Pequeña historia de los defensas del Barça. Los héroes en la sombra

por el 13 noviembre, 2012 • 14:39

Son quienes guardan el corral; lo mate en el mundo del brillo. Sus nombres no suelen aparecer en las listas de aspirantes al Balón de Oro ni en los titulares de la prensa el día siguiente a los partidos. Desde los tiempos de nuestros bisabuelos, en los que apenas había dos backs que intentaban contener a cinco delanteros, la evolución de esta posición ha sido constante. En este artículo solo hablaremos de los defensas puros, no de los laterales, que tendrán su capítulo aparte. La pretensión de las siguientes líneas es hacer un recorrido histórico y cronológico con algunos de los mejores zagueros de la historia del Fútbol Club Barcelona. Potentes o técnicos, fríos o agresivos, todos han contribuido a crear la leyenda del club y creo que es bueno recuperar la memoria de alguno de ellos, especialmente de los más antiguos, que queda sepultada en el baúl del tiempo. Estos hombres lo merecen porque como dice la máxima futbolística: “Los delanteros ganar partidos pero son los defensas los que ganan torneos”.

Walter Wild

El primer defensa destacado de la historia del club fue… el presidente. En aquellos tiempos de fútbol amateur en los que no se distinguían socios de jugadores y directivos, el primer presidente de la historia del club fue Walter Wild, conocido en la ciudad condal como Gualteri. Era un empresario inglés, íntimo amigo de Joan Gamper, y dirigió con mano de hierro tanto el destino del club como la defensa barcelonista. Como jugador, dicen las crónicas que destacaba por su dominio del balón y su facilidad para pasarlo. Formaba defensa por aquel entonces con Fermín Lomba de la Pedraja, un famoso atleta cántabro al que también le picó el gusanillo de aquel rudimentario foot-ball. La trascendencia de Wild como presidente fue mucho más allá de los terrenos de juego, ya que en su etapa como máximo dirigente cedió un local de su propiedad en la calle Princesa para que fuera local social del club. En 1902 abandonó el club porque tenía que volver a su país a resolver cuestiones profesionales.

Paco Bru

En la primera década de la historia del club destacó como defensor Paco Bru, un poderoso zaguero diestro que intimidaba desde el fondo con sus cejas arqueadas y abundante mostacho. Cuentan las crónicas que tenía gran potencia en el golpeo de balón y que era muy rápido. Señalan que solo le faltaba manejar la pierna izquierda para ser el futbolista más completo de su época. Jugó en el equipo azulgrana entre 1906 y 1911 y posteriormente en la temporada 1915/16. En el ínterin jugó en el Espanyol. Ganó una Copa de España y cuatro de Catalunya. Tras colgar las botas fue un prestigioso técnico que dirigió al Real Madrid y a la Selección Española en los Juegos Olímpicos de Amberes, a la famosa Furia. Llegó a dirigir a selección de Perú en el primer Mundial de la historia, en Uruguay 1930.

El hombre que heredó el puesto de Bru como capo de la defensa azulgrana fue Manuel Amechazurra, el primer filipino que jugó en el F. C. Barcelona antes que Alcántara. Amecha pasa por ser el primer profesional de la historia del club. Era un zurdo un tanto rudo en las entradas pero que tenía calidad con el balón en los pies y un salto de cabeza espectacular del que dan constancia algunas fotos. Formado como medio-ala en el Irish, se recicló como defensa, lo que demuestra que la moda de reciclar medios en defensores no se circunscribe a nuestra época. Jugó como azulgrana entre 1905 y 1915 y entre sus muchos trofeos destacan 3 Copas de España y 4 de los Pirineos. Deportista inquieto, estuvo vinculado a la esgrima, siendo uno de los mejores tiradores de su época. Tras colgar las botas formó una incipiente Agrupación de Veteranos del club.

Emil Walter

En los años veinte hay que destacar a un alemán, Emil Walter, que pasa por ser el predecesor de Ronald Koeman en el club por la potencia de sus disparos. Trabajaba en la ferretería de Costa Ferràn en Figueres cuando el equipo local decidió hacerle una prueba y quedaron sorprendidos por su potencia de lanzamiento. Su fama se extendió como la pólvora tras un gol que marcó desde su propia portería y terminó fichando por el F. C. Barcelona en la temporada 1924-25. Durante ocho temporadas defendió la casaca azulgrana con gran éxito hasta que en 1933 tuvo que retirarse por una grave lesión de rodilla que le dejó cojo de por vida.

Fue invitado a las Bodas de Oro del club y para ello la directiva le consiguió un salvoconducto para que las fuerzas de ocupación aliadas le dejaran viajar. Cuenta la leyenda que cuando cruzó la frontera de Francia había culés vitoreando su nombre. Walter formó una legendaria pareja con Pep Planas, un hombre de gran personalidad y que llegaría a ser entrenador del Barça tras la Guerra Civil. Ambos sostuvieron en defensa al equipo que logró la hegemonía en el fútbol español con la mítica delantera formada por Piera, Arnau, Samitier, Alcántara y Sagi.

