Dos partidos, dos derrotas. Ese es el pésimo balance del conjunto rojillo en este inicio de temporada. Los fantasmas del curso pasado parecen volver al Sadar y la afición tiene pesadillas al pensar que, por segundo año consecutivo, un mal comienzo puede ser un lastre difícil de quitar.
El año pasado, Osasuna no conoció la victoria hasta la sexta jornada, cuando goleó 4-0 al Levante. Hasta el 30 de septiembre, los de Mendilibar habían cosechado cuatro derrotas (2-0 contra el Deportivo, 1-2 contra el Barcelona, 2-0 contra el Celta y 3-1 contra el Zaragoza) y un mísero empate a uno contra el Mallorca. Un pobre bagaje sabiendo que tres de esos equipos jugarían en Segunda División. El triunfo ante los de Juan Ignacio Martínez fue un espejismo ya que no volvieron a llevarse los tres puntos hasta seis jornadas después, al vencer 0-3 al Espanyol en el primer match ball del técnico vasco.
Es pronto para decirlo, pero casi diez meses después José Luis Mendilibar afronta una nueva bola de partido en contra. Ni rival, ni horario (las 23.00 horas del sábado) ayudan mucho, ya que pese a ser un recién ascendido el Villarreal ha vuelto a la élite a lo grande y lleva pleno de victorias tras derrotar a Almería y Valladolid.
Hasta los más expertos del mundo del fútbol coinciden. Osasuna siempre está ahí abajo, entra en todas las quinielas para descender pero siempre se salva. Nadie sabe cómo. Yo me atrevo a decir que entre la incombustible afición y San Fermín está la respuesta.
Puedes ser más o menos devoto pero todo el mundo sabe que San Fermín es de Osasuna y aparece con su famoso capote cuando nadie se lo espera. Ese zapatazo de Juanfran contra el Real Madrid, ese centro de Camuñas con la cara ensangrentada para que Lekic remontara ante el Sevilla, esos goles de Puñal y Cejudo (el primero y único tanto de falta directa en la pasada temporada), de nuevo ante el conjunto hispalense, son obra del santo, que no solo es protagonista entre el 6 y el 14 de julio.
Tras recuperar las constantes vitales y certificar la permanencia, la dirección deportiva oficializó los fichajes del Gato Silva y De las Cuevas, dos futbolistas que se habían montado en el barco en el mercado de invierno y que tuvieron mucha culpa de la sufrida pero lograda permanencia rojilla.
Los siguientes en vestirse de rojillo fueron Lotiès y Joan Oriol. El central y el lateral izquierdo llegaron con la idea de apuntalar la parcela defensiva tras no renovar a Rubén y la marcha de Nano al Alavés. Ambos son titulares, aunque de diferente manera. El francés forma pareja de centrales junto con Arribas y parece que lleva toda la vida en el club. Por su parte, el de Cambrils empieza a ser cuestionado después de ofrecer muchas dudas defensivas ante Granada y Athletic. Es conocida su proyección ofensiva, pero, ante todo, un lateral tiene que saber defender y, en Osasuna, aún más.
Y si queréis aprender a jugar a poker y además disponer de un bono de regalo, nada mejor que http://www.pokeronline.es/
El cambio más profundo tuvo lugar en la zona ofensiva, esa que tantos quebraderos de cabeza trajo la temporada pasada. Sin Kike Sola, los rojillos apostaron por Oriol Riera y Ariel Núñez. En el ex del Alcorcón están puestas muchas esperanzas de la afición pero, al igual que el paraguayo, solo ha ofrecido detalles. Ambos marcaron dos tantos en pretemporada, pero se les resiste el gol en la competición doméstica, esa que da de comer a más de la mitad de los equipos españoles.
Las cuatro incoporaciones han oído hablar de San Fermín como la fiesta más internacional de España, pero todavía no saben la faceta más secreta del santo. Es el mejor fichaje y a coste cero. Así que todos le esperan el sábado a las 23 horas en El Sadar para que, con pijama o sin él, ayude a Osasuna a conseguir la primera victoria de la temporada. Incluso Mendilibar confía en su aparición, ya que una derrota ante el submarino amarillo puede sumergir al de Zaldívar en las temibles aguas del río Sadar.
* Borja Bernarte es periodista.
– Foto: EFE
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal