Ahora que Messi ha sobrepasado a Zarra como máximo goleador histórico la la Liga, he creído oportuno rendir un pequeño pero justo homenaje a quien ha ostentado la impresionante marca realizadora durante seis décadas. Sin ánimo de polemizar en un momento en el que reconocer la proeza de Leo Messi es de absoluta justicia, considero conveniente plasmar que los goles que se le atribuyen al ariete vizcaíno son 251, en su versión más consensuada, 252, 253 y 256, dependiendo de la fuente que se consulte. Si bien la cifra exacta de los goles del gran Telmo en la competición liguera tiene una importancia relativa y además aquí tomaremos por bueno el guarismo de los 251.
Pedro Telmo Zarraonandia Montoya nació el 20 de enero de 1921, festividad de San Sebastián –curiosidades del destino– en el barrio de Asúa (Erandio). Sus primeros pasos futboleros, a los 13 años, los dio en un club local de sonoro nombre: Pitoberetxe. De ahí pasó a la Sociedad Deportiva Erandio Club. Jugando en la Segunda División española con la escuadra de su pueblo, el Athletic Club puso sus ojos en él y le fichó en 1940. Eran tiempos complicados para el club de San Mamés, con sus filas diezmadas a causa de la recientemente finalizada Guerra Civil. A los 19 años, Telmo debutó en partido oficial con el primer equipo del Botxo. Era el 29 de septiembre de 1940. El resto de su historia es sobradamente conocida… o no. Porque quizá, algunos de los detalles que vas a poder leer a partir de ahora puedan ayudarte a conocer algo más acerca de La mejor cabeza de Europa después de Churchill. Son 9 aspectos, en honor al 9 español más importante.
Los Zarra Montoya era diez hermanos, cinco de cada sexo, y de entre los varones fueron cuatro los que jugaron a fútbol. Telmo era el séptimo de la prole y uno de los que abrazaron el esférico. Los otros tres: Tomás, Domingo y Cecilio.
Cecilio coincidió con Telmito el miedoso, como le llamaban en Asúa, en la S. D. Erandio Club. Ceci era guardameta y seis años mayor que su hermano. Nunca destacó especialmente y guardaba la valla del Erandio como divertimento.
Domingo, un calendario menor que Ceci, disputó una temporada en Primera División a los 19 años. Fue alineado en cuatro ocasiones en liga por José Planas, el entrenador del histórico Arenas de Getxo, durante la temporada 34/35. El ataque de la banda izquierda fue su territorio natural y el Frente del Ebro, el escenario de su muerte mientras defendía las filas carlistas.
Tomás, guardameta como Cecilio, era el mayor. Con nueve años más que Telmo, defendió los colores del Arenas durante cuatro cursos (desde la primera Liga de la 28/29), uno más los del Real Oviedo y el último lo pasó en Osasuna. Las seis campañas las disputó en Primera con 72 encuentros a sus espaldas, cifra nada desdeñable teniendo en cuenta que la liga la formaban 10 equipos hasta la 33/34 y 12 a partir del año siguiente.
El bueno de Telmo se enfundó la camisola rojiblanca durante 15 temporadas y aunque de él ha quedado sobre todo el hecho de que era un gran cabeceador, sus piernas le sirvieron para perforar la meta rival en muchas decenas de ocasiones. Sin embargo, y esto realza más si cabe su cifra de goles, apenas marcó goles de penalti.
En el Athletic Club de los años 40 y 50, la responsabilidad desde los 11 metros recaía sobre Panizo, un artista adelantado a su tiempo. Durante las escasas ausencias del interior izquierdo de Sestao, eran Gaínza y Venancio los que chutaban las penas máximas. Zarra solo se encargó de los penaltis durante la temporada 50/51, en los que marcó 8. Esos fueron sus únicos tantos desde la distancia fatídica en sus 277 encuentros ligueros. De los 251 goles, solo el 3,18 % fueron producto de enfrentarse a la portería contraria sin otra oposición que la del portero. Messi, quien lanza los penaltis en el Barcelona desde hace ocho campañas, ha perforado la meta rival desde los 11 metros en 32 ocasiones para un 12,65 % del total de sus tantos.
Tomás y Telmo, hermanos separados por casi una década, tienen un curioso récord familiar que a buen seguro será complicado de igualar. Telmo fue Pichichi de la liga en seis ocasiones (1945, 1946, 1947, 1950, 1951 y 1953), hito que nadie ha sido capaz de igualar hasta el momento en la máxima categoría. Mas este dato resulta archiconocido. Para saber qué hace que Telmo y Tomás estén en un escalón único juntos hay que recordar que Tomás, portero del Arenas, tuvo una temporada especialmente meritoria en la 30/31. Se colocó bajo los palos en 14 de los 18 encuentros de los que constaba la liga de 10 equipos y recibió 27 goles. Con una media de 1,92 tantos por encuentro se convirtió en el meta menos goleado de la competición por delante del inigualable Ricardo Zamora o del magnífico Gregorio Blasco del Athletic Club. Tomás se llevó el que luego sería denominado Trofeo Zamora en noble disputa con el que daría nombre a dicho galardón.
Tomás y Telmo son, desde el año 1945, los únicos hermanos en lograr ser Pichichi y Zamora. Ni siquiera los asturianos hermanos Castro (Quini, pichichi en cinco ocasiones en Primera, y Jesús, se acercó al Zamora en alguna de sus 14 campañas en la máxima categoría) fueron capaces de lograrlo. La leyenda de Telmo ha tapado siempre el logro de Tomás, pero ahí están los archivos para ver cómo se abrazan de manera tan curiosa dos hermanos que no coincidieron jugando al fútbol en temporada alguna. Desde la retirada de Tomás a la llegada de Telmo hubieron de transcurrir cinco años.
El 9 de octubre de 1949 el Athletic visitaba La Rosaleda. En los banquillos, dos mitos del balompié nacional: Ricardo Zamora y José El Chato Iraragorri. En el verde, los Lezama, Venancio, Panizo… y Zarra. Con empate en el marcador y solo ante Cesáreo López, el guardameta local, Telmo lanza el balón fuera por un lateral del terreno de juego a pesar de que tenía el gol asegurado. Él mismo se lo contaba muchos años después en Bilbao a uno de los que asistió al encuentro, el malagueño Pacurrón: “Saltamos Arnau (defensa central albiazul) y yo en la disputa de un balón de cabeza y al caer el malaguista al suelo sentí un ¡ay! que me obligó a echar el balón al suelo. Ni sabía, porque no me preocupé de ello, si estaba cerca o lejos de la portería, pero era consciente de que Arnau podía estar gravemente lesionado y no pensé en otra cosa”.
Ricardo Zamora entró emocionado en el terreno de juego para estrechar la mano del ‘9’ mientras el público prorrumpía en una sonora ovación. El Athletic acabó ganando el choque por 2-3 con dos tantos del mismo Zarra.
Esa misma temporada, en el partido de vuelta celebrado en Bilbao, el C. D. Málaga impuso al ariete vasco la insignia de oro y brillantes de la entidad andaluza.
La clase personal de Zarra se pudo comprobar en numerosas ocasiones, y para dar cuenta de otro momento estelar nos situamos en el día 8 de abril de 1951. Los leones visitaban Riazor y Enrique Ponte, central deportivista, cayó desplomado tras colisionar en un lance con Telmo. A pesar de que Zarra quedaba así libre de marca y en el borde del área, se olvidó del esférico y acudió pronto al socorro de su rival mientras avisaba a gritos a sus compañeros para que lanzaran fuera la pelota. El público le dedicó un generalizado aplauso al noble striker bilbaíno y el mismo club coruñés improvisó al día siguiente un acto de reconocimiento a la deportividad de Telmo que se relejó en la entrega de manos del presidente del Depor del botafumeiro de plata, réplica exacta a escala del que existe en la catedral de Santiago de Compostela.
En la duodécima jornada de la Liga 51/52, San Mamés recibía al Atlético de Madrid el 25 de noviembre. Zarra, que ya había anotado un tanto ante los colchoneros en un partido que acabaría con una victoria bilbaína por 7-3, evitó chocar contra Manuel Montes el portero visitante, para no hacerle el daño que calculaba que podría haber sufrido el guardameta de haberse dado el caso. La cuestión es que finalmente Montes cayó sobre la pierna de Telmo y le lesionó de gravedad para el resto de la temporada. Perdió la campaña por evitar causar daño a un rival, pero nunca se quejó al respecto. Zarra respetaba demasiado a los rivales y prefería exponerse él antes de poner en riesgo a un compañero de profesión.
Siendo Zarra delantero centro del Erandio en Segunda División, le convocaron para un amistoso Vizcaya-Guipúzcoa en el que se impusieron los primeros por 9-1 con siete goles de Telmo. Cuatro mil pesetas bastaron al Athletic para convencer a los de Ategorri y llevarse al mocetón de Asúa.
Los leones estrenaban su participación liguera en Valencia en aquella campaña 40/41 y Juan Urquizu, míster local, decidió alinear a Zarra en el puesto de ariete. Tenía la complicada papeleta de sustituir a Victorio Unamuno, que era el vigente Pichichi de la Liga con 20 tantos conseguidos en 22 encuentros y que continuaba formando parte de la plantilla. Aun así, Urquizu puso a Telmo de nueve. Enfrente, el Valencia de Epi, Mundo y el gran Gorostiza, traspasado ese mismo verano del Athletic al club levantino. El mismo Valencia que un año después quedaría campeón de Liga por primera vez en su historia.
Zarra, lejos de arredrarse, vacunó a los valencianistas… ¡a los 17 minutos de su debut en la máxima categoría! Y para no dejar lugar a dudas, puso el 0-2 en el marcador tan solo cuatro minutos después. Urquizu había dado con la tecla y de qué manera.
Tras haberse proclamado máximo goleador de la Liga por sexta vez en 1953, récord aún imbatido, Zarra solo disputó los cinco primeros partidos de la temporada 53/54. Un bravo y pujante delantero se hizo con su dorsal para el resto de la campaña. Eneko Arieta, El Torito, cumplió a la perfección con su cometido haciendo 12 goles en 24 partidos. Ya se veía que el sitio de Telmo peligraba. Era su decimocuarta temporada en el Athletic y a sus 33 trabajados años, el recambio no tenía mala pinta. Pero Zarra era mucho Zarra y seguía gozando de un gran predicamento entre los fieles de San Mamés y en el resto de España. Tanto era así que al Athletic le llegó una oferta por él desde el mismísimo Atlético de Madrid.
Desde las oficinas de San Mamés se dispusieron a escuchar el contenido del ofrecimiento de los colchoneros aun a sabiendas de quién era y lo que suponía Telmo Zarra para Vizcaya y el Athletic. La oferta económica de los madrileños fue muy importante para la época aunque insuficiente para los del Botxo. El Athletic, aquel verano de 1954, dijo no a 1,7 millones de pesetas y Zarra se quedó en Bilbao para su decimoquinta y última campaña vistiendo los colores rojiblancos.
Asimismo, tras decir adiós a San Mamés, y después de disputar una temporada en Segunda con la S. D. Indautxu, durante el estío de 1956, quiso Telmo alargar a sus 35 años una campaña más su vida profesional. Enterados desde África de este particular, José Benoliel mantuvo animadas conversaciones con él para que fichara por el Atlético Ceuta, que también transitaba por la categoría de plata. Telmo prefirió colgar las botas cerca de casa y puso punto final a su brillante trayectoria en el Barakaldo de Segunda División.
La Copa, el torneo más antiguo del fútbol español, ha tenido que recurrir al sistema de la prórroga hasta en 26 ocasiones en su historia. Pues bien, de entre esas 26, Zarra tuvo la oportunidad de disputar dos y resultó providencial en ambas.
La primera ante el Real Madrid en 1943 en el madrileño Estadio Metropolitano. Habiendo llegado a los 90 minutos sin marcar ninguno de los dos contendientes, Zarra marcó en el 104’ el único tanto del partido que hizo que los rojiblancos alzaran el trofeo.
La segunda final con periodo de prolongación ocurrió siete años más tarde, también en Madrid, pero en esta ocasión contra el Valladolid y en Chamartín. Zarra abría la lata a los 14 minutos y cuando los aficionados bilbaínos ya se veían campeones, el albivioleta Coque daba alas a los pucelanos en el 85’. La emoción duró poco en el tiempo extra porque el gran Telmo volvió a perforar la meta defendida por Saso en el 94’, el 96’ y el 116’ para conseguir de esta manera los cuatro goles del Athletic.
Asimismo, Zarra disputó siete finales de la Copa del Generalísimo de las que su equipo se llevó cinco a Bilbao. Fue capaz de marcar en cinco de las siete citas decisivas para un total de 8 tantos en finales coperas.
