Pasan pocos minutos de la medianoche del sábado 4 de julio y nuevamente Argentina se queda a las puertas de un gran título por selecciones. Esta vez el golpe aún es más duro, la gloria aún estaba más cerca. Los penaltis evitan un título que lleva buscando 22 años. Sólo siete disparos bastaron para evidenciar que tampoco era el día de la albiceleste. Messi y sus compañeros se quedaron nuevamente a un escalón de la gloria.
Los dos primeros lanzamientos, muy importantes para abrir cualquier tanda, son convertidos con solvencia por Matías Ferrnández y Leo Messi, lo que incrementó aún más la tensión. Arturo Vidal transformó el tercero con la mano de Romero muy cerca de detenerlo. Higuaín se dispuso a resolver el cuarto. Sus prisas en el protocolo previo y una exagerada carrera de impulso desmotraban un claro nerviosismo ante tal momento de responsabilidad. Su chut se marchó muy por encima del travesaño. Charles Aránguiz demostró un muy buen manejo de la tensión del momento y marcó su lanzamiento. No estuvo tan acertado Éver Banega, que realizó un lanzamiento demasiado tierno y centrado para un Claudio Bravo mucho más entero que su rival. Alexis Sánchez se regaló su momento de gloria, ya mucho más relajado y con la relativa tranquilidad emocional de tener una red de seguridad en el lanzamiento. Probablemente por ello se atrevió a acabarlo con una especie de panenka. Fueron siete breves desafíos que otorgaron a Chile la primera Copa América de su historia y que dejaron a Argentina a las puertas del que hubiera sido su 15º título continental.
¿Pero es sólo eso? Pasados unos largos 120 minutos, ¿se trata solo de una cuestión de fortuna?
Domingo 28 de junio. Partido final de la promoción de ascenso a 2ª División B entre la Pobla de Mafumet, actual filial del Nàstic de Tarragona, y el Gerena andaluz. Alberto Varo, portero local, se dispone a lanzar el primero de los penaltis de la tanda. Justo en ese momento pienso que, en el resultado de esta acción, estará la eliminatoria. Lanza Alberto Varo y marca. ¡Ejecución perfecta!
Ahora es fácil decirlo, pero fue sin duda una decisión arriesgada y con valor. Aplaudo la valentía de Martín Posse (entrenador local) y, sobre todo, la de Alberto Varo para asumir dicho papel protagonista. No se trataba de un penalti más de la decisiva serie, sino que era el penalti. Los hechos posteriores apoyan mis sensaciones.
Inmediatamente después de la citada acción, Alberto Varo detuvo el lanzamiento del jugador del Gerena. La inyección de confianza que había acabado de recibir le hizo completar una tanda de penaltis espléndida. La Pobla de Mafumet consiguió el ascenso.
Mucha gente cree que los penaltis son una lotería. He sido lanzador toda mi carrera y tengo especial fijación cuando el fútbol nos los ofrece. Y creedme, no es cierto. Como cualquier otra parte del juego, tiene su dificultad. Es un aspecto infravalorado por los aficionados. Cada vez se fallan (o se paran) más penaltis. Los estudios de los lanzadores por parte de los porteros, el entrenamiento de factores psicológicos y la lectura de la posición del cuerpo lo explican.
Ejemplos: Cristiano Ronaldo, Totti.
Ventajas: los factores externos influyen poco en el lanzamiento. Eso sí, el disparo debe ser potente para evitar que el portero llegue al balón en caso de acertar el lado.
Inconvenientes: no puedes lanzar siempre al mismo lado porque los porteros te estudian y te calan rápido, con lo cual debes tener, como mínimo, dos lanzamientos mecanizados.
Ejemplos: Koeman, Del Piero, Mendieta
Ventajas: es el más seguro. Si se hace bien, es infalible.
Inconvenientes: para mí es el más difícil. Es imperativo ser muy bueno. Existe el riesgo que el tiempo se te tire encima. Requiere mucha tranquilidad y una mentalidad fuerte.
El lanzador aguanta al portero, pero no apura hasta el último momento. Tiene la idea preconcebida de lanzar a su lado de seguridad en caso que el portero también aguante.
Ejemplo: Messi.
Ventajas: tienes dos posibilidades, A y B, lo que proporciona tranquilidad interna.
Inconvenientes: el riesgo de quedarte a medias. No hacer caer al portero a un lado y que el lanzamiento no sea ni tan fuerte ni tan preciso como cuando lo tienes claro de salida.
Rotundamente sí, tanto si tu forma de chutarlos es la A, la B o la C. La mecanización, como en la mayoría de cosas en futbol, da confianza. Y, como hemos dicho antes, la confianza te ayuda a que el porcentaje de acierto sea más alto. Es evidente que la presión de un partido no lo encontraremos nunca en un entrenamiento, pero se pueden buscar fórmulas para acercarse a ello (competiciones individuales entre compañeros, duelos directos para decidir lanzadores…)
Ha tenido una evolución en sus lanzamientos de penaltis. En sus inicios utilizaba el método B (aguantar al portero). Este hecho se hacía aún más evidente cuando sus niveles de confianza estaban a máximos
Ejemplo del año 2010: Messi aguanta AL portero, mira y va a lado opuesto cuando aquel cae
Cuando no marca algún penalti y su confianza baja, cambia su método hacia el modelo C (mixto): aguanta, pero no al límite. Si la cosa no está clara, acaba chutando a su lado de seguridad, que es su derecha. Eso mejora sus registros.
A partir de ahí los porteros lo empiezan a estudiar y adivinan sus lanzamientos. Prueba de ello es que en los tres penaltis no transformados del 2014/2015 los porteros se lanzaron al mismo lado, el de seguridad de Messi.
Tres penaltis fallados en la temporada 2014/2015: los tres porteros van al mismo lado
Más datos de los 13 penaltis que no ha marcado: 7 han ido a la a derecha (lado de seguridad) y en 9 los porteros también se han lanzado allí.
Más de 15 años chutando penaltis y habiendo pasado por todos los escenarios creo que me dan cierta experiencia para asegurar que todo lo que os he explicado pasa por la cabeza de cualquier lanzador. No es tan fácil como se pinta a veces. En futbol es conocido el siguinete tópico: “Los penaltis sólo los falla el que los lanza”. Yo hoy os dejaré otro…
Pep Marí, gran psicólogo deportivo y amigo mío, tiene una frase genial que creo que describe a la perfección los momentos de tensión: «Ser un valiente es estar muerto de miedo y a pesar de eso subir al caballo». Una gran verdad. Los penaltis no son fáciles ni cuestión de pura suerte.
* Álex Delmàs es exfutbolista y analista.
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