"Hay que recordar que quienes escriben para los imbéciles siempre tienen un numeroso público de lectores". Arthur Schopenhauer
El pasado 15 de marzo, Divock Origi marcó los mismos goles que en toda la temporada en la Ligue 1 hasta la fecha. El delantero belga, sumido en una desesperación preocupante con el gol, anotó un hat-trick ante el Rennes y puso fin a todas las críticas en torno a su rendimiento. Pero la actuación de Origi no empaña su irregular temporada, en la que parece más centrado ya en Liverpool que en Francia.
Los problemas de Origi llegaron precisamente después de una buena noticia. El pasado mes de junio, Marc Wilmots sorprendió con la convocatoria del joven extremo del Lille, quien a pesar de haber tenido en su primera temporada como profesional mejores números que Hazard en su primer año en el norte de Francia, no superaba ni mucho menos la magnífica temporada que había realizado Michi Batshuayi en el Standard de Lieja. La lesión de Benteke abrió las puertas a un jugador que con René Girard había sido clave en el final de temporada, pero como extremo y no como delantero centro.
El mundial sirvió para consagrar a Origi. En apenas cinco meses, el extremo belga, ya reconvertido en un delantero que le disputó la jerarquía en la delantera al mismísimo Lukaku, realizó un mundial fabuloso en una posición de la que no tenía constancia hasta el torneo disputado en Brasil. Confirmado definitivamente, los grandes llamaron a sus puertas. Sería el Liverpool quien depositara 10 millones de euros para hacerse con los servicios de uno de los jugadores más prometedores del fútbol europeo. Pero, ¿habían acertado los reds?
Su máximo competidor en la pelea por un puesto en las convocatorias de Les Diables Rouges, Batshuayi, también se fue a Francia para intentar dar un paso agigantado en su carrera. El exjugador del Standard se comprometió a largo plazo con el Olympique de Marsella de Marcelo Bielsa para posiblemente ser la referencia del único equipo francés con una Champions en su haber durante muchas temporadas. Nada más fichar, RTBF publicó un artículo en el que comparaba a ambos delanteros, llegando a la conclusión de que Origi era mucho más completo por el simple hecho de poder jugar en todas las posiciones del franco de ataque.
Tras el mundial, comenzaron los problemas para Origi. El delantero tuvo el síndrome de todo joven al que la vida le pasa muy rápido. La humildad desapareció del belga, que pese a que en septiembre sumaba tres goles y era indiscutible para Girard, no era el mismo que había encandilado a Wilmots para poder ir al mundial. Tras el 27 de septiembre, la sequía de Origi y su ansia de ser protagonista se cebaron en él. Su protagonismo, paulatinamente olvidado, desapareció, hasta el punto de perder la titularidad en detrimento de jóvenes como el inadvertido Koubemba o Traoré. El fichaje de Boufal es un claro ejemplo de que el equipo está muy insatisfecho con el rendimiento del futuro delantero del Liverpool.
Batshuayi, por su parte, no ha gozado de las mismas oportunidades que Origi y hasta el pasado fin de semana llevaba tres goles más que su competidor. El delantero del OM ha disputado 18 partidos y 679 minutos, por los 24 y 1658 que suma Origi. Batshuayi, además de llevar 6 goles, marca cada 113 minutos, mientras que el del Lille suma uno cada 276. Origi suma dos asistencias más, cierto, pero su importancia en el Lille, aún habiendo gozado de más minutos, es mucho menor que la de Batshuayi, que ha sido determinante en partidos importantes, como ante el Lille o el Saint-Étienne, cuando salió desde el banquillo y marcó dos goles en apenas dos minutos. Y no solo eso, sino que desbancó a Gignac de la titularidad durante varios encuentros.
Aunque parezca utópico, Origi y Batshuayi suman más goles que Benteke. El delantero del Aston Villa, sumido también en una crisis de gol, no está teniendo confianza esta temporada. Benteke suma un gol menos que Batshuayi y Origi, pero su presencia en la selección parece mucho más clara. A favor de Origi juega que también puede ir como extremo o incluso como mediapunta, por lo que claramente Batshuayi deberá jugar mas si quiere tener un puesto en los futuros planes de Wilmots. La lucha está asegurada.
* Andrés Onrubia.
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