"Se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adaptándose al enemigo". Sun Tzu
Usain Bolt y Ruth Beitia fueron los protagonistas de la tarde en el Luzhniki. El jamaicano, porque se convirtió en el primer hombre en la historia en hacer doblete 100/200 dos veces. Al caribeño siempre se le idolatra, pero también es cierto que se le exige en exceso. Si retrocedieramos una década en el tiempo, las marcas de Bolt parecerían de otro planeta, pero ahora todas las comparaciones son los récords del mundo de Berlín. El espectáculo es majestuoso y solo su presencia en pista ya crea una atmósfera difícilmente comparable con otro atleta e incluso con otro deporte.
Curiosamente, los dos días en los que Bolt ha sacado medalla han sido los mismos en los que España conseguía también metales. En este caso ha sido Ruth Beitia, que sigue haciendo méritos para la lucha por ser considerada la mejor atleta española de todos los tiempos. En pista cubierta esa lucha ya la tiene ganada, pero ahora se afana para conseguirlo al aire libre. La cántabra logró un nuevo hito en su carrera y sumó una medalla inédita en su colección, la primera en un campeonato del mundo. La calidad atlética de Ruth es evidente, pero estos últimos años ha conseguido algo que le faltaba: la madurez ante los grandes retos. Llegaba siempre a la final, pero no pasaba de ahí en los primeros años de su carrera. En cambio, ahora siempre está luchando por las medallas. Podrá conseguirlas o no, porque esto es deporte, pero verla en competición es garantía de que estará luchando por los metales hasta el final. Lo curioso es que esta medalla la consigue en la prórroga, ya que anunció después de Londres que lo dejaba. Recapacitó y al volver se ha encontrado con una de las medallas más valiosas de una dilatada carrera. Ya acumula medallas en mundiales de pista cubierta, campeonatos de Europa de pista cubierta, campeonatos de Europa al aire libre y ahora campeonato del mundo al aire libre. La única pieza que le falta en su extraordinaria colección es la medalla olímpica, que se le escapó en el último momento en Londres.
En el lanzamiento de jabalina, Vesely consiguió una medalla histórica para un país que ha tenido al más grande lanzador de la historia. En en el 110 m. v., Rollins volvió a vencer de igual manera que ha hecho a lo largo de toda la temporada. En maratón, Kiprotich hizo añicos a todo el equipo Etíope. En el 5.000, Defar cumplió con los pronósticos y venció con toda solvencia realizando un último mil en 2:41.19.
El concurso se planteó como una repetición de lo que vivimos en Londres. La altura femenina fue junto a la pértiga masculina las dos pruebas que más se parecieron, hablando de protagonistas, a lo vivido en la capital británica. Las cuatro primeras de Londres acabaron siendo las cuatro primeras en Moscú
Diez saltadoras superaron 1.93 y seis, el 1.97: Beitia, Barrett, Chicherova, Kaspryczka, Shkolina y Green. La ventaja, que a la postre fue decisiva, fue que Beitia lo saltó a primera, al igual que Chicherova, algo que les valió un bronce compartido. La lucha por el oro se dirimió en los 2.03, que fueron superados por Shkolina, mientras que Barrett se quedó en 2.00. Consecuentemente, las tres medallistas de Londres volvieron a subir al podio en Moscú, aunque con el orden invertido. En la parte negativa está la actución de la italiana Trost, atleta joven a la que le falta experiencia en la alta competición pero que a buen seguro dará buenas alegrías a la afición italiana en el futuro.
El nivel medio de marcas del podio no fue excesivamente alto, pero el nivel medio del concurso fue aceptable, con seis saltadoras superando el 1.97.
Las condiciones meteorológicas fueron mucho mejores que las de la prueba femenina. A pesar de ello, la temperatura superó los 20º C, algo que influyó en los registros finales.
La lucha se presumía, como siempre, entre Etiopía y Kenia. Dos conceptos totalmente diferentes de preparación y de concepción organizativa del atletismo. Los kenianos tomaron la decisión de consultar a los atletas que estaban interesados en participar en la maratón, y por ese motivo se vieron bajas significativas de última hora como la de Kipsang, que prefirió preparar la maratón Berlín, donde buscará el récord del mundo. La AK (Federación de Kenia) prefirió que solo fueran al mundial aquellos atletas que tuvieran hambre de títulos sabiendo que prepararían bien el mundial. Por contra, la federación etíope obligó a toda su selección a ir al mundial a pesar de que sabía que muchos de ellos podían fallar, ya que sus mánagers estaban pensando más en las maratones de otoño, donde se mueven suculentos fijos y premios. En categoría femenina el resultado fue desastroso para Etiopía: sus tres mejores mujeres (Gelana, Hailu y Melkamau) se retiraron. Esto llevó a la federación a la apertura de un expediente a dos de estas atltetas: Gelana y Hailu, campeona olímpica y campeona mundial de media maratón, respectivamente. Las corredoras tendrán que dar una explicación por escrito por su abandono en los primeros kilómetros de la maratón.
