Desde tiempos inmemoriales, o sea, Núñez y sus manejos, ha sido preferible que te arrancaran las muelas de juicio con alicates antes que desplazarte a cualquier parte con el equipo. Primero, pagabas el gusto y las ganas, carísimo. Después, vivencia asegurada de quedar tirado sea cual fuere la capital escogida. Treinta largos años así, sin visos de solución. ¿Se viajaría barato y en condiciones si la agencia fuera gestionada por el club? Difícilmente, porque se le haría directamente responsable de los desaguisados y desaparecerían las comisiones. Por tanto, archivo eterno.
La grada de animación es una obsesión de cuatro o cuatro mil, da igual, fácilmente reconocibles. Contra el carácter eterno del barcelonista tópico, poco dado a la juerga en el campo, su Liceo futbolístico, Rosell lo tomó como capricho, personal y peligroso. Una y otra vez los Mossos le han dado con la propuesta en las narices, tanto como costó erradicar a los violentos y a quienes se excusan y escudan en el fútbol, en uno de los mayores y menos ponderados aciertos de Laporta. Dale, se empecinan en devolverlos. Al repasar algunos nombres y satélites del llamado Seguiment no cabe otra reacción que pegar un respingo. ¿Qué pretendían? Restar firmas y protagonismo a algunos candidatos, erigirse en falso movimiento de base y acabar legitimados, “obligando”, nótese las comillas, a Bartomeu a aplicar sus dos puntos de programa. En beneficio colectivo, supondrán. No lo tenemos tan claro. Como cuña directiva aplicada por sus santos bemoles y en beneficio de cuatro chicos majos, por invocar el apodo que les dedicara el Ausente. Aquí, a la que te descuidas, entran lobos a manada disfrazados bajo estupendas pieles de cordero.
Lo mejor del día: imaginemos un culé de Ámsterdam o París, leyendo que la junta electoral anula el voto de Cruyff en apoyo de Laporta por defecto de forma. Impagable. Están locos estos romanos. O como ha escrito en Twitter Sid Lowe: “You couldn’t make this shit up”. Ni en el más salvaje de los sueños se te puede ocurrir esperpento similar, en traducción fina. Escuchemos a Johnny Cash, a ver si se nos pasa el pasmo generado por la noticia. Mañana, más.
*Frederic Porta es periodista y escritor.
– Foto: Mundo Deportivo
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