Inexplicablemente, y cuando nadie lo esperaba, con su recién inaugurado roster destinado a luchar por todo (la suma de Bynum y Turner), algo comenzó a fallar. Llámenlo química interna, feeling, llámenlo equis, pero el castillo se ha derrumbado a final de la temporada regular y ahora estos Pacers no son lo que eran. Probablemente los sobreestimamos, o quizás subestimaron la palabra esfuerzo aplicado al colectivo hasta el punto de hacer irreconocible un equipo construido para destronar a Miami. Ahora, Indiana Pacers tiene el reto más difícil, encontrarse a sí mismo mientras busca el título. Se pone a prueba el liderazgo de George y la fragilidad mental de Hibbert en un equipo que cualquier entrenador querría para ir al frente.
Justo lo contrario que Atlanta Hawks. Liderados por un soberbio Paul Millsap, con Jeff Teague en estado de ebullición y sobreponiéndose a lesiones e infortunios (Horford), el equipo que evitó que los New York Knicks sigan vivos a estas alturas, ya tiene su premio: los playoffs. Si ganan, será porque optimizan al máximo las facultades de su plantilla. Mike Budenholzer dejó al maestro Popovich y se ha ganado en un año el respeto de los especialistas. Su equipo merece pasarlo bien.
Una temporada meritoria para el equipo que dirige en los despachos Michael Jordan, que ha hecho de la intensidad en el juego interior y el sacrificio colectivo su bandera. Se han repuesto incluso de un comienzo de temporada adverso, que vaticinaba otro año mediocre. Logró modificar esa tendencia y a los tres cuartos de temporada realizó movimientos que potenciaba su competitividad. Ahora, hasta el banquillo tiene buena pinta. Jefferson se ha instaurado como uno de los hombres grandes más importantes de la liga y su contraste defensivo, McRoberts, se ha desenmascarado como asistente. Los Bobcats no forman parte de las siete maravillas del mundo, pero son un rival incómodo, incluso cuando el rival es Miami Heat. Defienden y rebotean muy bien y si tienen el día en ataque, pueden ganar a cualquiera. Buscarán su primera victoria en playoffs ante unos campeones que se han agarrado a LeBron James como en ninguna otra temporada, pero que tienen la experiencia y el fondo de armario suficiente para no verse sorprendidos. Necesitan su mejor versión coral y un Wade totalmente recuperado en el complicadísimo camino para revalidar el campeonato. Si querían un sparring de categoría, los Bobcats cumplen de sobra esa función.
Mientras que Toronto ha jugado –y sorprendido– por encima de sus posibilidades, depositando sus expectativas en el lógico crecimiento de una plantilla joven y con un Kyle Lowry sobresaliente, el comienzo de campaña de Brooklyn fue dramático. Jason Kidd esquivó la guadaña y ha ido reponiéndose de su desastroso comienzo, amoldándose a su plantilla y probando variantes hasta encontrar un punto razonablemente óptimo del que partir hacia las finales. La mejor incorporación, la de un Shaun Livingston recuperado para el baloncesto. Con una única duda, la de un Kevin Garnett aparentemente perdido –bien suplido por Plumlee y Teletovic–, la sola experiencia de todos ellos debería conducirlos a la victoria (156 partidos de playoffs disputados por la plantilla de los Raptors al completo; entre Pierce y Garnett, 267). Los Nets aparecen en playoffs con un récord desde la mitad de la temporada muy respetable y habiendo ganado siempre a Miami Heat (4-0). No lo parecen, pero pueden ser una alternativa. Ni toda la energía de los Raptors debería detenerlos.
