No hay derecho.
Hace años que los jugadores de categorías inferiores sufrimos un via crucis con los balones que nos proporcionan. La combinación de pésimos terrenos de juego con balones ligeros y de materiales que hacen que la bola tienda a “rebotar” impiden que esta circule de manera regular. En muchos casos, además, al cabo de unos meses estos balones tienden a deformarse ligeramente.
Como contaba en un post sobre el césped y las consecuencias de jugar en terrenos más o menos regulares, uno de los problemas grandes que afronta un futbolista y su confianza es tener que pensar en elementos externos en lugar de tener toda la concentración puesta en el juego. Nada más incómodo, más desagradable y mas dañino para el buen hacer que estar obligado a pensar en tener el balón bajo control antes de comenzar a pensar en la jugada a ejecutar.
Como siempre, uno se acostumbra a casi todo. Durante el año vas cogiendo algo de confianza y olvidándote de estas cosas, aunque sigan perjudicando muchísimo: vas tirando.
Lo de este año, sin embargo, ha colmado el vaso.
Antes que nada, que sepáis que para las categorías inferiores, la marca comercial que proporciona los balones (y muchas otras cosas, claro) a la Real Federación Española de Fútbol le entrega un número determinado de balones a cada Federación Territorial para que reparta entre todos los equipos de Segunda B y Tercera. Supongo que recibiremos unos 20 balones por equipo. Bien, es muy importante resaltar que estos balones no son los mismos que los utilizados por los profesionales. Son una réplica, de peor calidad. Es importante porque nuestras quejas no son las de los profesionales que juegan con una pelota totalmente diferente a la nuestra.
Introducido este punto, vamos al grano. Los balones que nos han proporcionado esta temporada no solo tienen la mala calidad de la que os hablaba a comienzos del escrito, sino que están malformados. No son esféricos, no son redondos. Están “ahuevados”. No se ni si existe la palabra, pero si no existe deberían inventarla para describir la herramienta más importante que tenemos que utilizar para jugar al juego.
Por lo que tengo entendido, además, debemos utilizar estos balones. No tenemos la opción de comprar unos de otra marca. Tampoco de utilizar los del año pasado. Sí, esos terribles para jugar donde jugamos pero que, al menos en algunos casos, se mantienen esféricos.
No le veo solución al problema. No la hay. Acostumbrarse un poco más. Ahora no sólo a botecitos irregulares sino a que vayan dando saltitos de lado a lado. Cada entrenamiento, cada partido. A los ojos del espectador externo pudiera parecer un tema menor. Desde dentro, os aseguro que es muy frustrante. Impotencia pura y dura que hace que las vidas de los futbolistas de categorías inferiores sean más miserables, deportivamente hablando.
Os quería informar y transmitir nuestro derecho, seguro que constitucional, al pataleo. Pero también quería hacer algo de ruido. Ruido que servirá de bien poco, lo sé, pero he hablado con suficientes jugadores de suficientes equipos y regiones para afirmar que no es un problema mío, ni de mi equipo, ni de mi grupo de Tercera. Estamos todos igual y no sabemos qué hacer. Merecemos que nos traten mejor, que nos atiendan mejor. Nos sacrificamos mucho, la mayoría va del trabajo al entrebamiento cuatro días por semana y cobramos cada vez menos. Muchísimos ni cobran. Es un esfuerzo grande y no es justo que nos pongan aún más piedras en el camino. No lo merecemos, no hay derecho.
Con este texto no represento a nadie. Ni a los jugadores de mi equipo, ni a mi actual club, ni a ningún conjunto de jugadores de ninguna categoría. Por supuesto, tampoco es opinión del creador de este Magazine. Es una opinión personal, secundada por muchos compañeros tanto de mi equipo como de otros, con los que he hablado y confirmado la cantidad de quejas y lamentos que nos causa el tema.
* Sergi Rojals es futbolista. En Twitter: @eldeu
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