Un equipo puede destruirse en un instante y, sin embargo, se necesita mucho tiempo para construirlo en todos sus detalles. El proceso de construcción es lento y largo mientras que el de destrucción puede ser instantáneo: un simple colapso y adiós. El actual momento de la temporada nos permite observar las diferentes secuencias que viven las selecciones de Alemania y España, probablemente las dos más importantes del fútbol mundial en los últimos seis años. Aunque por los resultados podríamos intuir que se trata de dos situaciones similares, pienso que estamos frente a procesos distintos. Pese a que Alemania perdió ante Polonia de un modo parecido al de España frente a Eslovaquia, el punto concreto de cada proceso no coincide.
España está frente a su regeneración. Como siempre después de un batacazo (y el del Mundial fue mayúsculo) todo se pone en cuestión, aunque en ninguna parte se observe una alternativa evidente. La mayor de las dudas es si un entrenador “adaptativo” como Del Bosque será capaz de regenerar al equipo, pero en mi opinión esta es la menor de las dudas reales. Más importante me parece evaluar si el Barcelona será capaz, a su vez, de reformatearse de un modo estable y exportable. Si la selección ha perdido a sus dos ejes (Xavi Hernández el horizontal, Xabi Alonso el vertical), el Barça de Luis Enrique aún está por definir. Lo que se ha visto hasta el momento son pequeños trazos, algunas correcciones tácticas útiles frente a equipos replegados y mucho esfuerzo. Pero el modelo de juego del nuevo entrenador todavía no ha sido explicitado en detalle. Y si dicho modelo aún está por ver, lógicamente también está por conocer la nueva ruta de la selección, en tanto en cuanto el eje Piqué-Busquets-Iniesta es demasiado trascendente como para pensar que el Barça deje de ser esencial en el juego de la selección a corto plazo. Básicamente porque una jerarquía alternativa alrededor del modelo de juego del Atlético de Madrid todavía no ha sido erigida.
La otra gran duda es si los jugadores jóvenes serán capaces de cubrir el vacío dejado por los que marcharon. En un plazo de dos años podemos imaginar la combinación entre los jugadores maduros (Iniesta, Busquets, Silva, Costa, Piqué) y los que deben encarnar el relevo (Thiago, Isco, Ander, Alcácer, Koke, Rodrigo) y, probablemente, los efectos de dicha mezcla serán positivos. En esta materia, Del Bosque posee habilidad notable para materializar las combinaciones sin traumas ni desperfectos, pero al final lo que acabará pesando de verdad será la personalidad y el talento de los futbolistas. A Xavi y Xabi no se les sustituirá con palabras, sino con jugadas. En cualquier caso, tanto el proceso de construcción del juego del Barcelona, si ha de seguir siendo la columna vertebral de la selección, como el de consolidación de los más jóvenes requerirá tiempo y paciencia, dos características que chocan con la cultura prevalente, la de la instantaneidad.
La sucesora de España como campeona del mundo se halla en un punto distinto de su proceso aunque hay aspectos que son muy parecidos: se mantiene el mismo seleccionador, se han retirado piezas clave del equipo (Lahm), hay lesionados serios (Schweinsteiger, Özil), ausencias importantes (Reus, Gündogan), futbolistas que todavía no han roto a jugar como prometían (Götze) y el equipo aún tiene que acabar de definir por completo su modelo de juego. Pero Alemania, incluso perdiendo por vez primera en su historia ante Polonia, ha mostrado armas y herramientas para intuir que su proceso de consolidación del juego va por la buena senda.
En Alemania también se leen a menudo críticas sobre Joachim Löw, al que se acusa de casi todo, pero el seleccionador parece tener muy claro su camino y el tipo de futbolista que precisa. Cuando mezcla a Bellarabi con Götze, a Müller con Draxler o a Schürrle con Kroos es porque va a insistir en la combinación entre energía y técnica. Alguien tan poco sospechoso de falta de energía como Matthias Sammer, Balón de Oro 1996 y actual director deportivo del Bayern, me comentaba hace unos días uno de los aciertos de Löw: “Kroos ha madurado mucho y será uno de los varios líderes de esta selección. Alemania va por el buen camino con este tipo de decisiones”. Alemania no es la selección perfecta (pese al histórico 1-7 ante Brasil en el Mundial) y tiene lagunas en algunos puestos además de precisar más tiempo para completar un modelo de juego que ya acumula ocho años de trabajo y afronta su tercera gran renovación de piezas. Pero está en un buen punto del proceso pese al resultado negativo obtenido en Varsovia.
Para Jürgen Klopp llega un momento importante de la temporada. Esta semana disputará su octavo partido de liga y solo suma 7 puntos. Marcha a 10 puntos del líder, el Bayern de Guardiola, y parece haberse atragantado frente a todo rival que se repliega. Los optimistas recuerdan que hace tres años el Borussia Dortmund tenía ocho puntos de desventaja a la misma altura de campeonato y acabó conquistando el título. Los pesimistas piensan que el próximo sábado visitan Colonia y el equipo local se encerrará nuevamente en su área y los amarillos de Klopp volverán a ahogarse sin espacios. Esta ha sido la tónica del equipo desde que Ilkay Gündogan desapareció del mismo a causa de una lesión crónica en la espalda hace catorce meses. En la mayoría de partidos disputados contra equipos replegados, el Dortmund sufrió o se dejó puntos. Cuando el rival quiso el balón y el protagonismo (Bayern a veces, Madrid en Dortmund, Arsenal siempre), el cuadro de Klopp se sintió veloz y feliz.
Más que las bajas de Götze y Lewandowski, lo que verdaderamente ha quebrado el ritmo exitoso del BVB en el último año ha sido la baja de Gündogan, el mejor borusser para dirigir ese ataque posicional que se ha convertido en una verdadera asignatura pendiente para cualquier equipo con aspiraciones de títulos. Klopp puede recuperar el sábado a Gündogan, con lo que el centrocampista cerraría un paréntesis amargo y cruel que se abrió el 14 de agosto de 2013, hace ya 430 días, y el Borussia, con el añadido del retorno de Reus, se sentirá al fin capaz de atacar una defensa replegada. Pero ya son diez los puntos de desventaja…
– Fotos: Getty Images.
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