"Cada acto de aprendizaje consciente requiere la voluntad de sufrir una lesión en la propia autoestima". Thomas Szasz
Análisis / Fútbol 2011-2012 / Eurocopa 2012
Tras el empate cosechado ante Italia toca sacar conclusiones. Surge el debate del delantero a la par que se inician las críticas hacia la decisión de Del Bosque. Pero lo que ha provocado dicha confusión en el campo no han sido netamente las decisiones del seleccionador español. Dos futbolistas italianos han sido los culpables de mantener la solidez defensiva en una línea de cinco y la fluidez ofensiva a la hora de iniciar la jugada. De Rossi y Andrea Pirlo, il architteto de Brescia.
El jugador de la Roma era el líbero de una poblada zona defensiva en la que la contundencia reinaba por doquier y la experiencia era la cualidad más definida del conjunto de Prandelli. En este panorama, De Rossi se imponía ante el ataque español, liderado por un Iniesta mágico.
Pero el verdadero causante del gran partido de Italia, que gracias a Prandelli se ha renovado de forma clara, ha sido Andrea Pirlo. A sus 33 años ha liderado a la Juventus al título de la Serie A y llegaba al partido como la estrella de Italia. Era el referente para el resto de sus compañeros. Y así fue, el mejor del partido junto a Andrés Iniesta.
Vicente del Bosque comenzó utilizando a Xavi en la ardua y complicada tarea de cubrir a Pirlo. Pero su extrema movilidad a pesar de su reducido dinamismo mandó a Busquets a encargarse de él en los últimos minutos del primer tiempo. No podía abarcar tanto campo. Y Pirlo, viejo soldado curtido en mil batallas, se aprovechaba de esas situaciones para echarse a la espalda el partido. Es una mezcla entre Xavi y Xabi. Con su llegada a la Juventus vive una segunda juventud, la cual puede ser la mayor arma de Prandelli, encomendado a su cabeza.
A la hora de establecer el complicado engranaje de atravesar de forma técnica la defensa de Italia, España presentaba grandes problemas si el balón no comenzaba en las botas de Iniesta. Y Pirlo era un trabajador más, pero sin excesivas exigencias. Cesare Prandelli liberaba a su estrella para no llamar al cansancio del mediocentro. Y eso, a la hora de distribuir y buscar espacios, se notaba. Era capaz de jugar con los marcajes españoles.
Del Bosque no realizaría ninguna variación en el descanso, salvo ciertos ajustes en la posición de Busquets. Pero continuó España cayendo en la misma tónica. Se obcecaba en la duda del delantero sin caer en la cuenta del verdadero peligro. Y en esta tesitura, llegó el gol italiano.
En un alarde de técnica y aceleración poco característicos de Pirlo, se marchó en el medio campo de su par para, con un pase excelso, dejar solo a Di Natale, recién entrado en el terreno de juego. El goleador del Udinese no desaprovechó la situación batiendo a Casillas.
Siempre ha sido el líder de la azzurra, pero acomplejado por un juego rácano y poco vistoso tenía que conformarse con guardar su fútbol para otra ocasión. Ayer lo descargó. Y España sufrió las consecuencias de no aplicarle una táctica merecedora a su importancia y trascendencia en el partido.
* Carlos Jiménez Barragán es periodista. En Twitter: @CarlosJimenez_B
– Fotos: La Repubblica – AP
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