En los años treinta y cuarenta, la etapa más complicada de la historia del club por mor de la Guerra Civil y de la llegada de Franco al poder, hay que destacar la presencia de Ramón Zabalo, uno de los futbolistas más regulares de la historia del club e injustamente olvidado en nuestro tiempo. El de Fortpienc fue un defensa expeditivo, un excelente marcador que nunca dio una mala patada. Era un especialista en la anticipación y destacaba por su limpieza extraordinaria, siendo considerado un caballero del fútbol por todos sus rivales. Durante ocho temporadas fue el líder espiritual del equipo y todo un referente para los jóvenes. Jugó el Mundial de Italia 1934 con la Selección Española, con la que llegó a disputar 11 partidos, cifra apreciable teniendo en cuenta que discutía el puesto a Ciriaco y Quincoces. Tras su retirada tuvieron que soportar la difícil travesía de los cuarenta Josep Curta y Jaume Elías, dos jugadores que siempre cumplieron con profesionalidad y disciplina.

A principios de los cincuenta surgió una figura que ha sido referente de los centrales azulgrana durante décadas: Gustau Biosca. Fue un elegante defensor que destacaba por su anticipación a las jugadas: pensaba un segundo antes que los rivales, lo que le valía para recuperar el balón. Con el cuero fue el primer central en la historia del club en tener una salida clara y una conducción del balón elegante, algo que ha sido santo y seña de los defensores azulgrana desde entonces. Fue uno de los primeros futbolistas mediáticos y eran conocidas sus andanzas tanto en el césped como en la vida social barcelonesa. Extravagante en ocasiones, llegó a presentarse a un entrenamiento del equipo montado a caballo blanco que le prestó un amigo comandante de un Cuartel de Caballería. Llegó al entrenamiento dirigido por Daucik y se dirigió al técnico al más puro estilo indio: “Hau, Toro Sentado te saluda”. Pero más allá de la anécdota, fue un central de máximo nivel, que un una década en el club jugó más de 200 partidos y que logró dos Ligas y una Copa de Ferias entre otros títulos.

A la sombra de Biosca creció el que para muchos es el mejor central de la historia del club, Ferràn Olivella. En sus primeros años, con Balmanya como técnico, se formó como lateral, pero según fue adquiriendo madurez terminó comandando el centro de la defensa. Seguro y sobrio, destacaba por su gran personalidad y capacidad de liderazgo, por lo que llegó a ser uno de los capitanes legendarios del club. Jugó toda su carrera en el Barça, superando los 500 partidos y siendo protagonista en el logro de tres Ligas, dos Copas de España y tres Copas de Ferias. Fue 21 veces internacional y fue el capitán español que levantó la Eurocopa de 1964. Por aquella época también destacó otro central canterano, Francesc Rodri, un hombre corpulento, sobrio y con gran carácter. Las lesiones y la irrupción de Garay hicieron que no lograse ser un hombre hegemónico en el puesto.

Ferràn Olivella

 

El inexpugnable Jesús Garay llegó a Can Barça en 1960 cuando ya tenía 30 años. Con los 6 millones de su fichaje, el Athletic Club financió la grada que es conocida por su nombre. Era un futbolista imponente, poderoso en el juego aéreo y con enorme clase en la conducción del balón. Jugó cinco temporadas en el equipo azulgrana pero solo dio un gran rendimiento en las tres primeras por imperativos de la edad. Formó parte del equipo que disputó la desgraciada final de la Copa de Europa de 1961, la de los postes, en la que el equipo azulgrana no pudo hacerse con el titulo ante el Benfica a pesar de contar con hombres como Ramallets, Kubala, Kocsis o Luis Suárez. Para sustituir al central vasco llegó el gaditano Paco Gallego, el considerado mejor central español de la época, un hombre que compaginaba contundencia en las entradas con elegancia en la conducción de balón. Llegó al club en 1965 tras una gran etapa en el Sevilla y permaneció en la plantilla durante una década. Por su carácter y vehemencia se ganó el favor de los culés en un periodo en el que logró una Liga, dos Copas de España y una Copa de Ferias. Terminó volviendo a Sevilla para acabar su carrera pero parte de su corazón quedó en Barcelona y siempre es uno de los hombres más emocionados en los encuentros anuales de la Agrupación Barça Jugadors. Junto a Gallego se formó Toni Torres, central con gran determinación que fue titular del equipo durante once temporadas, entre 1965 y 1976. Formó una recordada pareja de centrales en el título de la Liga de la temporada 1973-74 junto al elegante central gallego Quique Costas. Fue el prototipo de hombre de club, siempre trabajando a favor del colectivo y que tras su retirada siguió trabajando para la entidad. Falleció con apenas 59 años, pero hoy en día su yerno Guillermo Amor y su nieto Guille siguen manteniendo vivo su recuerdo en el club, el primero como director deñ fútbol formativo y el segundo como jugador del Alevín A.

