"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
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El pasado 9 de agosto asistíamos a uno de los momentos más controvertidos de la historia del Olympique de Marsella (OM). Marcelo Bielsa presentó su dimisión como entrenador del club phocéen. Las razones de Bielsa sorprendieron a todo el mundo, pero al parecer, el técnico argentino no estaba de acuerdo con un giro radical de Vincent Labrune en el contrato de renovación. ¿Cómo está el OM a día de hoy tras el fichaje de Míchel?
La pasada temporada, el OM realizó con Bielsa uno de los mejores inicios de campeonato que se recuerdan en Marsella. Llegó a sacar 7 puntos al PSG y el equipo realizó notorios encuentros y hasta exhibiciones, como por ejemplo el 0-5 al Reims. Todo ha cambiado mucho desde entonces ya que el fin de semana, en la segunda jornada de la Ligue 1, el OM perdió 2-1 en Reims dando una imagen bastante pobre y dejando claro que el equipo, desde la marcha de Marcelo Bielsa, está tocado. Está tocado porque a principios de verano se desprendió prácticamente de medio equipo titular. Del once de la pasada campaña se han marchado Fanni, Morel, Imbula, Andre Ayew, Dimitri Payet, André-Pierre Gignac y, como colofón, Florian Thauvin. Bielsa ya dejó entrever en la rueda de prensa previa a la jornada 1 de liga que la mayoría de los fichajes habían sido propuestas del presidente. Fichajes que, si observamos, no van a dar un salto de calidad al equipo. N’Koudou (Nantes) y Sarr (Metz) son futbolistas, que, pese a ser atacantes de una gran calidad, no parecen poseer suficiente categoría para ser titulares en un equipo del calibre del OM. Después llegaron Abou Diaby y Lass Diarra, dos internacionales franceses venidos a menos por las lesiones y que entre ambos sólo sumaron 67 minutos en la temporada pasada. Unido a ellos llegó Javier Manquillo para apuntalar la defensa junto a Rekik (PSV). Son dos defensas jóvenes que a largo plazo dan garantías, pero que a corto, analizando la situación del OM, son un riesgo para un equipo que aspira a entrar en puestos europeos.
Si había un entrenador que podía asumir el legado que ha dejado Bielsa en Marsella, ese es Míchel. Cierto es que sus inicios como entrenador no fueron nada sencillos, puesto que tanto en su primera etapa en Getafe como en su segunda en Sevilla la presión pudo con él. A veces, los entrenadores imberbes necesitan como todo futbolista un período de adaptación. Míchel necesitó algo así y después de dos proyectos innovadores truncados se marchó a Grecia, al Olympiacos, a uno de los equipos más laureados del fútbol heleno. Allí, y contra todo pronóstico, Míchel se hizo un hombre importante. Grecia conoció a Míchel y Míchel conoció a Grecia y a Europa. En Champions League todos vimos siempre a un Olympiacos al que muchos equipos deseaban evitar debido a su carácter competitivo y con pocas fisuras. Prueba de ello es la victoria contra el Atlético de Madrid la temporada pasada en la primera jornada de la fase de grupos de la Champions League. Los de Míchel pusieron contra las cuerdas a la Juventus, que acabaría el torneo como finalista. Míchel tiene experiencia suficiente como para iniciar un proyecto, con sus matices, pero proyecto del OM.
Partiendo de la base de que el OM es probablemente el equipo que menos credenciales tiene a día de hoy para fichar a un entrenador, Míchel es una buena apuesta para un entorno turbio. Primero, porque el vestuario que se va a encontrar no es un vestuario sencillo. Y segundo, porque el OM siempre es un equipo en el que su afición mete mucha presión. Bielsa se ganó al Velódrome desde el principio y ese será el primer aliciente que tendrá Míchel en su llegada al fútbol francés: ganarse a una afición delicada, con mucho carácter y que seguramente quiera resultados desde el principio. Nada más lejos de la realidad, puesto que para Míchel acabar entre los diez primeros viendo el horizonte que se va a encontrar en Marsella no sería un fracaso. Primero debe recuperar el ánimo del vestuario y luego también deberá confeccionar una plantilla en tiempo récord, ya que el fin del mercado está a la vuelta de la esquina.
Tras la marcha de Thauvin al Newcastle y la llegada de Rémy Cabella en calidad de cedido, el OM ficha a un futbolista que por perfil no tenía en la plantilla desde la marcha de Dimitri Payet. El exjugador del Montpellier no ha triunfado en Inglaterra y qué mejor manera que recuperar el nivel en un OM en decadencia y que necesita lo mejor de futbolistas con carisma. Cabella tiene la calidad suficiente como para liderar las transiciones de un Míchel que, salvo sorpresa, seguramente apostará por el estilo de Marcelo Bielsa, aunque también por el rigor defensivo.
Sin Payet, sin Andre Ayew y sin Thauvin, Cabella debe asumir un rol de estandarte en este Olympique de Marsella. Su irregularidad y sus constantes lesiones le han privado de demostrar su verdadero nivel, pero Míchel es consciente de su potencial y si este responde con grandes actuaciones, podemos estar hablando de uno de los jugadores más desequilibrantes de la Ligue 1.
A Míchel se le va a mirar con lupa desde su debut este domingo en Troyes. Pero lo que queda claro es que, como ya hemos comentado en líneas anteriores, es muy complicado pedirle resultados en el contexto en el que ha llegado al equipo. Sin entrenador desde la jornada 1, sin medio equipo titular y sin una base sobre la que sostenerse, es evidente que el proceso de transición de Míchel en Marsella va a ser duro.
¿Cuál es el objetivo del OM a día de hoy? Principalmente el de formar un equipo competitivo, compacto, sin altibajos y que tenga suficientes variantes como para afrontar el último tramo de la temporada. Su lucha estará consigo mismo y no con PSG y Olympique de Lyon, que a priori son los dos máximos favoritos junto al Mónaco a pelear por la Ligue 1.
El fichaje de Míchel supone un plus para la prensa y para la afición del OM. Por una parte, Bielsa siempre fue un entrenador educado en todas las ruedas de prensa, intentando decir todo lo que pensaba sin pelos en la lengua. La afición del OM siempre estuvo de su lado (en las jornadas finales de la temporada pasada utilizaron el eslogan Bielsa no se va como reacción a los rumores que decían que el entrenador no renovaría con el equipo francés).
Míchel siempre ha sido un entrenador modélico en las ruedas de prensa, donde le gusta lucirse. Su paso por el Real Madrid ha engrandecido bastante su fama y le ha ayudado a ser entrenador de equipos importantes desde el primer momento. Por ello su carisma deberá ser un plus y un aliciente para intentar ganarse a afición y prensa desde el primer día que pise el Velódrome.
* Andrés Onrubia.
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