Finalmente, Kenia, que venía con su equipo B, se hundió y ni tan siquiera salvó los muebles. Su primer atleta en meta fue Some, noveno. Etiopía sí cumplió con toda su armada luchando contra Kiprotich, el campeón olímpico, que demostró que es un hombre de campeonatos y que es capaz de destrozar a los equipos rivales con suma facilidad. En Londres fueron los kenianos los que intentaron hacerle frente, y en esta ocasión fueron los etíopes. Llegó a los kilómetros finales un grupo con cuatro atletas (Kiprotich, Kebede, Tola y Desisa). El ugandés empezó a cambiar y fue viendo cómo iban cayendo uno por uno sus rivales. Kebede fue el primero y luego le siguieron Tola y solo quedó Desisa, que acabo siendo doblegado en el kilómetro final a base de constantes cambios de ritmo y abánicos al mejor estilo ciclista. Kiprotich entró vencedor en el estadio. Se convirtió en el segundo hombre en la historia en conseguir el título olímpico y mundial. El anterior fue Abera. El segundo, Desisa, acaba el año con su primera medalla y como el mejor maratoniano tras sus triunfos en Boston y Dubái. Tola se llevó el bronce y Kebede llegó cuarto, demostrando una vez más que siempre está entre los mejores. Lamdassem se retiró pasados los treinta kilómetros y Javier Guerrra entró con los brazos en alto en la meta después de llegar décimoquinto en la segunda maratón de su vida. Fue el primer europeo en meta, con un registro de 2:14.33.
Bolt no es el de Berlín, ni tampoco el de Londres, pero aun sin estar a su máximo nivel logra vencer con total comodidad. En el 200 se siente más seguro porque la salida, aunque importante, no es tan decisiva como en el 100. Es evidente que en carrera lanzada su superioridad es incluso mayor. Hoy sumó su tercera victoria consecutiva en su distancia preferida. El jamaicano inició su leyenda en Pekín, primero porque completó un doblete histórico y además destrozó a sus rivales en ambas carreras y batió los récords del mundo. Los 9.69 y 19.30 eran marcas de otra época. Una época futura. Desde entonces no ha dejado margen a sus rivales y todas las pruebas se convierten en un monólogo donde la única duda está en ver dónde para el cronómetro. Sin Gay, las finales de Moscí perdieron interés, pero el deporte ganó en limpieza.
El tiempo de Bolt en esta ocasión fue de 19.66. El siguiente reto del jamaicano será la prueba del relevo 4×100, donde contará con la inestimable ayuda de sus compañeros para vencer, siempre y cuando nos se les caiga el testigo. De conseguir este metal, igualaría a Carl Lewis en el medallero global de un campeonato del mundo. El jamaicano acumula siete oros y dos platas, mientras que los títulos del norteamericano fueron ocho títulos, más un segundo y un tercer puesto.
En segundo lugar entró su lugarteniente Weir, que volvió a subir a un podio de un gran campeonato. Después de haber sido bronce en Londres subió un peldaño hasta la medalla de plata, aunque es cierto que faltaba a la cita Blake. La sorpresa de la prueba fue el norteamericano Mitchell, que no llegaba con aspiraciones de medalla, pero al final fue el único norteamericano de los tres que supo estar al nivel. Ashmeade fue uno de los derrotados, al correr en 20.05. Una vez cruzada la línea de meta se rompió, por lo que seguramente no se pueda contar en el relevo de mañana. Gemili, que había asombrado con un excepcional 19.98 en semifinales, se quedó fuera de los puestos de privilegio después de firmar una marca de 20.08. El futuro es de este joven talento británico que procede de las categorías inferiores del Chelsea y que no se había tomado el atletismo en serio hasta el año pasado.
Las pruebas de fondo no pasarán a la historia como las mejores de los campeonatos del mundo. Tanto el 5.000 como el 10.000 se decidieron en unos últimos miles trepidantes, pero tras carreras alejadas de espectáculo. En el caso del 5.000 femenino, la protagonista fue Defar, que logró clavar una última vuelta en 60.10 y el último mil en 2:41.19. La misma situación que vivimos en el 10.000 con el triunfo de Dibaba y parecida situación a lo que vivimos en el 10.000 masculino con Farah. La victoria de la joven etíope estaba en todas las quinielas, pero la verdadera lucha y donde se podía ver espectáculo era en la lucha por la segunda posición. Era predecible un final apretado entre Ayana y Cherono, dos atletas a las que hay que tener muy en cuenta de cara el futuro. El triunfo se lo llevaba la keniana, que consiguió así su primer metal en un campeonato del mundo absoluto. Ella ya sabe lo que es medalla de júnior, ya que tiene en su poder dos campeonatos del mundo de esa categoría. Ayaba también confirma que no fue casualidad los 14.25 de París y se muestra, junto a Diriba, como la candidata más fuertes para suceder en el trono del fondo etíope a Defar y a Dibaba. Máxime si, como está previsto, estas dos grandes fondistas se pasan a la maratón. Checa firmó una buena actuación al entrar en meta en décima posición (tercera europea ) con 15:30.32.