El Athletic fue invitado en 1945 a realizar una mini gira por el África español. Telmo Zarraonandia quiso tener un gesto con los lugareños, puesto que hacía poco había estado en Ceuta realizando el servicio militar obligatorio, así que en el segundo encuentro del viaje convino en disputar una parte con su Athletic y otra, la primera, con el Automovilismo Tetuán –territorio español en aquel entonces–. El detalle del punta fue acogido con especial agrado entre los presentes y se disputó el encuentro en un ambiente muy festivo. Los rojiblancos se impusieron por 1-3, marcando Zarra el solitario tanto para los locales en la primera mitad y dos de los tres del club de sus amores en la segunda. Siempre tenía un gol que ofrecer y en esta inusual ocasión batió a ambos cancerberos.
Ya hemos reseñado anteriormente que Zarra debutó en Liga en Primera División con dos goles en el feudo del Valencia, pero es que para un jugador de su talla esto se convirtió casi en costumbre cada vez que estrenaba competición.
En la Copa jugó su primer choque con el Athletic el 3 de mayo de 1942. El rival, un flojo Logroñés que salió noqueado de la Catedral por 8-1. Telmo hizo el 2-0 a los 21 minutos de debutar en la competición, pero ahí no quedó la cosa, puesto que el 3-0 y el 4-0 fueron también obra del hijo de Pedro Telmo Zarraonandia y Tomasa Montoya.
Lo que hoy se conoce como Supercopa de España tuvo su germen en los años 40. Organizada por la Real Federación Española de Fútbol, la Copa Eva Duarte se disputó a partido único entre 1947 y 1953 entre los campeones de Liga y Copa –si bien en las últimas dos ediciones se la llevó sin jugar el Barcelona por haber logrado el doblete–. El Athletic Club solo la disputó en una ocasión tras haber ganado la Copa de 1950 y su rival fue el Atlético de Madrid.
El choque tuvo lugar en Madrid (Estadio Chamartín) el 12 de octubre y se llegó al final del partido con el resultado de 3-3. Se disputó una prórroga –entonces no había tanda de penaltis en caso de persistir el empate– y en el minuto 93, Zarra ponía el 4-3 en el marcador. Tras los 120 minutos de rigor ambas escuadras llegaron igualadas a 5 y se dispuso que se jugara un encuentro de desempate en el mismo escenario el 1 de noviembre en el que venció el Athletic por 2-0 con un gol de Telmo en cada tiempo. Aquel fue el debut y el adiós de Zarra en la Supercopa de la época. Con goles otra vez y con la Eva Duarte camino de la sala de trofeos de San Mamés.
El único estreno en el que no pudo marcar fue cuando le llamaron para formar parte de la selección española en partido amistoso. Debutó el 11 de marzo de 1945 a domicilio ante Portugal, encuentro en el que también se estrenó su compañero rojiblanco Gaínza. El 2-2 final podría hacer pensar que Telmo contribuyó con algún tanto al empate del equipo, pero no fue así. Los goles hispanos fueron obra del barcelonista César y del valencianista Epi. Sí lograría batir al meta rival en dos ocasiones en su segundo partido amistoso, ante la misma Portugal, casi dos meses más tarde, para terminar ganando a los vecinos por 4-2 en La Coruña.
Sin embargo, tras nueve amistosos consecutivos, a Zarra le llegó la hora de debutar con la Furia en partido oficial. El 2 de abril de 1950, España disputaba una eliminatoria a doble partido para clasificarse para el Mundial de Brasil. El rival, el mismo que le tocó a Zarra en suerte en su estreno en partido amistoso: Portugal. El Nuevo Chamartín vio cómo el combinado nacional pasaba por encima a los portugueses por 5-1 y el 1-0, a los 11 minutos, era obra de Telmo Zarraonandia, al que sumó poco tiempo después la autoría del 4-1. En el partido de vuelta, cerrado con empate a 2 –y que clasificaba a España para Brasil’50– fueron él y Gaínza los goleadores.
El vizcaíno fue convocado para la Copa del Mundo de 1950 en Brasil y fue, cómo no, alineado en el once del día del estreno de la selección en la cita mundialista. El debut de Zarra se saldó con la victoria de España ante Estados Unidos por 3-1 con Telmo cerrando la cuenta en el 87’.
Goles en los debut de Liga, Copa, Supercopa, partido oficial con la selección y Mundial. ¿Alguien da más?
* Lartaun de Azumendi es periodista.
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