"La audacia tiene genio, poder y magia. Comienza ahora, ponte en marcha”. Johann W. Von Goethe
Roman Abramovich se decidió a reforzar la delantera del Chelsea con la llegada de Demba Ba, procedente del Newcastle. Su facilidad para hacer goles ha sido la llave para conseguir llegar a uno de los clubes más importantes de la Premier League, aunque su constancia y confianza en sí mismo han sido los pilares en los que se ha apoyado durante todo este tiempo.
Demba Ba nació en suburbio situado al oeste de París en 1985 en el seno de una familia senegalesa, siendo el sexto hijo de los siete que tuvieron sus padres. Desde pequeño mostró grandes habilidades con el balón cuando jugaba con sus hermanos y hermanas.
Con tan solo 12 años fue aceptado en un a escuela deportiva en Saint-Valery-en-Caux, muy cerca del puerto de Le Havre. El colegio estaba situado a 60 kilómetros de su casa, lo que significó hacer grandes viajes y estar durante la semana sin ver a su familia.
“Desde los 12 a los 15 años prácticamente no vi a mi familia. Cada lunes me levantaba a las 5 de la mañana. Mi hermano me acompañaba a la estación, donde a las 6 cogía el tren que me llevaría a la escuela. Los otros chicos llegaban en coche con sus padres. El viernes, después de completar el entrenamiento, debía caminar hasta la estación para coger el tren de vuelta a casa”.
Cuando el jugador cumplió 15 años sus padres se divorciaron, volviendo su padre a Senegal y dejando a su madre a cargo de todos los hermanos.
“Tengo muchos recuerdos de esa época, en la que mi madre siempre tenía problemas económicos. Ella trabajaba duro para poder mantenernos. Yo no sé como lo hacía, pero siempre encontraba la forma de alimentarnos y hacernos felices”.
Los malos resultados académicos del jugador no le permitieron continuar en la academia, por lo que al finalizar la temporada tuvo que buscar un club en el que poder seguir entrenando. Su primera opción fue la de formar parte de las categorías inferiores del Le Havre AC, pero no consiguió superar las pruebas, por lo que durante dos temporadas estuvo jugando en dos clubes amateurs de la zona.
En el 2001 decidió volver a París, donde fichó por el Montrouge, equipo local que contaba con una buena reputación por el trabajo que realizan en las categorías inferiores. Fue aquí donde un entrenador del club tuvo un rol importantísimo en su carrera.
“Durante mi etapa en el Montrouge F. C. un compañero me presentó a Alexandre Gontran, entrenador del club. Después de verme en algunos entrenamientos y partidos me comentó que tenía potencial para llegar a ser profesional”.
Gontram le ofreció la posibilidad de hacer pruebas con algunos equipos profesionales y le reubicó sobre el terreno de juego, transformándolo en delantero centro, en vez de ocupar un lugar en el centro del campo como centrocampista defensivo.
“Él vio potencial en mí para ser delantero y yo acepté sin problemas”.
Las pruebas comenzaron y a su vez vinieron acompañadas de muchas decepciones para Demba. En Francia pasó por el Olympique Lyonnais y Auxerre, mientras que en Inglaterra probó en el Swansea y en el Gillingham, sin conseguir ningún contrato.
“Fui de trial en trial, pero la respuesta siempre era la misma: no. Ellos me decían que tenía buenas cualidades, pero que ya contaban con jugadores de mis características, razón por la que no me daban ninguna oportunidad”.
Centrado en conseguir un contrato profesional, decidió dejar definitivamente los estudios, provocando una gran decepción en su madre, que había luchado por conseguir que sus hijos continuaran formándose. El jugador, pese a los consejos de su madre, tenía clara su decisión.
“Siempre había escuchado que el colegio era el futuro. Pero yo elegí mi propio camino. No contemplaba otra opción que no fuera convertirme en futbolista profesional. Incluso cuando los equipos seguían dándome un no como respuesta, yo no bajé los brazos. Algunas personas se hubieran hundido y perdido la motivación, pero yo nunca la perdí”.
