"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
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Una vez recuperado el equipo para la causa, haber dejado atrás los malos momentos e instaurarlo en la paz futbolística, llegaba el más difícil todavía para el argentino. “En los malos momentos es sencillo actuar. Les reúnes como grupo y les conjuras para salir de una situación negativa. El problema viene cuando ganas“. Es por eso que Diego se fija en lo que ha sido para él un modelo perfecto en estas lides. “Guardiola tiene un mérito más allá de construir una entidad en el juego que hizo que su equipo fuera, posiblemente, el mejor que veremos en nuestra vida“. El mérito del que habla Simeone es el hambre de su plantilla. “El éxito, su éxito, no llegó a confundir al grupo“.
Simeone no se esconde. Él es un ganador. Y a raíz de esto llegaron los titulos. “Yo como entrenador quiero jugar para ganar y quiero jugadores que solo piensen en ganar. No deseo futbolistas que prefieren estar en equipos menores para tener más protagonismo“.
Precisamente eso, el grupo, es lo más complicado de gestionar para un entrenador. Porque un equipo campeón siempre se rige, de forma equívoca, por un once base. A todos nos viene a la mente el Barça del sextete, el Atleti del doblete o el Madrid de los galácticos. Para el argentino esto son simples conjeturas inertes, va más allá. “Yo en el Atlético he tenido jugadores que protestan porque no juegan. Que discuten y te preguntan qué deben hacer para ser de la partida“. Esos son los hombres que le gustan al míster. “Te despiertan una inquietud de la que el equipo sale beneficiado“.
Además, una de las máximas del cholismo advierte que los miembros que se quedan en el banquillo o en la grada son igualmente importantes que los del césped. En este principio de temporada hemos visto cómo futbolistas de la plantilla pasaban del palco al once titular sin hacer escala en el banquillo. Luchar por tres competiciones, entre las que se encuentra la Champions League, te exige al 100 %. “Los campeonatos no se ganan con once jugadores. Los gana el equipo al completo“.
Aun así, entiende cuando un jugador suyo está molesto por no ser de la partida. “A mí no me gustaría que estén contentos los que no juegan“. Pero algo deben tener claro todos aquellos futbolistas que estén a las órdenes del Cholo. Nadie es más importante que nadie. “Ni siquiera el crack del equipo puede pensar eso. El número uno también necesita del equipo para desarrollar su juego y para seguir siendo el mejor“. Así se lo hizo saber a un jugador de la talla de Radamel Falcao. Siempre generoso con sus compañeros.
Sí es cierto que, salvo escasas excepciones, todo equipo tiene un once base del que parten gran parte de los éxitos grupales. Éxitos que no llegarían sin esos miembros que no cuentan con tantos minutos pero que saben de su papel y su rol dentro del grupo. “Me enojo cuando oigo que hay que estar cerca de los futbolistas que no juegan. No estoy de acuerdo con esa teoría. Les convertimos en víctimas y no lo son“.
Si bien es cierto, la opinión del argentino, por vivencias propias, le hace ser directo con sus jugadores. ‘’El técnico debe afrontar los problemas. Hablar con el hombre y decirle que no va a jugar y la razón por la que considera que eso es lo correcto’’. El jugador, cree, “agradecerá esa sinceridad’’.
Pero en lo que de verdad un entrenador se siente realizado, y es lo que ahora le ocurre con el Atlético, es cuando aparece la competencia para ganarse un sitio. La existencia de dos jugadores por puesto de un nivel más o menos equiparable “hace que el grupo mejore y que lleguen los resultados“.
Y los resultados llegan. A base de victorias y títulos. Pero eso no es el principal patrimonio del preparador argentino. Él, como siempre, va más allá. “Mi sueño es dejar una marca, no con los títulos que pueda conseguir, sino con lo que transmita a los jugadores, institución y afición”. Y la marca Simeone que hoy preside el buen momento del Atlético ya es historia.
Historia, a pesar que algunos especialistas en materia deportiva han tratado de desbancar en lo que relacionan el éxito rojiblanco con la suerte como compañera. Algo que Diego no compra. “No estoy de acuerdo cuando oigo a la gente hablar de suerte. Creo más en el trabajo, el convencimiento, la tozudez, la capacidad”. Porque el azar te puede hacer una visita en un momento concreto, pero la sucesión de fortuna acaba siendo buscada. “A uno, por ejemplo, le pueden pitar un penal si defiende muy atrás. Pero si ataca, tiene la pelota y busca el gol, tiene más posibilidades de recibir la suerte de los once metros. Es pura lógica”.
El libro, su libro, dentro del Atlético se escribe con calma. Si primero hablábamos de cómo con su liderazgo cambió la mentalidad de una plantilla, ahora tornamos la conversación en su gestión con una plantilla de 23 jugadores en la que sólo once juegan. El modelo en cuanto al juego del argentino ya vendrá, porque ya lo dice él: “Hay que ir escalón a escalón. Si queremos subir cuatro seguidos, nos caeremos”. Partido a partido, filosofía cholista.
* Imanol Echegaray García.
– Foto: Ángel Gutiérrez (Atlético de Madrid)
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