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1.- Toma, centra, pareció decirle Özil a Higuaín y en ese taconazo casi terminó el partido aunque tuvo que ser Diego López quien evitara la posible remontada inglesa (y De Gea la ampliación del triunfo madridista). Otro taconazo en Old Trafford, en esta ocasión sin la dinámica del caño que protagonizara Fernando Redondo, pero de trascendencia máxima.
2.- Rooney al banquillo sacude todos los espíritus en la hora previa, pero no parece afectar en nada al partido. El Manchester le prepara al Madrid lo que habitualmente el Madrid le prepara a sus contrincantes: una de muralla y acordeón. Giggs en la derecha para el 2×1 contra Cristiano y un 4-5-1 modulable en 4-3-2-1 por la presencia de Nani y Wellbeck por delante de sus tres mediocentros. Nani se aposenta en el costado izquierdo y Wellbeck se ocupa de vigilar a Xabi Alonso; sin demasiada insistencia, pero suficiente para desactivarlo.
3.- Será un partido incómodo para el Madrid. Muy incómodo. Vence y accede a cuartos, pero su desempeño no concuerda con la importancia de la noche, que transcurre con mucho frenesí y poca precisión inicial, con Higuaín corriendo y presionando más que en todo el curso, pero Xabi secado y Özil obligado a descender al primer peldaño de la construcción.
4.- El Madrid tiene el balón por decisión mancuniana, que se protege a la manera del oponente, líneas juntas, buenas ayudas, compañeros que cubren al superado y centrales que rebotan con la testuz cualquier balón colgado al área. Y cada robo es un contragolpe rojo que eriza a los madridistas. El Madrid tiene el balón y el Manchester domina los espacios: cierra, corta y corre. Ambos corren, arriba y abajo, sin parar, sin detenerse, con la diferencia que para el local es una alegría y para el visitante, una pesadilla.
5.- Hasta el punto que Cristiano, en su perpetuo esfuerzo, inagotable, recuerda al Messi ofuscado de las últimas semanas. Dispara desde cualquier punto, busca, se mueve, permuta posiciones, pero no encuentra aire con el que respirar. Marcará el gol del triunfo, pero no será el gran Ronaldo del último mes. Como declaración de todas las precauciones, el Manchester lanzará todos sus saques de esquina de la primera hora con solo cuatro rematadores en el área y seis atrás por si acaso hay un contragolpe merengue, que no se consuma ni una sola vez.
6.- A la media hora, Cristiano Ronaldo entiende que desde la banda no le alcanza y se ubica de ‘9’, con Di María en su puesto a pierna natural e Higuaín por derecha, encargados ambos de los centros. Tampoco es la solución de un Madrid que en cada balón perdido concede una posibilidad al local. Los centros cruzados del Manchester intranquilizan a la defensa madridista, en la que Varane debe multiplicarse frente a la velocidad de las réplicas rojas, impecable por bajo, pero doliente por alto en cada saque de esquina que lanza Giggs.
7.- Al cuarto saque de esquina, Vidic remata al poste en lo que a posteriori se antoja un símbolo de la noche y ya podemos decir en ese punto que el Madrid no se encuentra sobre Old Trafford. Está, pero no se encuentra. Está viviendo el partido a contrapié: dominando ante una muralla, padeciendo al contragolpe. Su medicina amarga.
8.- Pillada en velocidad la defensa visitante, con todos sus hombres mirando hacia Diego López, los vestidos de verde son quebrados por Rafael y Wellbeck, mientras Nani hace lo mejor de su noche: robarle la cartera a Varane y centrar a esa zona en que cualquier toque es peligro de gol. Toca Ramos y gol. El partido era del Manchester; el marcador también.
9.- El equipo de Ferguson está impecable en la transición ofensiva pues le bastan tres toques para organizar un lío. Y acierta en la defensiva porque se ocupa de evitarla con esmero, sea acabando todas las acciones en remate, sea absteniéndose de perder balones en zonas de riesgo. Digamos que Kaká (sustituto de Di María por lesión de isquiotibiales) se enfrenta al partido opuesto al de hace seis años en que se consagró sobre el mismo césped: ahora es un partido sin espacio.
10.- En el minuto 65, la expulsión de Nani genera un torbellino de modificaciones. La serenidad mancuniana se desvanece ante el golpe y la inmediata entrada de Modric en escena supone el movimiento clave. Al partido del frenesí estéril del Madrid le hacía falta el sentido del juego del croata, que se ve facilitado por la superioridad numérica. Modric la aprovecha con denuedo lacerante.
11.- Se ubica en el balcón del área, con Özil y Coentrao en las bandas, Kaká cerquita y Cristiano e Higuaín de ‘9’ doble. El Manchester, reculado y enrabietado, ya no es el equipo peligroso de la hora anterior, sino que juega a merced de Modric, que lo mueve de un costado a otro, bamboleándolo. Busca agitar para que llegue uno de sus dos delanteros al remate, pero lo que empata la eliminatoria es precisamente un disparo suyo. Un disparo delicioso, combado, de inviable detención.
12.- Acierta de pleno Mourinho dando entrada a Modric, el más clarividente de los blancos en la construcción, el jugador que mueve el cesto de las cerezas hasta conseguir que caigan a peso. Porque tras marcar su gol, sigue y sigue moviendo y girando hasta encontrar un excelente pasillo para Higuaín que origina el taconazo de Özil. El otro taconazo madridista en Old Trafford. Suave y sutil para que Higuaín redondee una noche brillante en decisiones y centre para el gol de Cristiano.
13.- ¿Partido muerto? No con el United, que pese a la entrada de Pepe por Özil con la intención de cerrar atrás, arrincona al Madrid para convertir en héroe a Diego López. Una, dos, tres, cuatro veces (Wellbeck, Carrick, Van Persie, Vidic) el Manchester remata sobre el guardameta en busca de una remontada estruendosa que evita Diego López, ya importante en el primer tiempo, trascendental en ese último cuarto de hora, en el que paradójicamente Cristiano y Kaká tienen dos ocasiones claras para ampliar el marcador, pero De Gea y el poste lo evitan. Son minutos de golpes feroces, desesperados.
y 14.- Amargo partido 1.000 para el legendario Ryan Giggs, que en fecha tan señalada se ha vestido con sus galas más sobrias para trabajar de peón esforzado, repartiendo también golosinas con el empeine, confirmando que donde no llega su físico todavía le alcanza con su prodigiosa técnica. Muy probablemente, el Manchester hizo lo que debía: vestirse de Real Madrid, esperar y morder, pero se le resquebrajó el plan en la concatenación de cuatro sucesos: la expulsión de Nani, el caudal de Modric, el taconazo de Özil y las manoplas de Diego López.
– Fotos: Ángel Martínez – Helios de la Rubia (Real Madrid)
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