La eliminatoria más incierta de los emparejamientos del Este. Un equipo capaz de reconstruirse pese a la ausencia de su gran estrella y la salida de su segundo mejor hombre (Rose y Deng) y otro que ha llegado a ese punto de madurez que exige un salto competitivo. Desde que mejoraran su juego interior y sumaran experiencia a su dúo mágico (Wall-Beal), los Wizards han demostrado su mayor solidez desde la época de Gilbert Arenas. En Chicago, Thibodeau ha sufrido su más difícil todavía, pero ha vuelto a hacer del esfuerzo colectivo y la defensa su principal arma. Para colmo, ha encontrado su nueva versión de Nate Robinson, el renacido DJ Augustin. La polifacética intervención de Noah en el juego será fundamental en el devenir de la serie. Un asunto de defensa y sacrificio contra ataque y talento.
Aun llegando en su mejor versión del año a playoffs, Memphis Grizzlies no presenta grandes modificaciones ni motivos de peso como para suponerles mayor competitividad. Más bien al contrario, los de David Joerger han sido irregulares todo el año, hasta el punto de que la franquicia parecía estar rectificando sus pretensiones, hasta regresar a la versión Hollins del equipo. Conley sigue, Marc Gasol sigue, Zach Randolph también, pero el acompañamiento es parecido y Oklahoma City sigue tan potente como siempre o incluso más. Se reforzaron con Butler y entre este y Reggie Jackson han asegurado la anotación de banquillo que venía siendo la principal demanda de los aficionados de los Thunder. Por lo demás, Durant en su mejor versión desde que aterrizó en la liga, Westbrook plenamente recuperado e Ibaka amenazando la pintura parecen demasiado para estos Grizzlies de nubes y claros baloncestísticos.
El gran gestor de talento Gregg Popovich ha cuidado con mimo la temporada con el fin de tener su roster dispuesto al enésimo asalto al campeonato. Se dan algunos datos que cargan de optimismo esta primera eliminatoria, pues a su acierto en el perímetro se une al desacierto de los Mavericks defendiendo esa parcela del campo. Además, han ganado los últimos nueve partidos en los que se han enfrentado. Dallas fiará su destino a partidos a muchos puntos donde Ellis, Nowitzki y Carter puedan sentirse más cómodos. Popovich querrá un partido menos abierto y fiado a la interpretación de momentos, donde la experiencia es un grado –y más en este equipo multiforme–. Ginobilli, Duncan y Parker siguen empeñados en prolongar su leyenda. La primera parada será una buena y necesaria piedra de toque.
Dos equipos sobre los que planean tantos elogios como sospechas y entre los que los Rockets parecen contener un mayor potencial baloncestístico. Además, cuentan con experiencia en playoffs, asunto importantísimo en duelos parejos. Durante la temporada regular, los Blazers han desfondado a su quinteto titular para lograr una plaza significativa en la postemporada, lo que podría pasarles factura. Houston tienen un buen arsenal tanto en el perímetro como en la zona. Ojo al papel de Harden en esta eliminatoria, pues cuesta imaginar la manera en la que los Blazers pueden hacerle frente. Con Howard y Asik en la zona, el tiro a media distancia de LaMarcus Aldrigde cobra vital importancia. Y Lillard deberá vérselas con Beverley.
Pronóstico incierto. A los Clippers le exigían un buen entrenador para desarrollar todo su potencial baloncestístico y ha visto su deseo concedido: Doc Rivers. Queda en las manos y sobre todo en la mente de sus jugadores dar el salto competitivo que ansia su sufrida afición. A Golden State se le ha visto más irregular de lo que se presumía, pero la incorporación de Iguodala le ha dado aún más variantes de las que ya tenía. Eso, unido al crecimiento de una plantilla joven, hace de los de Mark Jackson el enemigo que nadie querría en una primera ronda. Parecen tener una idea que defender. Se presume una eliminatoria de duelos abiertos, donde cualquiera puede ser sorprendido en su cancha. Un equipo lo intentará por fuera (Golden State) y otro por dentro (Clippers). El duelo entre Curry y Paul y la capacidad de ambos equipos de reducir sendos impactos será esencial en el devenir del choque. Griffin tendrá que bailar con O’Neal y Bogut (si se recupera), dos rivales defensivos duros de roer.
* Javier López Menacho.
– Fotos: Kim Klement – Jayne Kamin-Oncea (USA Today Sports)
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