Las dos pruebas de fuego en las que se habían convertido los dos desplazamientos consecutivos en Champions tras la sorprendente derrota en casa en el debut frente al Basilea se habían superado con nota, y una vez superado este susto inicial tocaba centrarse en una Premier que ya no puede estar más pareja. El Chelsea recibía al Manchester City de Pellegrini y Londres respiraba ambiente de partido grande. Un punto y dos posiciones era la mínima distancia de la que disfrutaban los blues, a la que Mourinho restó importancia en unas declaraciones que evidencian las diferencias entre la Premier y la liga española –que necesita bordear los 100 puntos para salir campeón– en la que compitió las tres últimas temporadas y en la que una derrota tenía unas dimensiones exponencialmente superiores a las que puede tener en un campeonato sin tanta diferencia entre la parte superior e inferior de la tabla. Mourinho afronta cada partido como un reto, disfrutando del camino que debe hacer crecer a un equipo muy joven asentado en una veterana columna vertebral, y así lo expresaba: «Vamos a jugar todos los partidos de la misma manera, y preparamos todos los partidos de la misma forma: queremos ganar. En este momento, tal y como va la Premier League semana tras semana, un buen resultado no pondrá a un equipo en una gran situación, y un marcador adverso no pondrá necesariamente a un equipo en una situación difícil. Cada fin de semana, alguien perderá puntos, y habrá jornadas que incluso más de un grande cederá puntos. La Premier es muy dura, y un partido a mediados de octubre no va a ser crucial. Por supuesto que el Manchester City es un equipo muy bueno, pero nos colocamos a prueba cada semana. Cada partido es una prueba, y en cada partido nos jugamos tres puntos, por lo que no hay diferencia entre el encuentro de hoy y los demás”.
Mourinho había sido expulsado en la jornada anterior ante el Cardiff por manifestar ostensiblemente su desacuerdo con una decisión arbitral. Respecto a este tema y a la multa recibida, comentó: «Lo más importante es que el árbitro escribió la verdad. A veces los árbitros, para justificar sus acciones, reflejan cosas un poco distintas a la realidad. Taylor fue totalmente correcto y honesto. Todavía tengo la sensación de que no debería haber sido expulsado, pero está bien, porque la verdad es que no fui ni ofensivo, ni agresivo ni descortés. No utilicé malas palabras, sólo fue una manera de expresar que no estaba contento con lo que estaba pasando. El árbitro no tuvo mala intención. Pagué la multa y podré estar el domingo en el banquillo”.
Los delanteros del Chelsea llegaban de dos partidos brillantes. En la Premier, Eto’o había firmado frente al Cardiff su mejor partido, y Torres se había exhibido en la Champions frente al Schalke en Gelsenkirchen. Mourinho se refirió a ambos: “Estoy contento con los delanteros, no estaban anotando goles, pero estaban trabajando muy duro y llevan a cabo un buen trabajo para el equipo. Hay diferentes maneras de contribuir para el equipo, no sólo con goles, y los tres siempre lo han dado todo. Fue una semana positiva para Torres y Eto’o, porque los goles son lo que les da mayor felicidad”.
Mourinho le volvió a dar la titularidad a Fernando Torres, y el delantero de Fuenlabrada respondió con creces, firmando un partidazo y resolviendo el partido en el último minuto aprovechando un fallo de entendimiento entre Hart y Nastasic. Mourinho elogió al equipo de Pellegrini y reconoció la gran labor de los suyos: “En la primera parte jugamos muy bien contra un equipo fantástico, difícil de vencer. Nosotros fuimos mejores que ellos y eso no es fácil. Podríamos haber marcado tres goles en el primer tiempo, fuimos dominantes y hemos jugado bien, bonito. En el segundo tiempo jugamos contra un gran equipo, ellos fueron un tornado y nos empujaron hacia atrás. Ellos anotaron el gol del empate y el partido estaba cincuenta-cincuenta, podía ir en una dirección u otra. Cuando todo el mundo esperaba un empate, incluso nosotros mismos, traté de jugar con Samuel y hacer un poco más, pero yo no quería arriesgar demasiado. Era el tipo de partido que quería ganar, pero que sobre todo no quería perder, porque si lo pierdes, pierdes puntos ante un aspirante al título, así que quería arriesgar, pero sin perder el equilibrio. Si podemos jugar así contra el Manchester City, ¿por qué no podemos hacerlo en todos los partidos en la Premier? Esta victoria es clave para nuestra autoestima”.
