"El modelo de juego es tan fuerte como el más débil de sus eslabones". Fran Cervera
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Se ha perdido el tramo más intenso del campeonato, y pese a que aún no ha demostrado lo suficiente como para que se generara añoranza en su ausencia, sí que es cierto que era un jugador que empezaba a exhibir un talento creciente tras su extraña forma de correr. Se desconoce el grado de importancia que cobrará con Gabi Calderón al frente del Betis, pero existen pocas dudas de que será un jugador sumamente útil. Nos adentramos en el desarrollo futbolístico de Nosa y lo que actualmente puede aportar al conjunto verdiblanco.
A día de hoy, encasillar a Nosa en una posición es tan complejo como aventurado. Él es muchas cosas para terminar siendo indefinición. Lo más apropiado es decir que se trata de un mediapunta con disfraz de mediocentro o interior. No lo gusta correr hacia atrás, por lo que disfruta con la libertad posicional que la mediapunta le otorga, y se divierte influyendo en campo contrario. El problema está en que es un centrocampista con el buen pie y las buenas condiciones físicas para proporcionar al equipo equilibrio y continuidad jugando unos metros más atrás. Sin duda, Nosa es un jugador que está muy poco relacionado con el típico cliché del jugador africano. Posee el privilegiado físico de sus paisanos, pero no apoya en él la totalidad de su fútbol. Hay más que grandes condiciones, en él hay talento. Un talento, por cierto, con muchas cosas que pulir aún.
Pepe Mel, conocedor de lo moldeable que aún es Nosa en términos futbolísticos, y tras probarle en varias posiciones, se propuso convencerle/transformarle en el jugador que el Betis necesitaba para su medular tras la marcha de Beñat. El intento de Mel era arriesgado, pues suponía restar libertad posicional a un jugador que disfruta con ella. Como si de un acuerdo se tratara, Nosa aguantaría algo más la posición a cambio de ser el jugador que adquiriera mayor peso con la pelota. La base de la jugada sería para él en un intercambio beneficioso para ambos. Esta etapa a comienzo de temporada hizo crecer futbolísticamente muchísimo al nigeriano. Pasó a ser un centrocampista mucho más responsable con y sin balón, sin que eso le desnaturalizara, pues seguía interviniendo en ambas latitudes del campo gracias a que siempre actuaba junto a un jugador más disciplinado posicionalmente que él. Y cuando más asentado parecía, Mel volvió a probarle en posiciones más adelantadas. Una vez más, Nosa no se asentaba en una demarcación.
En sus más de dos meses de lesión, y sin que esto esté relacionado, el centro del campo del Betis se mostró sumamente plano en la gestación y alarmantemente volátil en tareas de contención. El fútbol del cuadro bético se tornó previsible y la baja de Xavi Torres, mediocentro más defensivo del plantel, debilitó sustancialmente al equipo. El conjunto verdiblanco, sumido en una crisis anímica y de resultados devastadora, ha exhibido en este tiempo una casi nula capacidad de robo. Se añoraba músculo y presencia en la zona ancha. Nunca sabremos qué habría pasado si Nosa hubiera estado disponible, pero sí que es cierto que el nigeriano es un jugador dotado para enriquecer la producción ofensiva y que, gracias a su poderío físico, puede sumar en tareas de recuperación de balón. Los problemas no los causó su baja, pero seguramente él sí habría sido un buen antídoto.
Ahora Nosa se pone en manos de Gabi Calderón. No sabemos si con el nuevo técnico el nigeriano será ese interior que ataca los espacios con contundencia, si será el mediocentro solvente con balón y responsable sin él que Pepe Mel soñó, o si será el mediapunta que él siempre quiso ser. O, quién sabe, quizás siga siendo todo para seguir siendo nada. Lo que sí está claro es que apetece descubrirlo. Nosa Igiebor y su enigma están de vuelta.
* Miguel Verdugo.
– Foto: EFE
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