Para intentar conquistar la Champions, el Pep Team deberá pelear por la Liga aún a sabiendas de que la tiene irremediablemente complicada. No hablo de orgullos ni emociones, ni estados anímicos, ni de dinámicas grupales. Hablo del ritmo competitivo imprescindible para luchar por esa Champions que jamás ha permitido, desde que dejó su formato de Copa de Europa, ser levantada dos veces seguidas por el mismo equipo. La misma idea sirve si sustituimos Champions por Copa del Rey. Si el Barça quiere conquistar la Copa ante el Athletic, en fecha y lugar todavía desconocidos, sólo podrá lograrlo si lucha cada partido de Liga como si tuviera reales opciones de superar los diez puntos de desventaja con el Real Madrid. Insisto: y no por razones anímicas, sino porque sólo se puede llegar en plenitud a los grandes fastos de mayo si se mantiene, corrige y mejora el estado de forma de los futbolistas como si en cada partido se jugaran el ser o no ser del curso. Lo diré de otro modo: ¿Imaginan un Barça que sólo afrontase a máximo ritmo ocho partidos desde hoy y hasta finales de mayo? Menudo disparate: siete partidos de Champions más la final de Copa en las próximas 15 semanas… En especial para un equipo que ha convertido la disputa de dos encuentros semanales en rutina y palanca para sus éxitos. No tendría ningún sentido romper este ritmo que ya está incrustado en los músculos de la plantilla y concentrar las energías en ochos partidos dispersos en tres meses y medios. Eso sí sería tirar las opciones de Champions y Copa.
Para intentar conquistar estos dos títulos, el equipo de Guardiola necesita de manera obligatoria competir todos los puntos de la Liga como si fuesen los últimos de sus vidas. No por la idea de remontadas mediáticas, ni subidones adrenalínicos, sino por el estado de forma, ese estado casi intangible que el deportista se va construyendo a base de pequeñas subidas y bajadas, ascensos y recaídas, en parte físico, en parte técnico, y también en parte emocional. Jugadores y entrenador, de quienes no tengo ni la más leve duda que recorrerán un camino similar al que planteo. Así lo han hecho en años anteriores, por cierto con procesos muy similares: excelentes puestas a punto en la primera fase de las temporadas (mediados de octubre a mediados de diciembre), espesos enero y febrero, excepcionales finales de temporada. Y jamás han tirado un partido ni una competición. Se habrán equivocado, sin ninguna duda, y cometido errores, pero siempre han competido, que es la exigencia y el barómetro del deportista.
Contra algunas opiniones muy respetables, pienso que el proyecto del Pep Team está más en su adolescencia que en la jubilación. Podremos comprobar si es así en las próximas 15 semanas.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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