Pedro Pablo Pichardo Peralta (4P) es un fenómeno. Saltos monumentales y también su personalidad le convierten en uno de los atletas más mediáticos del campo y pista cubano actual.
Su primera clarinada internacional se produjo en 2012, cuando se coronó, con un registro de 16.79 metros, entre los juveniles que compitieron por el título mundial en Barcelona. Desde entonces ha saldado con medallas todas sus incursiones en campeonatos mundiales (no ha debutado a nivel olimpico): subcampeón mundial por partida doble (Moscú’13 y Pekín’15) y también ganó la presea de bronce en la edición bajo techo de Sopot’14.
Pichardo sabe lo que quiere: ganar. Por eso guarda su experiencia en Pekín con cierto recelo, tras no poder superar al estadounidense Christian Taylor en la final del campeonato mundial. Fue un desenlace plateado para un 2015 fantástico en el que el joven cubano materializó cinco saltos superiores a 17.90, tres de los cuales fueron válidos para optimizar el récord nacional de Cuba. Cerca de 18 años estuvo vigente la marca de 17.85 lograda por Yoelbi Quesada en agosto de 1997. Se sostuvo hasta el 8 de mayo de 2015 en el que Pichardo se estiró hasta los 17.94 y puso fin en La Habana (Cuba) a su liderato. Siete días después, llegó el 18.06 (15 de mayo, Doha, Catar) y luego el 18.08 (La Habana, 28 de mayo) que ahora mismo le sostiene como líder en Cuba y cuarto del listado mundial de todos los tiempos.
Pero 4P encontró en Taylor una brillante oposición y a pesar de los legendarios brincos tuvo que conformarse con el título panamericano como el único galardón de la temporada, pues el estadounidense se quedó con la Diamond League y con el consabido oro mundial. Sin embargo ha convertido la rivalidad en motivación, a sabiendas de que ya ha tatuado su nombre en la historia del triple salto cubano y de que con los 22 años que recién ha cumplido tiene por delante un largo camino para recorrer.
«Yo llego al triple por mi papá. Estuve en el atletismo desde los 6 años en Santiago de Cuba, haciendo las pruebas combinadas –es una práctica habitual en las categorías iniciales hasta que los preparadores logran dilucidar las principales virtudes del atleta–, pero nunca llegué a encontrar un lugar en el que me sintiese verdaderamente cómodo.
Mi papá siempre confió en que podría llegar a hacer cosas grandes en el atletismo. Por eso pone fin a la misión de colaboración en Venezuela en la que estaba y regresa para entrenarme, porque yo no tenía resultados. Ahí, a los 15 años más o menos, empezamos a probar con el triple y aunque no hice algo del otro mundo cuando empecé, me sentía bien y seguimos».
Pregunta.- ¿Todo se reduce al universo que ha construido junto a su papá Jorge Andrés Pichardo?
Respuesta.- Él me enseñó a hacerlo, me preparó y los resultados en esta modalidad son los que me llevan al equipo nacional. Estoy completamente adaptado a trabajar con él y hacer las cosas a su manera. Tenemos una relación muy cercana, confianza y compenetración. Está presente en los entrenamientos y, por supuesto, repercute en mis resultados.
P.- ¿Qué espera de un entrenador?
R.- Comprensión, eso es lo primero. Se hace necesario que haya buena comunicación, en ambas direcciones. Yo lo escucho pero me gusta que se me escuche también, que se tengan en cuenta los métodos que siempre he seguido porque no quiero renunciar a ellos.
P.- Entonces, ¿podemos asumir que la ruptura con Ricardo Ponce se debe a ello?
R.- Lo que sucedió fue que no llegamos a comprendernos. Yo entiendo que él tenga sus métodos y su manera de entrenar, pero debíamos haber balanceado esto para llegar a un acuerdo y no fue así. No es una cuestión del profesor Ponce, creo que habría sucedido con cualquier entrenador. No logramos establecer una dinámica con la que los dos estuviéramos de acuerdo.