Además, hizo balance sobre el primer tramo de temporada: «Lo importante es que tenemos este número de puntos (17) habiendo jugado ya en casa del Manchester United, Tottenham y Everton, rivales directos en la lucha por el título. La semana que viene vamos a Newcastle, que es muy difícil, pero estamos ahí, no estamos lejos y el equipo está mejorando”. Mourinho celebró enloquecido el gol de Torres, abrazándose a su hinchada, consciente de la importancia de la victoria, y también hizo referencia a esto: “Estaba buscando a mi hijo, que estaba siguiendo el encuentro desde un asiento detrás del banquillo del City, lo prometo. El próximo partido lo verá allí de nuevo porque pedí un abono al club para mi hijo detrás de mi banquillo, pero me lo dieron detrás del visitante. Espero que le den un asiento detrás de mí. Este es el drama de los últimos minutos. El año pasado le gané al Manchester City en el último minuto con el Real Madrid, me tiré de rodillas y me rompí los pantalones, y sin embargo perdí en el último minuto ante el Bayern Múnich (se refiere al gol de Javi Martínez en Supercopa de Europa que mandó el encuentro a los penaltis) y sentí como si alguien me acuchillara por la espalda. Esta es la emoción del juego, si creen que mi hijo estaba ahí, muy bien. Si no se lo creen, pues pido disculpas”. Sobre la fantástica actuación de Fernando Torres, dijo: «Fue una actuación fantástica y más aún porque falló una ocasión clarísima de gol y su confianza no se mermó. Muchas veces cuando un atacante marra una oportunidad tan clara ve afectado su juego el resto del partido. Ese fue el momento en que decidió que él sería el hombre del partido. El estadio estuvo increíble apoyándolo sin cesar, porque ven la forma en que trabaja para el equipo, que es fuerte y poderoso, y nos alegramos por él”.
A esta victoria le sucedió otra frente al Arsenal en el Emirates por 0-2 en la CUARTA ronda de Capital One Cup, en partido disputado entre semana, y una dolorosa derrota en St James’ Park ante el Newcastle por 2-0. El técnico se mostró decepcionado con sus jugadores, aludiendo a la falta de agresividad en la primera parte, cuando de verdad pudieron hacer daño al conjunto de las urracas: «Nos merecíamos perder. Tal vez ellos no merecían ganar, pero estamos seguros de que nosotros merecimos perder. El primer tiempo era muy fácil de jugar. Teníamos un montón de espacio y no había una verdadera presión por parte del rival, pero nos quedamos a la espera de que el oponente perdiera la pelota. Cuando lo hicieron, no estuvimos lo suficientemente agresivos y perdimos el balón al recuperarlo. Hemos sido demasiado blandos, con y sin balón, pero sobre todo con él, porque lo tuvimos durante mucho tiempo y no hicimos nada. Les regalamos cuarentaicinco minutos de un partido amistoso y solo reaccionamos cuando encajamos el gol. Creo que fue nuestra peor actuación”. Mourinho había dicho en la previa que tenía dificultades en la selección del equipo para este partido dados los buenos resultados recientes de todo su equipo. Cuando le preguntaron si estaba contento con su elección, el técnico portugués no se mordió la lengua: «Cometí once errores. Debí elegir otro once, y es la sensación que me queda cuando mi equipo juega tan mal. Por supuesto que estoy exagerando, porque tenía algunos jugadores en buena forma, pero mi sensación es que tomé once decisiones equivocadas”. Respecto a cómo respondería el equipo en el partido de Liga de Campeones del miércoles siguiente ante el Schalke, el portugués contesto: «No sé qué reacción esperar. En primer lugar tengo que entender por qué hemos jugado así. Estoy preocupado. Vi que los años anteriores sucedió lo mismo. El equipo tuvo éxito en competiciones de copas y no tuvo éxito en la Premier. Terminaron a 15 o 20 puntos por detrás del líder. Esta temporada hemos jugado cinco partidos fuera de casa en Premier, lo sé, eran partidos difíciles, pero tenemos una victoria y dos derrotas, y eso me preocupa mucho».
