Se dio a conocer en el mundo del fútbol en el equipo argentino de Instituto de Córdoba. No tardó en impresionar en el fútbol argentino, aunque sí le ha costado un poco más hacerlo en Italia. Tras dos temporadas, una en la Serie B y otra en la Serie A, en las que no terminaba de arrancar pese a que se le veían cualidades diferentes, ha sido en este pasado curso cuando ha explotado definitivamente y ha sido el máximo goleador del Palermo (sin ser un nueve puro), con 13 goles (y 7 asistencias) en 34 partidos del Scudetto, además de anotar un tanto en la Coppa Italia. La Juve se ha hecho con sus servicios por 32 millones de euros.
En el apartado físico hay que destacar la viveza de sus movimientos ofensivos. Es rápido gracias a la potencia de su tren inferior y es muy difícil pararle cuando lleva el balón controlado. No se va por su zancada, pero la frecuencia de sus piernas en carrera es muy elevada gracias a su potencia, la misma que le permite resistir bastante bien en el cuerpo a cuerpo ante defensas más corpulentos. Es veloz y ágil, lo que le ayuda a la hora de desbordar. Su potencia de golpeo es grande con la pierna izquierda y aceptable con la derecha. Tiene el centro de gravedad bajo, lo que le ayuda a esconder bastante bien el balón.
Su padre falleció cuando él tenía sólo 15 años. Él mismo reconoce que ese hecho le endureció y marcó su carácter. Se tuvo que mudar de su Laguna Larga cordobesa natal a la residencia del equipo de Instituto de Córdoba. Es un jugador que ha mostrado rebeldía en algunos momentos determinados de su carrera. Dicho inconformismo le llevó a tener roces con la directiva de Instituto en los últimos meses como jugador del club cordobés. Si su fuerte carácter fue un obstáculo en algunos momentos de su carrera, seguro que también ha sido una ayuda a la hora de perseverar a la espera de su mejor curso en la siempre difícil adaptación al fútbol italiano.
Es zurdo, pero con un manejo aceptable de la pierna derecha. Su condición técnica con su pierna buena es magnífica. Le permite jugar lejos y cerca del área, tiene capacidad para asociarse, lanzar paredes y regatear rivales. Sus características técnicas le permiten jugar también con mucha soltura lejos del área rival. Su pierna izquierda es muy precisa en el remate, a la hora de pasar y en conducción. Además, su capacidad para controlar bien de primeras es altísima. Cuando baja a buscar el balón a posiciones más retrasadas suele controlar orientado para facilitar con ello un regate o un pase con ventaja a un compañero. De cara a gol le gusta golpear o definir buscando los palos. El disparo cruzado abajo lo domina con soltura, es demoledor en ese tipo de acciones. Es un buen lanzador de penaltis, ha convertido tres en liga, incluso puede tirar faltas desde el lado derecho del ataque para lanzar con su pierna izquierda.
Paulo Dybala no es un nueve clásico de área, puede jugar como delantero centro, pero no es en ningún caso un nueve puro de área. Esta temporada, la de su irrupción definitiva como delantero de primer nivel, ha formado pareja con Franco El mudo Vázquez, un dúo en el que predominaba la movilidad: ninguno es un jugador ofensivo posicional y estático, pese a que el Mudo no es un jugador rápido. Dybala puede jugar como delantero más centrado, arrancar desde un costado o actuar como segundo punta, la posición que más le beneficia. Por su calidad técnica incluso podría ejercer como enganche, aunque alejarle en exceso de la zona de definición sería un error, ya que tiene muchísimo gol.
En los dos sistemas que maneja Allegri, el más habitual 4-3-1-2 y el 5-3-2 como recurso con marcador a favor, encontraría un buen acomodo en la pareja ofensiva. La Juve de Allegri ha jugado con Tévez y Morata, ninguno un nueve puro, así que Dybala podría cumplir la función de cualquiera de los dos perfectamente. Incluso ejercer de segundo punta si su acompañante fuera Fernando Llorente, que sí es un nueve más posicional.
* Alberto López Frau es periodista.
– Foto: LaPresse
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