 

Migueli

En los setenta llegó al club un junco ceutí con un poblado mostacho. Se llamaba Miguel Bernardo Bianquetti pero se le conoció como Migueli. Era un superdotado físico, el sobrenombre de Tarzán le iba al pelo. Excelente en el marcaje y en el juego aéreo, tenía una gran anticipación y poseía una técnica impropia de un central de su complexión. Durante casi dos décadas fue el referente en el centro de la defensa azulgrana, un jugador siempre fronterizo con la épica. En la final de la Recopa de la temporada 1978-79 llegó a jugar con la clavícula rota. Encarnaba algo así como lo que hoy en día representa Carles Puyol para el equipo. Formó pareja con hombres como Pep Moratalla y Antonio Olmo, el sobrio líbero y capitán del equipo en la etapa de Udo Lattek. Su pareja de baile más recordada es José Ramón Alexanco, el elegante central vizcaíno con el que marcó una época. Con ambos como columna vertebral del equipo, se logró volver a ganar la Liga en la temporada 1984-85, tras once años de sequía. Talín era un defensor elegante, muy bueno sacando el balón jugado en conducciones e infranqueable en el juego aéreo.

 

Ya en la etapa de Johan Cruyff como entrenador, el gran referente fue Ronald Koeman. El elegante cuatro holandés era todo un organizador desde el fondo, un jugador preciso en los envíos de cuarenta metros. Especialista en los lanzamientos a balón parado, logró el gol de la final de la Copa de Europa ante la Sampdoria que significó un cambio histórico para el club. El único defecto defensivo del holandés era una lentitud que compensaba con su gran colocación. Por aquella etapa, con las defensas de tres que planteaba Cruyff, tuvo como compañeros de faena a los sevillanos Nando Muñoz y Ricardo Serna y el brasileño Aloisio Pires, hombres que sufrían bastante con la defensa adelantada pero que terminaron por adaptarse al peculiar sistema. En esa etapa, el mallorquín Miguel Ángel Nadal pasó de ser un interior con gran llegada a convertirse en el mejor central del fútbol español y un hombre que aguantó en la élite hasta casi los 40 gracias al transito desde el medio campo hasta la cueva.

Posteriormente, pasaron por el puesto hombres como Abelardo Fernández, Philippe Christanval, Mauricio Pellegrino o Frank De Boer en tiempos convulsos en lo institucional que no favorecieron su total adaptación aunque en el caso del asturiano tuvo un rendimiento aceptable. Nadie se consolidó en el puesto hasta que el gran Carles Puyol se reconvirtió a central desde el lateral derecho. Nada se puede aportar desde estas líneas sobre el gran capitán que no se haya escrito con anterioridad. Su profesionalidad y compromiso son ejemplares y marcan una línea de trabajo de la que no pueden salirse sus compañeros. Puyi formó una excelente pareja central junto al mexicano Rafa Márquez, un elegante central diestro que poseía una magnífica salida de balón. Por el puesto también pasó Oleguer Presas, un buen profesional con unas condiciones más que discutibles para jugar en el fútbol de élite. En esa época también llegó al club el argentino Gaby Milito, un hombre muy lastrado por las lesiones. Quien finalmente se hizo con el puesto fue Gerard Piqué, el corpulento y elegante nieto de Amador Bernabéu, que se adaptó de inmediato al esquema de Pep Guardiola y que junto a Puyol ha formado durante años una de las mejores parejas de centrales del fútbol mundial.

El futuro de este puesto en La Masia tiene dos nombres principales a mi juicio: Marc Bartra y Xavi Quintillà. El primero ya forma parte de la primera plantilla y tiene todas las características ideales para consolidarse en el equipo. Rápido y elegante, tiene una magnífica conducción de balón con la que es capaz de batir líneas rivales. En el caso de Quintillà siempre ha ido un par de años adelantado respecto a sus compañeros de generación en la cantera. Apenas tiene 16 años y es un hombre consolidado en el Juvenil A que puede jugar como lateral izquierdo pero que terminará rompiendo como central. Por su velocidad y trato del balón el futuro es suyo si no encuentra contratiempos en el camino.

* Ángel Iturriaga Barco es Doctor en Historia y miembro del GIHNT (Grupo de Investigación de Historia de Nuestro Tiempo). Autor de ‘Diccionario de Jugadores del FC Barcelona’ y ‘Diccionario de Técnicos y Directivos del FC Barcelona’.


– Fotos: FC Barcelona – Deutsche Akademie für Fussballkultur – El Periódico – EFE




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