Fútbol / Crónicas 2013-2014 / Inglaterra
Tan tocado tienen el ánimo, tan acomplejados están, que el miedo a perder devoró a ambos. Cada uno en su escalón, pero las dudas invaden a los dos. El Manchester United no se reconoce en ese campeón al que protegía la figura de Ferguson. La dinámica derrotista le persigue hasta el absurdo, haciéndole empequeñecer ante la sensación de que cualquier rival, por modesto que sea, puede hacerle daño con muy poco. El Arsenal en cambio no tiene plan ante las bajas. Los de Wenger son ahora planos, previsibles y acusan una falta de gol preocupante. Ramsey había sido el invento que daba validez a la idea del equipo, porque ejercía de factor sorpresa en ataque y activaba el potencial ofensivo que le rodeaba. El regreso de Walcott añadía otra incógnita indescifrable para los rivales, ensanchaba el campo y rompía como nadie lo hace ahora. Ambos eran esa cuota de gol que necesita un equipo que quiere aspirar a la Premier League sin un delantero de 25 goles por temporada –Giroud ha marcado en cinco partidos de Premier de los últimos veinte que ha disputado–. Esta falta de gol ha provocado que el Arsenal no haya anotado en nueve de las últimas diez primeras partes disputadas en liga, lo que le supone jugarse los partidos a pocos goles frente a equipos inferiores (con el riesgo de poder pinchar, como sucedió en Southampton) y llegar a sufrir calvarios ante los grandes si encaja pronto (como ante City y Liverpool).
Con este panorama, Arsenal y Manchester United se dedicaron a hacer lo que mejor saben arriesgando lo mínimo. Con Cazorla, Özil y Rosicky por delante del doble pivote Wilshere-Arteta, el balón tenía dueño, mientras que Moyes cedía la iniciativa y buscaba robar arriba para replegarse de forma muy ordenada una vez e Arsenal pasaba del mediocampo. Como le sucediera en Anfield, a punto estuvo de costarle cara al Arsenal una pérdida en el centro del campo al inicio del partido. En el minuto uno, la presión alta del United provocó un robo de balón de Van Persie a Arteta; el neerlandés se quedó solo frente a Szczesny, pero no definió como acostumbra. El partido podía haberse roto de la misma forma que se había roto en Liverpool el sábado pasado, pero este ritmo alto de partido al que acompañó una gran jugada de Wilshere instantes después iba a ser solo un espejismo. Los de Wenger combinaban en tres cuartos obcecados en entrar por el centro, donde más jugadores acumulaba el United, que con Carrick estelar en su papel de escudo de la defensa no dejaba resquicio alguno. Wenger arriesgaba poco con los laterales, que no ganaron metros hasta bien entrada la segunda parte y sin hombres en las bandas ni capacidad para romper a los espacios que tan caros vendían los visitantes. La primera parte murió en medio del conformismo de ambos.
Tras el descanso, Sagna y Gibbs potenciaron las bandas, y ahí el Arsenal creció. El aglutinamiento en el carril central se desahogaba en los costados, y de centros envenenados como el de Sagna a su compatriota Giroud pudo llegar el gol local, pero al delantero francés solo le alcanzó para rozar la bola. Minutos antes, Koscienly se había anticipado a Vidic a la salida de un córner botado por Özil, y con De Gea superado, Valencia sacaba sobre la línea un balón que ya se celebraba. Había tenido dos el Arsenal y el resultado no se había movido, y de la sensación de que el United iba a tener una no se escapaba ninguno de los allí presentes.
Desaparecido durante todo el partido, Mata salió para dar entrada a Januzaj, víctima del fichaje del burgalés, que le ha birlado la titularidad desde su llegada a Manchester. Se empieza a adivinar que Mata no fue fichado para ser actor principal en este equipo –al menos esta temporada–, sino un complemento de lujo a Rooney y Van Persie fruto de una oportunidad de mercado. Es cierto que acostar a Rooney a una banda o colocarlo como pareja de Van Persie es limitar su participación en el juego, y que cuesta recordar la última vez que el United jugó con un enganche puro, pero el atacante inglés tiene más recursos que Mata para ser útil tanto en banda como en punta, y el español solo potencia sus virtudes en la mediapunta. La baja forma de Rooney en este último tramo de temporada y la condición de especialista de Mata en esa zona del campo bien deberían darle una opción al exjugador del Chelsea, que se atisba como la más coherente para que los de Moyes den el salto de calidad en ataque que tanto se espera.
El momento del Manchester United llegó, pero Szczesny salvó un punto que puede ser de oro en cualquiera de las aspiraciones que acabe teniendo el Arsenal esta temporada. En una jugada preciosa iniciada con un robo de Carrick a Wilshere en campo propio, el centrocampista inglés conectó con Van Persie, que condujo el contragolpe y abrió a Rooney para desplazarse a zona de remate; Wayne se la puso en la misma cabeza y el delantero neerlandés remató a bocajarro para que entre Szczesny y el larguero pudiera el Arsenal esquivar la última bala del United. En los diez últimos minutos, Cazorla cogió el timón de los gunners en ataque, y con ese doble cañón que es su capacidad para amagar, golpear y salir de la finta indistintamente con ambas piernas hizo lucirse a De Gea tras una combinación magnífica con Özil primero y con un disparo de fuera del área con el tiempo cumplido.
Un último libre directo contra la barrera de Mesut Özil cerraría el partido y sellaría un empate que debe saber a poco a un equipo que aspira al títutlo y que minimiza daños a un conjunto que aspira al cuarto puesto. Está por ver qué puede o qué quiere ser el Arsenal, pero la realidad indica que si está en la pelea por la Premier no es por la manera de lidiar los duelos directos con los grandes –ha sacado cuatro puntos de quince posibles ante los cuatro primeros–, sino por una tremenda fiabilidad ante equipos medianos y pequeños, algo que no le descarta ni mucho menos como candidato al título, pero que le siembra de dudas de cara a medirse en Champions con los grandes del continente, y de momento el próximo miércoles le espera el Bayern. A los de Moyes, en cambio, todo hace pensar que la Premier se les quedará corta. Por pronto que inicien una racha positiva de resultados, solo restan doce jornadas para remontar once puntos con el cuarto, que es un Liverpool en alza, o el mal menor que sería ausentarse en la Champions League dieciinueve años después para disputar la Europa League, que queda a tres puntos que serán seis si el Everton vence al Crystal Palace en el partido aplazado este mismo miércoles. Moyes advierte en rueda de prensa que si hay un equipo que ha demostrado ser capaz de hacer grandes finales de campaña en los últimos años ese es el United. Tendrá que mostrar algunas cosas más de las que fue capaz estos últimos años el equipo de Ferguson para que este final victorioso sea posible.
* Alberto Egea.
– Foto: Graham Chadwick (Daily Mail)
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