El Chelsea llegaba al partido frente al Schalke con la posibilidad de dar un paso definitivo hacia los octavos de Champions. En la previa, Mourinho seguía dándole vueltas a la derrota frente al Newcastle: «He tenido mucho tiempo para reflexionar sobre el partido, y no cambio mi opinión. Por supuesto que el resultado podría haber sido diferente, tuvimos ocasiones de sobra. Pero yo no quiero que mi equipo sea reactivo, esta no es la filosofía que estamos trabajando, y no estoy contento con la forma en que jugamos ese partido. Mis equipos pueden perder partidos, nunca han sido imbatibles, y con el Chelsea pasa lo mismo, pero esta vez no perdimos porque el rival fuera mejor que nosotros, o porque tuviéramos mala suerte, como sucedió en Goodison Park (se refiere a la derrota frente al Everton a mediados de septiembre), sino que perdimos porque no tuvimos la ambición y determinación suficiente, por eso acabé decepcionado. Mi reacción adversa con los jugadores no fue después del partido, sino en el descanso, porque sentía que la mentalidad no era la mejor. A veces, cuando ganas mucho los jugadores olvidan por qué han ganado, y probablemente se olvidaron de por qué han ganado tres, cuatro, o cinco partidos, de por qué ganamos ante Schalke, Arsenal y Manchester City, y piensan que ganaron sólo porque son buenos”. Mourinho anunciaba cambios en el once: «No quiero que la gente vea los cambios que haré mañana, como si alguien estuviese pagando las consecuencias por la derrota en Newcastle, ese no es el caso. Vi el partido una, dos, y hasta tres veces, y observe cómo afrontó el partido cada jugador, y después de eso, es obvio que tienes que hacer cambios, que no tienen como objetivo castigar sino tratar de obtener el mejor equipo para ganar el encuentro”. Hasta seis novedades presentó Mourinho en el once titular ante el equipo alemán. La noticia saltaba con la ausencia de Hazard, al que el técnico portugués mandó a la grada por razones que explicaría después en rueda de prensa. La victoria por 3-0 enterraba la dolorosa derrota en el debut en casa ante el Basilea y dejaba a tiro de piedra la clasificación. Mourinho acabó, esta vez sí, satisfecho con sus hombres: «Tuvimos posesión, robamos balones y fuimos agresivos atacando los espacios. Cuando perdimos la pelota, me gustó cómo defendimos. La línea de volantes detrás del delantero estuvo muy sólida con y sin la posesión. Hemos ganado de una manera muy cómoda y ya casi estamos clasificados”. Sobre los motivos del descarte de Hazard fue claro: «Sobre Eden no quiero mentir, no está lesionado. Él es un niño y como todo niño, comete errores. Por eso están los padres para educar a sus hijos. Hoy no jugó y estaba triste. Ganamos sin él y el sábado estará. Fin de la historia”.
Antes del parón de selecciones el conjunto blue debía jugar en casa ante el West Bromwich Albion, dirigido por el que fuera asistente de Mourinho en su primera época en el Chelsea, Steve Clark. El entrenador portugués reconoció el cariño que le guarda: «No será lo mismo jugar contra Steve que jugar contra cualquier otro entrenador, porque él es un tipo muy especial en mi carrera. Siempre estamos en contacto, pero no hablamos de nuestro trabajo directamente. Estoy tan feliz por Steve. Sabe que cada partido que juega, estoy deseando que gane, pero no mañana, por supuesto”. Por otra parte, Mourinho confirmó que Eden Hazard fue descartado ante el Schalke porque no pidió permiso para viajar a Francia el domingo y luego perdió su pasaporte, faltando a un entrenamiento del Chelsea. El entrenador dijo que el caso está cerrado y recalcó la importancia del grupo: «Él respondió bien, me pidió disculpas y al club también. Ahora tiene más apetito de jugar porque le encanta el fútbol. Me alegro que esté de vuelta. Todos los jugadores me conocen y saben que para mí, el grupo es más importante que cualquier jugador, incluso más importante que un resultado positivo”.
A punto estuvo Mourinho de poner fin a su histórico récord de imbatibilidad en la Premier League como local (65 partidos disputados en Stamford Bridge, con 51 victorias y 14 empates). Un polémico penalti en el descuento del partido ante el WBA permitió a Hazard salvar un punto (2-2) y colocarse a cuatro puntos Arsenal, líder del campeonato. Así se mostraba Mourinho tras el encuentro: «Estoy satisfecho, la actitud en el primer tiempo fue la correcta, fuimos pacientes y esperamos un error. En la segunda mitad el primer gol fue un error nuestro, el segundo fue un error del árbitro, que es parte del fútbol también, y después nuestra reacción fue luchar hasta el final y no darnos por vencidos. Ellos estaban muy bien organizados, Steve Clarke es un buen entrenador y en defensa son muy compactos, por lo que se hizo difícil para nosotros”. Mourinho fue muy crítico con el cuarto árbitro en relación a la falta sobre Ivanovic en el segundo gol del WBA: «Fue una falta clara delante de mí. Ahí es donde creo que debería estar el cuarto árbitro, en vez de estar siempre mirando si el entrenador está dentro o fuera del área técnica, y más si las acciones polémicas suceden delante suyo”. Sobre el penalti a Ramires afirmó: “Ya no es que crea que fue penali, es que sé que lo fue. Andre Marriner es uno de los mejores árbitros de Europa”.