El duelo se planteaba entre Pearson y todo el equipo de EE. UU. La australiana había pasado buena parte de la temporada lesionada y llegó a Moscú con varias derrotas en los mitines previos al campeonato del mundo. De hecho solo había ganado dos de seis, pero ya había anunciado que su preparación estaba encaminada a Moscú y que no iba a cambiarla para competir después de haber estado lesionada buena parte del verano. Frente a ella estaba la irreverente Rollins, que este año se ha mostrado intratable. La vallista norteamericana había conseguido vencer todo: la NCAA, los USA Trials… pero lo más importante fueron las marcas que había conseguido, sobre todo la serie que completó en los USA Trials y que acabó con un 12.26 en la final. Marca de otra época y que suponía un nuevo récord nacional. La única duda que se podía tener sobre ella era que su estado de forma pudiera decrecer después de haber competido en 46 pruebas en este año. En la final demostró que ese nivel había bajado, pero no lo suficiente como para no poder derrotar a Pearson.
La australiana acumula un nuevo metal tirando más de experiencia que de excelencia. Tercera fue la sorprendente Porter, atleta de origen norteamericano pero que se nacionalizó británica el año pasado. La sorpresa negativa la dio Harper-Nelson, la mejor vallista norteamericana del siglo. En series demostró que no estaba bien, y en la final se quedó fuera del podio con 12.59, peor marca que la que hizo en Lausana (Suiza) hace un mes.
Se cumplieron los pronósticos y lograron medalla los tres favoritos. La jabalina recuperó en Moscú el nivel que perdió en Londres, donde con menos de 85 metros se consiguió medalla. En esta ocasión hubo que superar esa barrera para el bronce, y no solo eso: los cuatro primeros de la final habrían vencido en Londres. El oro se lo llevó Vesely, que llegó tocado por un problema en la ingle pero demostró que esa lesión no fue problema suficiente para quitarle su título de campeón del mundo en un gran campeonato. Fue la segunda medalla para la República Checa después del oro de Hejnova. La plata fue para Pitkamaki, que volvió al podio de un gran campeonato después de unos años nada buenos. Su último metal importante había sido el bronce en el campeonato de Europa de Barcelona de hace dos años. Con la de hoy ya tiene dos medallas en mundiales y europeos y una medalla olímpica. Este año parecía perdido después de sufrir una fisura en una costilla en el mes de julio, pero se recuperó milagrosamente y logró completar un concurso de altísimo nivel. Curiosamente los dos primeros entrenan con Zelezny, aunque el lanzador finlandés también cuenta con la colaboración de un técnico de su país, Kangas. Vesely se convierte en el segundo lanzador, después de Thorlkildsen, en conseguir el título europeo y mundial, algo que no consiguió ni su maestro.
Tarabin tuvo que luchar hasta el último lanzamiento para conseguir la medalla de bronce. Al sexto intento llegó tercero el keniano Yego, la gran revelación de la jabalina en los últimos años. Había conseguido batir su récord nacional al lanzar 85.40, pero fue superado por Tarabin con un lanzamiento final de 86.23. Yego empezó a lanzar jabalina en Kenia viendo vídeos en YouTube, pero ahora ha alcanzado gran nivel gracias a que entrena en Kuortane (Finlandia) de la mano de Pironnen, un afamado técnico finlandés que lleva a varios lanzadores británicos y finlandeses.
Saltó la sorpresa con la victoria de Rusia, que solo había puesto a dos atletas en las prueba individual de 400 pero que sin embargo logró doblegar al equipo de EE. UU., que llevaba cinco ediciones venciendo. Es cierto que las norteamericanas contaban con la baja de sus dos mejores relevistas en Londres: Richards-Ross y Felix, que se lesionó ayer en el 200. A pesar de ello, las locales firmaton una extraordinaria actuación que logró poner el estadio boca abajo. Un periodista norteamericano tituló que Rusia había tenido su Super Saturday expresión acuñada por la prensa británica después de conseguir tres oros (Farah, Rutherford y Ennis) el mismo día (un sábado) en los JJ. OO. de Londres.
Las rusas basaron su poderío en un relevo excelente de Firova, que salió lenta pero que consiguió remontar con mucha solvencia a Hastings en la segunda posta. Rizhova llegó primera a la recta y se abrió a la calle dos para que se tuviera que cruzar a la calle dos su rival la norteamericana Spencer. Y Krivoshapka sentenció el triunfo en la última posta. Las británicas, que no pudieron contar con Shakes-Drayton por lesión, consiguieron la medalla de bronce.
* Óscar Fernández Villar.
– Fotos: AFP – Dylan Martinez (Reuters) – Kerim Okten (EFE)
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