“Apostaría que este chico también llega”. Ese chico era Óscar García Junyent. Y Paco Seirul·lo quien apostilló ese affidávit tabú en el mundo de la formación mientras el vallesano realiza los ejercicios del plan de trabajo específico que le ha asignado el preparador físico. Reclutado del Mercantil de Sabadell, Óscar llevaba en el club desde alevines y era uno de los jóvenes más prometedores de la cantera del Barça. Junto a Quique Martín o Sergi Barjuan, había sido seleccionado para formar parte de los elegidos del equipo sub-19 blaugrana dirigido aquella temporada por Toño de la Cruz que subirían directamente al Barça B. Óscar tenía 18 años y estábamos en la temporada 1991-1992.
Paco Seirul·lo no se equivocó: ese “chico” llegó. Pero no pudo instalarse como futbolista de pleno derecho y desarrollo en el Barça. Tampoco lo consiguió en las varias etapas que conoció cuando lo abandonó definitivamente. Como futbolista, no terminó de adecuarse nunca al pulso del fútbol profesional. No obstante, persistió en una idea de fútbol. En la que se formó y escogió expresarse. Costara lo que le costara. Ahora, como entrenador, la apuesta sigue más en pie que nunca. Y, esta vez, no está dispuesto a conformarse sólo con llegar.
Óscar García Junyent, tan cerca, tan lejos, con todo el futuro por delante como entrenador. Entrevistado y radiografiado en la Revista nº 4 del Club Perarnau.
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