Goleador incansable, mejor artillero de la historia de Il Toro con 172 goles, formó una pareja letal con Francesco Graziani en la década de los 70. Eran conocidos como los gemelos del gol. Nacido el 27 de abril de 1950 en Roncello (Italia), fue un delantero centro zurdo, rápido y fuerte, poderoso en el juego aéreo y un consumado lanzador de penaltis. Popularmente se le conocía como Puliciclone (apelativo inventado por el periodista Gianni Brera) o, cariñosamente, Pupi.
Comenzó su trayectoria en un modesto club de la Serie C, el Legnano, al que llegó con 16 años y donde estuvo una temporada antes de fichar por el Torino tras haber sido previamente rechazado por el Inter de Milán. En su primera temporada en el conjunto granate jugó con el equipo primavera, con el que se proclamó campeón del torneo doméstico. La llegada de Edmondo Fabbri como técnico en el curso 1968-1969 le hizo subir al primero y debutó en liga en un Torino-Cagliari que finalizó con empate a cero, participando en otros seis encuentros ese curso con un sólo tanto en su haber. En 1971 inauguró su palmarés como profesional con la Coppa Italia que alzó el Torino después de dejar en el camino a Sampdoria, Ternana, Perugia, Fiorentina, Napoli y derrotar al Milan en la tanda de penaltis de la final celebrada en el estadio Luigi Ferraris de Génova. Pulici no disputó ningún minuto de ese partido, aunque en la competición marcó cinco goles. Pese a gozar de muchos minutos y la titularidad en la mayoria de encuentros, sus cifras goleadoras no fueron boyantes y jamás pasaron de los ocho goles. Aún tenía deficiencias técnicas y físicas en su juego. Hasta que, a partir de 1972, el entrenador Gustavo Giagnoni, junto con sus ayudantes, se encargaron de perfeccionar las cualidades del delantero. Los resultados pronto se hicieron notar y ese mismo año marcó 17 goles en liga, para acabar como mejor artillero del campeonato, distinción compartida con Gianni Rivera (Milan) y Giuseppe Savoldi (Bolonia).
En la temporada 1973-1974 sus guarismos bajaron, pero fue el máximo goleador del equipo con 15 goles (14 en liga) y ayudó al Torino a terminar quinto. La verdadera explosión llegó en 1975 y 1976. Con la llegada de Graziani a la entidad formaron un dúo magnífico en la delantera y Pulici se aprovechó de ello para proclamarse capocannoniere de la Serie A con 18 y 21 goles en esas dos temporadas. El éxito no llegó únicamente en el plano individual, sino que el equipo conquistó en 1976 el séptimo Scudetto después de 27 años de sequía tras superar a la Juventus por dos puntos en la clasificación, gracias al empate en la última jornada ante el Cesena con un gol de cabeza logrado por Pupi. Al año siguiente estuvieron a punto de revalidar el entorchado liguero, pero finalmente se impuso la Juventus en una campaña en la que Pulici siguió atemorizando a las defensas contrarias con su acierto: 16 goles. Los últimos años que pasó en el Torino no fueron tan prolíficos como los anteriores, pero nunca paró de golear y en 1979 y 1981 superó ampliamente la decena de tantos. Después de los dos sinsabores ante la Roma en las finales de Coppa perdidas consecutivamente en 1980 y 1981 dejó Il Toro en 1982, con un bagaje de 437 partidos y 172 goles entre liga, copa y competiciones europeas. Se marchó al Udinese, donde permaneció una temporada consiguiendo cinco goles y a continuación firmó por la Fiorentina, donde tras dos temporadas en las que marcó 12 goles puso fin a su carrera en 1985 con 35 años recién cumplidos.
Con la selección italiana anotó 5 goles en 19 partidos, la mayoría de ellos compartiendo frente de ataque con su inseparable Graziani. Debutó en marzo de 1973 en un encuentro clasificatorio para el Mundial de Alemania en el que vencieron a Luxemburgo por un claro 5-0. Asistió al mundial del 74, aunque no participó en ningún partido y desde el banquillo vio cómo la azzurra caía en la liguilla tras quedar por detrás de Polonia y Argentina. Disputó tres encuentros correspondientes a la fase de clasificación para la Eurocopa de 1976, ante Polonia en Roma y en Varsovia y contra los Países Bajos en la capital italiana, donde el combinado nacional volvió a fracasar y no consiguió el billete para el torneo continental. En 1978 fue convocado para su segundo mundial y la historia se repitió en el plano personal: Roberto Bettega era el titular y Pulici no dispuso de minutos en la edición celebrada en Argentina. La selección lideró el Grupo 1 por delante de Argentina, Francia y Hungría y en la segunda ronda, tras quedar emparejada con los Países Bajos, la República Federal de Alemania y Austria, fue eliminada con 3 puntos y no pudo pasar a semifinales. Unos meses más tarde, Pulici vistió por última vez la camiseta de la Nazionale en un amistoso frente a Turquía que ganó Italia por 1-0.
Al finalizar su periplo como jugador se unió al cuerpo técnico del Piacenza. Allí fue asistente de Titta Rota desde 1986 a 1988 y de Enrico Catuzzi y Attilio Perotti en 1989. Desde 1995 es director y responsable de la escuela de fútbol del Tritium, club de la ciudad de Trezzo sull’Adda, en la región de Lombardía.
* Alberto Cosín
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