Cuando 4P llega al equipo nacional de mayores, se le asigna como entrenador a Ricardo Ponce. Un binomio del que brotaron resultados deportivos, pero caracterizado por la poca fluidez de una relación de trabajo que hacia finales de 2013 se quebró totalmente. La inconformidad manifiesta del atleta con el sistema de trabajo del entrenador generó una sanción que lo mantuvo alejado por seis meses de las pistas.
P.- ¿Se reprochas este período de inactividad que te mantuvo fuera de competencia entre finales de 2014 y los primeros meses de 2015?
R.- No, estar fuera fue positivo para mí. Lo de salir sancionado no es bueno, pero lo que repercutió en mí este año fue muy positivo porque refresqué los pies, también la mente y pude reencontrarme con mis potencialidades como saltador.
P.- Con Daniel Osorio ha sido diferente.
R.- Sí, me siento bien trabajando con él. El teacher ha respetado mis dinámicas y ha sabido organizar los espacios. Así hemos ido construyendo una buena relación, basada en el respeto y la comunicación. Entre nosotros todo fluye, los entrenamientos son buenos y los resultados ahí están.
Pichardo regresó en enero de 2015 a los entrenamientos en el seno del equipo nacional bajo la tutela de Daniel Osorio Díaz, exatleta de triple salto (tiene una plusmarca personal de 17.02), preparador de especialidades de saltos horizontales y actual jefe técnico de la Comisión Nacional de Atletismo (CNA).
P.- ¿Cómo se define dentro y fuera de la pista?
R.- Soy muy diferente. En la pista siempre estoy concentrado, no me gusta que me molesten. Uno va a las competencias a hacer su trabajo y para lograr el mejor resultado hay que estar completamente enfocado.
Fuera, la historia es otra. Soy un joven normal al que le gusta la música y pasar tiempo con los amigos. Soy bastante relajado y sociable. La gente me ve serio siempre, pero es que soy así, es cosa de mi rostro.
P.- ¿Cuáles considera que son sus armas como saltador?
R.- No soy de dar detalles al respecto, pero te diré que una de mis potencialidades es la explosividad. Creo que es una característica importante para cualquier saltador porque te permite estar menos tiempo en el suelo y aprovechar más la velocidad que desarrollas en función de ir más lejos con el salto.
P.- Hablemos de 2015. ¿A Pekín llegó con el objetivo de ganar?
R.- Sí, claro, aunque no estaba en mi óptima forma llegué con la mejor marca del año y esperaba poder superar ese registro (18.08) allí.
P.- Evidentemente, las cosas no salieron bien. Se esperaba que clasificara con un intento y no fue así.
R.- Yo voy un poco en contra del resto de los atletas, la final es la que me presiona un poco, pero la clasificación la asumo con mucha más tranquilidad. Lo que pasó allí fue cuestión de confianza. Me confié porque los 17 metros que pedían no eran una marca difícil, pero me enredé y tuve que hacer los tres saltos para avanzar directamente. Tuve mi regaño por eso, porque el primer salto hasta lo recorté pensando que ya era suficiente y terminé compitiendo más y gastando mis pocas balas antes de la competencia definitiva.
P.- ¿Pocas balas?
R.- Sí, yo llegué al mundial un tanto desgastado y todo lo que pudiera economizar era importante. La verdad es que en la final no estuve en mi mejor forma y así era imposible porque sabíamos que había que hacer lo mejor y más. No obstante, me batí con todo lo que pude, pero Taylor fue mejor.
P.- ¿Desgaste? ¿Pudiera ser producto de un exceso de competiciones previas durante el año?
R.- Competí bastante, no creo que en exceso. Tenía que competir, venía de un largo tiempo parado y tenía que competir para encontrar el ritmo y acostumbrarme a las dinámicas. Tuve problemas musculares (gemelos) después de la competencia en Mónaco y también estaba cansado. Si la final llega a ser el día de la clasificación, otra cosa hubiera pasado, pero de un día a otro perdí el tono muscular y no pude estar a mi ritmo en la final. Estaba lento, no pude llegar hasta donde quería.
P.- Habla de trabajar sobre los errores de esta temporada. ¿De qué se trata exactamente?