La situación empeoró en el momento en el que el jugador comenzó a sufrir problemas de espalda que le impedían entrenar y jugar. Después de visitar a muchos especialistas, no eran capaces de encontrar el origen de las dolencias que padecía.
Demba tuvo que volver a Le Havre, donde su hermano mayor estaba jugando en el equipo profesional de baloncesto y le consiguió una cita con el fisioterapeuta del club, que le realizó un tratamiento que le permitió estar de nuevo en los terrenos de juego en dos meses.
Al volver a casa, su entrenador y amigo Gontran le consiguió una nueva prueba en Inglaterra, esta vez con el Barnsley.
“El club se hizo cargo de todos mis gastos, pero la prueba no salió bien. Yo estuve durante una semana pero toda la situación fue un poco caótica. El entrenador del primer equipo fue despedido y al día siguiente ya no me permitieron continuar con los entrenamientos”.
Después de un par de meses sin ninguna opción seria apareció el Watford, que le ofreció la posibilidad de entrenar con ellos durante una semana que acabó convirtiéndose en dos meses en los que el club se encargó de buscarle una habitación con una familia y darle un pequeño sueldo.
La situación se fue alargando hasta que pasados cinco meses el entrenador del equipo, Ray Lewington, le informó de la imposibilidad de ofrecerle un contrato al considerar que todavía no estaba al nivel necesario, pero que tenía cualidades para llegar a ser profesional.
La misma historia que ya había escuchado otras veces, aunque esta vez fue diferente ya que se marchó con la convicción de que podía tener éxito si continuaba trabajando duro.
A su vuelta a Francia en el año 2005, Ba firmó contrato con un equipo de la 4ª División francesa, el Rouen, donde su carrera empezó a despegar. Esa temporada consiguió 22 goles en 26 partidos y firmó al finalizar la misma un contrato con un el equipo belga Mouscron. Pese a sufrir una fractura de la pierna después de tan solo tres encuentros, finalizó el año consiguiendo 8 goles en 12 partidos.
Aunque estuvo fuera de los terrenos de juego casi 8 meses recibió la llamada de la selección de Senegal, debutando ante Tanzania con 22 años.
Su siguiente destino fue Alemania, donde permaneció desde la temporada 2007 hasta la 2011 en el TSG 1899 Hoffenheim, consiguiendo 40 goles en 106 partidos.
En el 2011 consigue cumplir un sueño al firmar por el West Ham United y poder debutar en la Premier League.
“Siempre quise jugar en Inglaterra. En el primer partido que jugué miraba mis brazos y podía ver el logo de la Premier League y fue en ese momento en el que me dije: ‘Demba, lo has conseguido. ¡Estás en la Premier League!’”.
Su contrato por tres temporadas y media tenía dos cláusulas. La primera hacia referencia a un mínimo de partidos en los que Demba debía participar; el club tenía dudas sobre el estado de su rodilla. Mientras que la segunda permitía al jugador abandonar el equipo si este no era capaz de mantener la categoría.
Desafortunadamente para los Hammers, la temporada 2010/11 vino acompañada del descenso, permitiendo que Ba llegará libre al Newcastle United. En las urracas dio un rendimiento excelente junto a su compatriota Papiss Cissé, consiguiendo 29 goles en 56 partidos.
En el pasado mercado invernal el Chelsea decidió echarle el lazo por 7 millones de libras, convirtiéndose en el primer jugador senegalés en vestir la camiseta de los blues. De esta forma, el jugador daba un paso más en su carrera.
Sin duda, la carrera de Demba Ba es sorprendente por el hecho de que se trata de un jugador que en ocho temporadas ha pasado de no ser capaz de conseguir un contrato profesional a firmarlo por el actual campeón de Europa.
* Enrique Durán es Director Técnico de fútbol base de los Mamelodi Sundowns de Sudáfrica. Anteriormente fue Coordinador de la FCB Escola.
– Fotos: Reuters – dpa
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