1.- Visto lo visto en esta jornada, resulta fácil resumir que a los dos grandes se les está haciendo la liga demasiado larga. Uno porque ya se siente ganador desde hace mucho tiempo; otro porque una vez llegados al segundo puesto de la clasificación, da cierta pereza siquiera disimular que se va a por el primero. El Real Madrid volvió a ser ese equipo plano, blando y terriblemente desganado de hace más de un mes. Así, se dejó dominar por el Zaragoza menos capacitado para ello de la última década.
2.- Como le ha pasado al Barça en Vigo, al Real Madrid no le ha funcionado la segunda unidad. Destinados a jugar únicamente los partidos de liga, los jugadores de refresco (estos son Callejón, Essien, Kaká e incluso Modrić) no encuentran motivación ni fuerzas para hacer frente a los largos noventa minutos fuera del Bernabéu. De los menos habituales, Marcelo fue el que quiso jugar más y mejor. Sin ser aún el carrilero excelso que era antes de su lesión, el brasileño llegaba al área aragonesa continuamente, y gracias a él se crearon algunas de las pocas jugadas de peligro blancas.
3.- El Zaragoza es sólo uno más de esos equipos que agradecen el estado de ánimo del Madrid liguero, aunque lógicamente no se saca un punto contra los blancos sin buscarlo, cuando menos. Jiménez siguió el camino de baldosas amarillas que le habían enseñado sus colegas triunfadores contra el Madrid y le cerró el trayecto a los creadores de juego merengues, además de disponer una defensa arriesgadamente adelantada. No le condujo finalmente a Oz, pero se desvió por muy poco.
4.- El trabajo del Zaragoza comenzaba con los de arriba. Postiga se hizo fuerte entre Ramos y Pepe a la hora de rematar y bajar el balón y era el primer obstáculo a superar en la salida de balón. Rodri, algo más retrasado, formaba una línea de tres con Montañés a la izquierda y Oriol a la derecha que cegó a Modrić y evidenció las carencias cada vez más acentuadas de Essien. La labor de Movilla y Apoño quedaba así casi plácida. Ellos se encargaban de lanzar a los extremos como cuchillos, haciendo más daño siempre por el costado izquierdo de su ataque.
5.- Incluso antes del gol de Rodri, que llegó en el 6’, se atisbaba el potencial desarrollo del partido. Los maños entraron muy bien en el campo: fuertes al corte, intensos en el marcaje y rápidos a la contra. La pena fue que el tanto local llegara tras un fallo de Modrić, lo que le restó belleza, porque el Zaragoza fue capaz de crear mucho y bueno.
6.- Con el 1-0, Jiménez tenía lo que quería: tenía un Madrid cabreado por el mazazo y perezoso en la remontada. El Zaragoza controlaba el partido y lo peor para el Madrid era la ausencia de Cristiano Ronaldo. El portugués estaba en el campo, pero no aparecía. Pegado a la cal izquierda, estaba desasistido y muy solo, incapaz de ganar los incontables lanzamientos largos que le mandaban sus centrales. Lo mismo se puede decir de Higuaín. Un único error al tratar de despejar de Loovens en un gran partido permitió a Ronaldo salvar un punto.
7.- Algo que me sorprende personalmente es el bajo rendimiento de Callejón en los últimos partidos que ha jugado. Apenas es peligroso en ataque, no acierta en los desmarques y rara vez sirve de apoyo de garantías para sus iguales. Hoy, en un partido hecho a su medida, con una zaga adversaria valiente y alta, Callejón intervino en contadas ocasiones. Si en algo sobresalía de la media el andaluz era en su capacidad de aprovechar las oportunidades de Mourinho. Salía, marcaba y asistía. De eso no se aprecia nada.
8.- Del partido de Kaká poco o nada se puede comentar. Dentro de dos o tres semanas, cuando vuelva a hacer un gran partido, habrá resucitado de nuevo. En vísperas del Domingo de Resurrección era un buen momento también.
9.- Como ya hiciera en Riazor, con premio, Mourinho repitió un triple cambio para tratar de espabilar a su equipo, más ni-ni que nunca. Ni defendía, porque Montañés y Abraham hacían un descosido cada vez que se asociaban para felicidad de Postiga, ni atacaba, siendo Roberto el jugador más cómodo del Zaragoza. Khedira trataría de activar a Modrić, dejándole espacios para pensar. Di María daría electricidad a la parcela ofensiva y Özil haría de Özil. Sólo funcionó el Fideo.
10.- El impacto inicial de la triple permuta fue positivo. El Madrid encerró al Zaragoza y asustó a las gradas de La Romareda, pero no pasó de un ímpetu esporádico que consiguió el efecto contrario al deseado: el Zaragoza encontró más espacios a la contra y permitió a Diego López opositar con credenciales para el partido de Champions League del miércoles que viene. Que Postiga no se fuera con un gol a casa sólo pudo ocurrir gracias al guardameta lucense.
11.- La evidencia que resalta del partido de hoy es que un Madrid sin Xabi ni Özil es un equipo vergonzosamente vulgar y pobre, casi paupérrimo. Cuesta imaginar cómo un equipo que un sábado demuestra tan claramente su carencia de ambición pueda cambiar el chip y afrontar unos cuartos de Champions plenamente enchufado. Por fortuna para el Madrid, el comandante Alonso ejercerá de adalid contra los turcos.
* Jesús Garrido es periodista.
– Foto: Ángel Martínez (Real Madrid)
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