R.- Tengo que perfeccionar mi técnica. No es secreto que nosotros hemos enfocado la preparación en tratar de optimizar el paso (segundo salto) porque me ha afectado el resultado final, sobre todo cuando no estoy al 100 % físicamente. Tengo algunos problemas de coordinación en esa parte de la secuencia. Somos conscientes de que atacando esas cuestiones puedo hacer marcas superiores a las que tengo hasta este momento.
P.- En resumen, hizo una temporada espléndida, sin títulos, pero con enormes actuaciones que incluyen cinco saltos superiores a 17.90m. ¿Sensaciones al respecto?
R.- Son cosas que pasan. A veces nos toca perder. No ganar el título mundial fue un golpe para mí y no estoy contento por lo que sucedió, pero he sido capaz de entender que fue un buen año y que me llevé una plata mundial de mucho valor. Poco a poco, con ayuda de mis padres, he revertido el descontento con que terminé en deseos de trabajar más fuerte este año para concretar mis objetivos.
P.- Christian Taylor.
R.- Taylor es un buen saltador y ha logrado ganarlo todo. Es muy competitivo y estoy complacido de poder rivalizar con él porque te exige al máximo.
P.- ¿El 18.21?
R.- Fue un gran salto y lógicamente impactó en mí, pero me recuperé y salí a dar lo mejor de mí. No alcanzó, pero hice mi mejor salto en el último intento.
P.- ¿Se consideras un saltador de primeros o últimos intentos?
R.- No me podría definir. Ni lo uno ni lo otro. He tenido buenos saltos en todos los intentos, aunque siempre me gusta abrir fuerte. Tengo la meta de trabajar en la concentración para mantener el ritmo hasta el final del concurso. También puedo hacer mi mejor salto en el último intento.
P.- ¿Cuáles son sus sueños como deportista?
R.- Tengo el deseo de ganarlo todo: la Liga de Diamantes, el Campeonato Mundial y los Juegos Olímpicos.
P.- ¿Objetivos para 2016?
R.- Ganar. En el mundial bajo techo y, por supuesto, en los Juegos Olímpicos. También poder mejorar mi marca personal y no solo esto, sino hacerla en las competencias fundamentales.
P.- Te gusta que se te conozca también por tus 4P.
R.- Es algo que también mi papá previó. Como ya estaban mis apellidos (Pichardo Peralta), me nombraron Pedro Pablo, que surge de la combinación del día de mi santo (Pedro) y por mi abuelo (Pablo). He seguido adelante con 4P porque tengo el deseo de poder, en un futuro, convertirlo en una marca comercial.
P.- ¿Qué tal te manejas con el favoritismo?
R.- Tener buenas marcas y oportunidades de ganar hace que en todas las competencias haya una presión añadida porque los medios y todo el entorno se encarga de ello, pero no me afecta, al contrario, creo que me motiva. Siempre hay que hacerlo bien.
P.- ¿Cómo le gustaría que te recordaran?
R.- Por lo que logre hacer. Yo quiero hacer buenas marcas, ganar títulos y aportar gloria a mi país.
P.- ¿Qué opina de la lucha contra el dopaje que lleva la IAAF?
R.- Apoyo la intención de la IAAF de poner mano dura con este asunto, porque hay que ser estrictos para poder devolver la mejor imagen para el deporte. Es injusto para los que estamos limpios tener que medirnos con atletas que han utilizado sustancias para incrementar su rendimiento.
18.08 – 28 de mayo, La Habana
18.04 – 15 de mayo, Doha
17.99 – 9 de julio, Lausana.
17.96 – 4 de junio, Roma
17.94 – 8 de mayo, La Habana
17.73 – 17 de julio, Monaco.
17.73 – 27 de agosto, Pekín (final)
17.56 – 13 de junio, Nueva York
17.46 – 24 de julio, Toronto
17.43 – 26 de agosto, Pekín (clasificación)
2015 : 18.08m La Habana (Estadio Panamericano) – 28 de mayo
2014: 17.76m La Habana (Estadio Panamericano) – 7 de febrero
2013: 17.69m La Habana (Estadio Panamericano) – 4 de junio
2012: 16.79m Barcelona (Estadio Olímpico)- 15 de julio
2011: 16.09m La Habana (Estadio Panamericano) – 28 de mayo
* Lilian Cid Escalona.
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