Pausa, ritmo y Lewandowski

por el 4 abril, 2013 • 8:47

1.- Partido a desgaste. Como si los entrenadores, sabiendo de lo agregado y compacto del rival, crearan una terapia de rasgar y rasgar hasta encontrar fisuras para abrir vías de agua. A golpes y ritmo ganó el Dortmund y, sobre todo, se divirtió Lewandowski. Coronar actuaciones como las de La Rosaleda en unos cuartos de Champions comienzan a hablar de un delantero que va en serio. Ha balanceado el vértigo de los mediapuntas (sí, el delantero de la pausa) y bailado entre Demichelis y Weligton, que han tenido el partido más exigente de toda la temporada.

2.- La aclaración podría sobrar, pero el equipo de Klopp no tiene nada ver con el Barça como se ha tratado de inculcar. No utiliza el balón para madurar y buscar la mejor opción, sino que busca la portería en vertical, pero jugando raso. Entra constantemente en fase de aceleración. Para ello, evidentemente, utiliza el método más lógico, la asociación, pero siempre buscando el vértigo, el cambio de ritmo que no embotelle al rival en su área, sino que le haga salir y habilitar el espacio que atacar por los llegadores. Ecosistema para el brillo de Lewandowski.

3.- Cuando no miró a Caballero de cerca, el Borussia comenzó un repliegue medio-alto con alguna particularidad para facilitar la salida. 4-4-1-1 con Götze suelto, pero ayudando, Lewandowski trabajando sobre los centrales y Reus-Grosskreutz abiertos. Su presión es a partir del centro del campo, no de recepciones sino de espacio físico en el césped. Klopp cierra a sus laterales hacia dentro, abre a los extremos y libera el lado débil (el más lejano al balón). Así, genera superioridades constantes para robar y transitar. Antunes y Gámez tardan un rato en enterarse, pero Pellegrini lo ve y los hace fijos sobre la cal a una altura prudente.

4.- Pero aparecen los problemas para el Málaga. Toulalan-Iturra no ofrecen una salida limpia. Necesitan varios toques para llevarle el balón a Isco, Joaquín o Baptista. El traslado no funciona y el Dortmund, extraordinariamente agitado en el trabajo por dentro, recupera balones sin parar. Está mejor ubicado y aprovecha todas las superioridades. Reus, Grosskreutz, Götze y Lewandowski vuelan lanzados y escoltados por Gündogan. El turco-alemán es muy rítmico. Se ofrece, recibe –orientación incluida– y suelta. Facilita las transiciones por su dinamismo y por delante de él es todo verde y ventajas.

5.- Sin embargo, pese a que percute, el Borussia no encuentra el gol. Falla en los últimos metros. Acaba las jugadas, pisa el área contraria pero no atina. Viste de héroe, una noche más, a Willy Caballero. Un tipo que ha pasado de ejercicios de sobriedad y discreción a actuaciones legendarias por Europa. Pero sus ojos solo miran a mañana, como contagiado por el espíritu de Stajanov. El argentino aplica a Huxley: «Al menos hay una parte del universo que siempre puedes mejorar: tú mismo«. Su fórmula.

6.- La única zona libre para morder es el sector izquierdo alemán. Santana, Schmelzer y Gündogan son inferiores en técnica defensiva al sector derecho. Y Gámez, Joaquín y Saviola consiguen alguna superioridad a lo largo del partido. Fundamentalmente cuando Isco cata el carril central y empuja a Joaquín hacia la banda, donde interviene menos, se siente menos, pero es más determinante. Dilema similar al que ofrece la posición/participación de Isco: cerca del área o cerca del balón.

7.- El Dortmund se siente más dinámico. Mira de arriba abajo al Málaga y corre. De repente, una sucesión de rupturas a la espalda de Lewandowski, que no quiere batallar con Demichelis y Weligton dentro del área, sino fuera. Quiere bailar, pero solo en su pista. Los centrales salen a medias y las rupturas van a sus espaldas: Reus y Grosskreutz huelen la sangre pero tampoco acaban con rotundidad. Y el Málaga asoma la cabeza con alguna transición. Comienza a empujar con más voluntad que fútbol. Hasta que encontró al segundo.

8.- Digamos que Pellegrini, después de veinticinco minutos de escasísima producción ofensiva, acepta el reto: golpe va, golpe viene. Llegas, te la devuelvo. Ninguno golea, pero el partido entra en frenesí. Voy, vengo. Das, doy. Y que decidan las áreas. En una Willy; en la otra, la dudosa finalización del Málaga. Pero así se sintió el Málaga, que en las idas y vueltas generó dos posesiones largas y asustó al Dortmund. Pero este es un equipo serio. Fortaleció piernas y comenzó a correr hasta que recuperó. Se desgastó, pero reaccionó como equipo maduro. Colectivo alegre, pero siempre riguroso, agregado, balanceado a nivel rítmico por Lewandowki y por Kehl a nivel posicional.

9.- Joaquín apareció y se intuía a Baptista. Al brasileño le falta ritmo y le sobran años, pero su presencia impone. Es como Felipe González, se sabe que ya no está, pero continúa mandando. Ofrece apoyos y amenaza llegando. Remata un córner y se crece. Pero el fuelle dura poco. El Málaga vuela por necesidad más que por convicción. Pero sigue compitiendo. En el mejor momento del Málaga, el Borussia no se vuelve inferior. Corre mucho. A todas partes, sufre, pero no deja de competir, no deja de amenazar. Y esto es un síntoma de equipo de entidad: estoy débil, pero sigues estando incómodo.

10.- Se intuye desde el principio. Pellegrini y Klopp juegan al ajedrez. El alemán regala la banda izquierda del Málaga. Allí Piszeck cierra al centro y es reactivo. Puede con Antunes, porque Isco va pisando el centro. Y Pellegrini decide renunciar a la misma porque el lateral portugués no está con balón. Ni tampoco Weligton sale con fluidez. Se va a ella y se vuelve casi de manera intrascendente. Pero el Dortmund sí quiere salir. Y le ofrece el costado al Málaga. Cayó dos veces en la trampa, pero una de ellas dejó a Götze delante de Willy, ya cerca del final.

11.- Antes, durante casi toda la segunda parte, Klopp ató a Gundogan y Grosskreutz. El primero se quedó cerca de Kehl. Casi se limitó a lanzar, pero sin acompañar. Y el segundo quedó fijo en la izquierda para negar la superioridad al rival. El Málaga, como mínimo, necesitaba de Joaquín, Gámez y otro compañero para igualar fuerzas en el costado. El gol no había llegado y lo importante comenzó a ser no recibir.

y 12.- Este es el síntoma final del partido. Pellegrini y Klopp mueven sus piezas en busca de acciones puntuales o individuales en lugar de colectivas. El empate no vale, pero no hay remedio. La sensación de desgaste es muy alta en ambos. Corrieron para neutralizar, corrieron para atacar y corrieron para bascular. El partido se puede resumir en una lucha constante por el ritmo: pausa y vértigo, pausa y vértigo. Solo hay un problema para el Málaga: el Dortmund se maneja en los dos contextos. Pero el Málaga no sabe correr. Otro partido a desgaste sería traumático. Solo queda pausar y pensar. Y Willy Caballero.

– Málaga-Borussia Dortmund (Champions League, Cuartos de final Ida) 3-abril-2013. La Rosaleda. 0-0

* Fran Alameda es periodista.


– Foto: Reuters




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