Pizzi desnuda a Martino

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Pizzi desnuda a Martino

por RAFAEL LEON el 1 febrero, 2014 • 18:16

1.- El Barça cuaja un inicio de partido sensacional, mostrando cuál es la versión más alta alcanzada por el equipo este año. Los centrales tienen poco peso en la salida de balón, cuya gestión corresponde a Busquets y Xavi. Messi decide cuándo y dónde recibir, mientras que Cesc se mueve en función del argentino. Pedro y Alexis buscan mucho el desmarque de ruptura, haciendo así al equipo profundo y beneficiándose del juego colectivo. Los laterales se incorporan más o menos en función de las características del rival. Se busca jugar a pocos toques. Si se puede contraatacar, se hace. Si el rival está replegado, antes de tratar de profundizar se completa una larga secuencia de pases que facilita la recuperación post-pérdida.

2.- El juego es fluido: Busquets, Xavi y Messi deciden bien y Cesc, Alexis y Pedro (en ocasiones, también los laterales) se mueven de maravilla. Las cosas empeoran cuando el rival ataca en estático, ya sea en la salida (en la que se pliega al equipo, pues si no hay posesión de calidad previa no hay calidad física para presionar, por lo que se evita que Busquets quede solo) o en campo del Barça, también en este caso por las características de los jugadores culés. Pero la auténtica debilidad se encuentra en el balón parado defensivo, ya que el marcaje mixto que actualmente se utiliza funciona aún peor de lo que lo hacía el zonal cuando pasaron a quedar sólo dos jugadores de campo altos.

3.- Globalmente, no está nada mal. Lo que sucede es que este es el plan para un contexto muy específico: rivales netamente inferiores que juegan muy replegados. Ante rivales con otra calidad u otros planes, no se ha advertido plan colectivo sólido alguno, si bien la calidad individual de los jugadores ha permitido resolver la mayoría de los envites.

4.- El planteamiento del Valencia era engañoso. Sin balón, se parapetaba en el sempiterno 1-4-5-1 que viene de maravilla al Barça, además de por lo anterior, porque permite a Busquets iniciar la jugada arriba y no entre centrales y disimular así el peaje de no asumir riesgos, instrucción clara de Martino desde el día uno. Así, cuando el Barça atacaba en estático se encontraba con aquello para lo que está preparado (al menos, en el Camp Nou) y lo hacía muy bien. Como ello le permite además recuperar el balón con solvencia, el partido era suyo por completo.

5.- Sin embargo, desde el inicio se atisbó un detalle que a la postre redundaría en definitivo. Pizzi quería que sus laterales fueran extremos en cuanto su equipo tuviera el balón. En el inicio, los culés sólo lo acusaron cuando el Valencia iniciaba el juego desde la portería, ya que no se concedían oportunidades de transitar por la calidad de la posesión. Pero ya se intuía que esta medida daría problemas. Fíjense en qué hace Busquets tras marcar Alexis: no le felicita, sino que le da instrucciones.

6.- Con todo, la salida che no suponía un problema grave para el Barça. Costaba mucho más recuperar el balón porque Pedro y Alexis, los mejores defensas entre los cinco hombres que juegan por delante de Busquets, estaban retrasados, pero Javi Fuego y Oriol Romeu tomaban malas decisiones y Busquets superaba a Parejo, por lo que los culés podían incluso transitar.

7.- Pero llegó un momento en el que el Barça empezó a jugar peor. Quizá confundido por las oportunidades de contraatacar y el consecuente descontrol o tal vez por las dificultades para recuperar el balón, los culés empezaron a decidir mal. No es algo extraño que en una fase del partido un equipo baje el nivel. Al contrario, es lo lógico. La cuestión es qué queda en esos malos minutos. Y lo que quedó fue la nada. Temblores en cada córner en contra y ausencia total de respuestas ante la idea del Valencia. Apoyado en la profundidad de sus dos carrileros, los extremos y laterales barcelonistas no sabían cómo defender y Busquets estaba más solo que nunca porque Mascherano no podía salir a anticipar dado que los valencianistas llegaban en superioridad numérica.

8.- Esto es mucho más sencillo de lo que parece: cuestión de dudas. Si el Barça duda de su plan, no tiene nada que hacer porque su planteamiento y alineación están hechos para tener comportamientos muy específicos. En el momento en que no sabe cuándo correr, cuándo descansar con el balón, cuándo esperar y cuándo ir a buscar se desnudan los defectos de quien puede ser, ha sido e incluso a veces sigue siendo extraordinario, pero sólo en un contexto muy específico. Y cuando este contexto no lo regala el rival, hay que buscarlo. Y este Barça, ante la más mínima dificultad, no sabe cómo ni qué buscar.

9.- Y no sabe qué buscar porque su entrenador, pese a algunos buenos planteamientos iniciales, no encuentra respuesta táctica alguna cuando su equipo es superado. Y cuando trata de dar alguna, lo que hace es lo contrario: demostrar su escasísima fe en el plan de juego. Hoy quitando a Xavi, como alguna otra vez ha quitado a Iniesta. Y, cuando los jugadores perciben estas dudas, acaban haciendo la guerra por su cuenta como así ha pasado. Pero hasta en esto se echan en falta más instrucciones tácticas, pues ahora nadie corre para Messi. Sí, está muy bien que Alexis o Pedro marquen muchos goles. Pero mucho más importante que eso, para este equipo, era que cuando Messi conducía hacia a un lado corrieran a toda velocidad hacia el opuesto o permanecieran pegados a la banda. Y ya no lo hacen.

10.- Con todo, hoy Martino sí que pareció tener el plan B que no tuvo frente a Athletic, Ajax o Levante pero la expulsión de Jordi Alba nos privó de verlo y nos dejó solo con un puñado de jugadores que parecía que nunca en su vida hubieran jugado juntos ni recibido una consigna táctica pese a haber ganado jugando juntos más que nadie. Dirán que es cuestión de físico o actitud. Bien, vean la segunda parte frente al Levante del otro día. Con la eliminatoria más que resuelta, todos corrían. Y corrían porque sabían cuándo y dónde hacerlo. Hoy no. Y cuándo no sabes cuándo y dónde has de correr, ya puedes recorrer 30 kilómetros que dirán que te ha faltado actitud o físico, pues esa es su explicación a los problemas tácticos que no saben o quieren ver.

y 11.- Un simple detalle como pedir a los laterales que fueran extremos cuando tuvieran el balón sirvió a Pizzi para desnudar las carencias de su compatriota. Su falta de respuestas tácticas, de fe en el modelo de juego e incluso probablemente de trabajo táctico. Aunque sus méritos incontestables (que la inmensa mayoría de jugadores estén muy bien física, actitudinal y anímicamente), unidos al bajo nivel de la Liga, lleven a pensar a la directiva del club en renovaciones, mejor esperar. No vaya a ser que si Parejo ha parecido el mejor Gerrard, Touré parezca la reencarnación de Pelé.