1.- Barça ataca con 9; Getafe defiende con 10. Mascherano a 50 metros de Valdés. El resto de compañeros, muy por delante del argentino, único salvavidas. Puyol y Adriano viviendo en el balcón del área getafense; Busquets vértice bajo de un rombo plantado en un palmo de terreno. Barça asfixia al Getafe tan arriba que por momentos el partido se disputa en una franja ridícula, casi un tanga de césped.
2.- El planteamiento del rival conduce al Barça a su versión más ortodoxa del juego de posición. Iniesta conduce para atraer; Messi vive libre entre líneas; Pedro y Cuenca estiran la lona por fuera hasta el límite de la cal; Alexis, a lo profundo; Xavi mueve y mueve al primer toque. De banda a banda, moviendo para desordenar.
3.- Getafe defiende con 10 jugadores de campo. En 4-5-1 en el primer cuarto de hora; directamente en 4-6 en el último cuarto de hora del primer tiempo. Entre ambos períodos, en los que encaja gol, se estira y aprieta al Barça. En realidad, le hace cosquillas. Se defiende con orden; cubriéndose las espaldas como hacían los soldados del General Custer ante la avalancha india. Cierran pasillos a lo ancho y a lo profundo, pero por más que corran tapiando los agujeros con las manos, el Barça líquido les desborda. No hay quien pueda parar la fuerza del agua salvaje.
4.- Messi asiste de pecho para el contundente Alexis (26 asistencias de Messi en el curso); Iniesta asiste de tacón para el 61º gol de Messi en el curso (más 13 postes). El chileno ya suma más goles que en toda la temporada anterior con Udinese, lo que no suena a gran hazaña, sino a lógica indiscutible a la vista de la producción blaugrana.
5.- Esos goles, y los que llegan en la segunda parte, no son un resultado. Son una consecuencia. Son el fruto de una semilla denominada modelo de juego. Juegas así, cosechas esto. A veces no ocurre de este modo, pero la mayor parte de las noches, si juegas así cosechas estos frutos.
6.- Xavi y Busquets deciden dónde quieren jugar. En qué zonas moverán y en cuáles crearán la superioridad. No se lanzan al ataque porque sí, sino con un plan: tantean al rival, le pinchan, muestran el engaño y cuando han catado de qué va, deciden la zona de juego. Podían haber optado por el interior del área si hubiesen querido, pero han decidido hacerlo unos metros atrás para darse a sí mismos el aire que el Getafe no les regalaba. Crearse el propio espacio, lo podríamos denominar.
7.- En un partido de dibujos animados, con Oliver y Benji (Messi es ambos a la vez; Iniesta es Tintín) desmelenados, Sergio Busquets construye un monumento al mediocentro de posición. No solo es ancla en defensa y vela en despliegue; no solo es el amigo invisible de todos sus compañeros; el cuarto defensa para cortar, la sombra para cubrir, el área de descanso que permite un respiro a la cordada. Es la pared de la vieja escuela que te devuelve los balones con el toque preciso.
8.- El segundo período es un festín aunque ya con la tensión rebajada. Suficiente para someter al Getafe en su parcela sin conceder el menor cosquilleo contra Valdés. En la línea de los dos encuentros ante el Milan y el partido frente al Athletic, también en este el Barça sólo permite dos disparos contra su portería, ambos lanzados fuera. Un dato estadístico que empieza a ser revelador de una solidez relevante en defensa organizada.
9.- Interiores que buscan al hombre libre, extremos que se transforman constantemente en el tercer hombre, aperturas a bandas, llegadas temibles por dentro. Un alud con 10 canteranos sobre el césped, Muniesa ya de la partida, el defensa llamado a ser central-lateral, el futuro nuevo Puyol.
y 10.- Y Messi. En el futuro será imposible explicar la grandeza de este jugador. No habrá disco duro que pueda albergar tanta genialidad.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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