Hombre de gran importancia en el fútbol francés en la primera mitad del siglo XX, tanto en el césped como en los despachos. Primero brilló en su etapa de jugador y a continuación dirigió la Liga de Fútbol Profesional y fue director técnico de la selección francesa. Nacido en París (Francia) el 4 de noviembre de 1899, jugaba como delantero centro. Oportunista y astuto, era un auténtico cazagoles, aunque también tenía una buena visión de juego de la que se aprovechaban sus compañeros de ataque.
Inició su carrera con 17 años en las filas del Gallia Club París. Anteriormente había jugado en el Patronage Paul-Bert de Saint-Mandé durante la Gran Guerra, a la vez que superaba una infancia complicada junto con su hermano Henri al quedar ambos huérfanos. En 1919 uno de los futbolistas más conocidos de la época, Lucien Gamblin, le observó en varios encuentros y le ofreció fichar por el Red Star. En el cuadro parisino discurrió la mayor parte de su trayectoria, logrando además bastantes éxitos en forma de títulos. Compartió vestuario con futbolistas internacionales franceses en aquel momento como Juste Brouzes, François Hugues, Philippe Bonnardel, Pierre Chayrigues o Gamblin y el Red Star se convirtió en uno de los clubes más potentes del país. La liga aún no existía y el principal torneo era la Copa de Francia. A comienzos de los años veinte se mostraron claramente superiores a todos los rivales y conquistaron el trofeo tres veces consecutivas.
En 1921, después de dejar en el camino al Stade Briochin, US Belfortaine, AS Cannes y Racing Club de Francia se enfrentaron al Olympique de París en el estadio Pershing y les vencieron por 2-1. Un año más tarde eliminaron a FC Dieppois, FC Amiens, US Tourquennoise y FC Rouen y se vieron las caras con el Stade de Rennais capitaneado por su excompañero Hugues. Nicolas marcó el 1-0 en el minuto 14 y en los últimos instantes de encuentro Sentubery sentenció el duelo. Por último, en la edición de 1923, tras deshacerse de AS Brestoise, US Tourquennoise, Racing Club Roubaisien y Olympique de París, tuvieron como adversario al FC Sete, que contaba en sus filas con los ingleses Billy Cornelius y Arthur Parkes, el suizo Kramer, el sueco Berntsson o el francés Albert Jourda. En una bonita final que presenciaron 29.000 espectadores, el Red Star se impuso por 4-2, llegando todos los tantos del partido en la primera media hora de juego.
La temporada siguiente los verdiblancos se tomaron la revancha en octavos y les apearon del torneo copero. Se abrió entonces un período de renovación en el club y en la plantilla del Red Star que no afectó a Nicolas. En 1926 se fusionaron con el Olympique de París, pasando la entidad a llamarse Red Star Olympique Audonien. Las nuevas incorporaciones como Marcel Domergue, Augustin Chantrel o Paul Wartel dieron nuevos bríos al equipo y en la Copa de 1928 regresaron a la senda de los triunfos. Pasaron con facilidad todas las rondas –Stade Quimpérois, Us Servannaise, Amiens AC y Stade Français– antes de llegar al choque decisivo frente al CA París. En el majestuoso estadio de Colombes, el Red Star, liderado por Nicolas y Brouzes, no dio opción a su rival y ganó por 3-1, llevando el cuarto entorchado copero de la década a las vitrinas de la institución.
En 1929, con casi treinta años, dejó el club de su vida y se fue a jugar al Amiens FC. Allí compatibilizó el balompié con una pescadería que puso a su servicio el equipo de la Picardie y tras dos cursos se retiró de los terrenos de juego, no llegando a participar en ningún encuentro del campeonato de liga que dio comienzo en 1932.
Con la selección francesa fue internacional en 35 ocasiones, marcando 20 goles. Se estrenó el 18 de enero de 1920 en un amistoso frente a Italia que acabó en una escandalosa derrota por 9-4, el primero de los goles franceses obra de Nicolas. Unos meses después, en los Juegos Olímpicos de Amberes de 1920, ambos combinados volvieron a verse las caras con un resultado muy distinto. Fue en la segunda ronda y el equipo dirigido por Mr. Pentland, que contaba con René Petit, Henri Bard, Leon Hout o Jean Boyer en sus filas, derrotó a los transalpinos por 3-1, con una diana de Nicolas incluida, y avanzó a semifinales. Allí Checoslovaquia fue muy superior y se impuso por 1-4, dejando a Francia sin posibilidad de luchar por las medallas.
Cuatro años después, Nicolas volvió a asistir a unos Juegos Olímpicos, esta vez los celebrados en París. Exentos de la primera ronda, se enfrentaron en la segunda a una débil Letonia a la que apabullaron por 7-0 con doblete de nuestro protagonista. A continuación, y al igual que en Amberes, la potente Uruguay de Nasazzi, Andrade, Scarone, Cea o Romano se cruzó en su camino y con un claro 1-5 les apeó del torneo. Nicolas anotó el gol del honor y con ello fue el máximo goleador del equipo en los Juegos junto con Edouard Crut.
En 1926, Francia, ya con Nicolas como capitán, jugó varios choques amistosos en el estadio de Colombes donde consiguieron buenos resultados. Primero vencieron a Suiza, que había sido subcampeona olímpica en París por la mínima, con un gol tempranero del ariete en la primera mitad, y dos meses más tarde fue Yugoslavia la que cayó por 4-1 con un excepcional triplete de Nicolas.
El último torneo de importancia en su carrera fueron los Juegos Olímpicos de Ámsterdam en 1928, donde fue titular indiscutible para el entrenador inglés Peter Farmer. El equipo francés se habían incorporado jugadores de futuro como el portero Alex Thepot, el centrocampista Alex Villaplane o el delantero Marcel Langiller, pero ello no fue suficiente para superar a una Italia con Virginio Rosetta, Umberto Caligaris o Gino Rossetti, que les venció por 3-4 con la consiguiente eliminación.
Nicolas no fue convocado por Raoul Caudron para el primer mundial de la historia celebrado en Uruguay y se despidió del equipo nacional en 1931. Concretamente en un duelo ante Checoslovaquia en París, en el que los centroeuropeos se llevaron el triunfo por 1-2.
Al término de su carrera siguió ligado al fútbol desde otros ámbitos. En 1949 entró a formar parte del Comité Técnico de la Federación Francesa de Fútbol en sustitución de Gabriel Hanot y en diciembre de 1953 comenzó a presidir la Liga de Fútbol Profesional. Abandonó el cargo en 1956 al rechazar la junta su proposición de reducir el número de clubes profesionales y a continuación fue nombrado director técnico de Les Bleus. Su labor era elegir al técnico y a los jugadores del equipo nacional, siendo uno de sus mayores logros la convocatoria realizada para el Mundial de Suecia de 1958, donde Francia, entrenada conjuntamente por Albert Batteaux y Jean Snella, obtuvo el tercer lugar. Falleció el 3 de marzo de 1959 en un accidente de coche al regreso de un partido entre Francia y Bélgica.
* Alberto Cosín.
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