Tras el parón de selecciones, el Chelsea visitaba el estadio del West Ham, pero la previa se centró en las declaraciones de Mourinho acerca de la noticia de que el jefe de árbitros de la FA, Mike Riley, telefoneó al técnico del WBA, Steve Clarke, para disculparse por el famoso penalti a Ramires en el partido anterior. Mourinho fue claro: «Uno lee mucho acerca de estas posibles controversias, y siento curiosidad por saber si Steve Bruce recibió una llamada telefónica, si Chris Hughton recibió una llamada telefónica, si Laudrup recibió una llamada telefónica. Nadie me llamó para disculparse por el hecho del error en la inexistente falta de Ivanovic cuando el WBA anotó su segundo gol, nadie me pidió disculpas por el penalti no cobrado ante el Everton que hubiera supuesto el 1-1 para nosotros. Tengo curiosidad por saber si era sólo una llamada de teléfono aislada. Tengo curiosidad por saber si la gente ve eso como una situación normal, o si este es el principio y de ahora en adelante va a ser lo mismo para todos. Por lo menos ahora los árbitros saben una cosa: si toman una decisión controvertida que favorece hipotéticamente al Chelsea, saben que van a ser expuestos públicamente por su jefe. Ellos pueden cometer errores que favorecen hipotéticamente a otros equipos, pero no pasa nada”. Con Fernando Torres todavía lesionado, el Chelsea sacó el partido adelante con holgura (0-3) y Mourinho remarcó el privilegio que lleva disfrutando Hazard –único en el equipo– toda la temporada: «Organizamos el equipo para que Hazard no tenga tareas defensivas. Estaba muy protegido detrás de él (por Azpilicueta)”. El hecho de alinear juntos a Ramires, Mikel y Lampard permitió al centrocampista inglés tener más llegada al área, lo que tradujo en dos goles que destacó Mourinho: “Lampard jugó muy bien, estuvo muy cómodo junto a Mikel. Modificamos algunas cosas para que Frank se suelte más en ataque. Marcar goles forma parte de su ADN”.
Una victoria en Basilea habría asegurado el primer puesto del grupo en Champions, pero el Chelsea tuvo que conformarse con sellar su pase a pesar de la derrota ante el conjunto suizo, gracias al empate en el otro partido de grupo entre Steaua Bucarest y Schalke 04. Mourinho exculpó a los jugadores, que según él acusaron la fatiga por los compromisos internacionales: «Los jugadores estaban cansados, por eso no estoy disgustado con ellos, lo entiendo». El técnico reconoció que quizá debería haber hecho más cambios en el once que jugó el sábado, pero también que «cuando juegan tan bien es una gran tentación mantenerlos y darles más confianza». «Si no hubieran estado dormidos, ¿cómo hubiera entrado ese gol? Cuando estás cansado te duermes, piensas despacio y reaccionas tarde», sentenció el portugués, aunque reconoció que el Basilea fue «mejor equipo y mereció ganar».
Mourinho, que sigue probando alternativas en el esquema para sacar partido a su zona medular –quizá la más limitada del equipo–, encara diciembre como le gusta, con todos los frentes abiertos y bien colocado en todas las competiciones. A la espera de que que comience la FA Cup, el Chelsea está en octavos de Champions, empatado con el Liverpool en el segundo puesto de la Premier a cuatro puntos del Arsenal y en cuartos de final de Capital One Cup, donde se enfrentará al Sunderland de Gustavo Poyet el 17 de diciembre. Asoma un calendario asequible para el Chelsea, antes de que con el inicio de las navidades encadene en una semana dos partidos ante los dos primeros clasificados: Arsenal en el Emirates y Liverpool en Stamford Bridge. En un torneo tan igualado, donde los siete primeros se han ganado al menos un partido entre ellos, supondrán sin duda partidos clave para comenzar a triar qué equipos entrarán en la carrera definitiva por el título.
* Alberto Egea.
– Fotos: Peter Klaunzer (EFE) – Reuters
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