1.- Mientras en Israel hay un chaval español que está llamado a ser nombrado mejor jugador de la competición europea sub-21, en Brasilia Neymar esperaba su momento para comenzar a instaurar su dictadura futbolística. Esta Copa Confederaciones, no nos engañemos, está pensada para tres cosas: comprobar si el gigantesco país sudamericano está preparado para albergar una competición intercontinental, para que España luche por ganar el único título que le falta y para que Neymar se presente ante el mundo antes de su salto a Europa. Esto último se puede aplicar también a Isco, aguardando salir de la Costa del Sol a un grande.
2.- Y bueno, la Canarinha también quiere testarse, comprobar cómo se encuentra antes del mundial, su único y verdadero objetivo. Pues bien, después del primer encuentro oficial de Scolari tras su vuelta al equipo podemos decir que sí, que todavía falta hacer algo más para coser la sexta estrella verde a la camiseta amarela. Brasil hace muchos años era como Sharon Stone en Instinto Básico, una belleza indiscutible, seductora, que te atrapaba y te asesinaba. Lo bonito de Brasil sigue estando por fuera, pero el interior ha perdido cierto encanto.
3.- Con Scolari la pareja de mediocentros es innegociable. Ganó en Japón con Kléberson y Gilberto Silva y al menos por ahora tiene intención de levantar la Confederaciones con Luiz Gustavo y Paulinho. Ambos son jugadores de un trabajo extraordinario, que cubren una porción amplísima del terreno de juego, pero ninguno es un especialista sacando el balón jugado. Esto crea un atasco en la medular brasileña que sólo permite la correcta progresión del balón inclinando el juego hacia la izquierda, hacia Neymar.
4.- El resultado, en realidad, es engañoso en cierto modo. Con un 3-0 para Brasil, puede parecer que arrolló a Japón, y tratándose de Brasil se pensará, si no se ha visto, que ha sido con un excelso juego bonito. Pero lo que ha pasado en la capital federal ha sido que Brasil ha aprovechado la inocencia de Japón desde el comienzo del choque sin necesidad de jugar de maravilla, algo que le cuesta y le costará conseguir. Zaccheroni prefería evitar una goleada a probar a atacar la defensa brasileña con ataques estáticos o presiones altas. Ninguna de las dos cosas sucedió, ni con 1-0 ni con 2-0.
5.- La selección nipona se encontró demasiado pronto con un gol en contra que sin embargo no cambió sus planes. Tanto, por cierto, de una belleza enorme, en tres toques precisos y preciosos. Marcelo, Fred, Neymar y para adentro, en el minuto 3. Brasil a dormir el partido y Japón a esperar algo, quizás un error de David Luiz, un hueco a la espalda de Marcelo, un rechazo, una pestaña dentro del ojo de Júlio César… quién sabe. El caso es que Japón no se atrevió en ningún momento a ir a buscar a Brasil con miedo a sufrir dolorosos contragolpes.
6.- Su mejor jugador, Shinji Kagawa, apenas se dejó ver, más por voluntad ajena que propia, probablemente. El red devil, escorado en la izquierda, perdía trascendencia en un equipo japonés que dependía entonces únicamente de la motivación de Honda, una opción bastante arriesgada teniendo en cuenta la capacidad del jugador del CSKA de ser intrascendente. Sólo cuanto entró Maeda al campo, un ‘9’ puro, tensionó la relación forzosa pero estable entre Thiago Silva y David Luiz.
7.- Con ventaja casi todo el partido, Brasil estaba extremadamente cómoda, sin necesidad de crear para buscar la portería, tocaba sin prisas para que Neymar imprimiera velocidad y calidad a los últimos metros. Hulk apareció un par de veces en la derecha para romper a Nagatomo, y o bien buscar el disparo o un centro que no encontró compañero disponible. Los que mejor acompañaron el ritmo de Neymar fueron Marcelo y Fred. El madridista siente a Neymar como su complemento ideal en la izquierda, los dos son técnicos, ágiles y de pensamiento y ejecución veloz. Mientras, el delantero buscaba aprovecharse de los movimientos del culé para crearse un gol que no llegó.
8.- Con Júlio César sin casi entretenimiento comenzó la segunda parte y lo hizo igual que la primera. Un balón al área nipona que Paulinho paró y disparó. Sin dilación, que pensar en el área es muy malo. Recepción y reacción. El del Corinthians es otro de la nueva camada que empieza a llamar a gritos a Europa. El 2-0 no hizo sino acentuar las rutas que estaba tomando el partido. Brasil gestionaba y Japón seguía pacientemente esperando, esta vez a que Maeda tuviera puntería, o suerte.
y 9.- Quizás lo más destacable del segundo tiempo en el estadio Garrincha fue el abucheo que recibió Felipão cuando sustituyó a Neymar por Moura. Hay que entender al bueno de Scolari: depende y mucho de la salud y el estado del ‘10’ (su nuevo dorsal en Brasil) y se le encogió el corazón cuando vio la cara de dolor de Neymar por un golpe en el costado. Cambio, y que piense ya en México. Al final, cuando se acababan los minutos y crecían los espacios, apareció la lucidez y la precisión de Oscar para poner un balón delicioso a Jô para cerrar el partido inaugural.
* Jesús Garrido es periodista.
– Foto: AFP
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