Aunque sabemos por experiencia que se trata del Club España, seguimos mirando a la selección española con los ojos de nuestros colores particulares, lo que sesga todos los análisis sobre la composición de los 23 seleccionados o, posteriormente, el propio juego del equipo. La realidad que ha demostrado Vicente del Bosque en estos casi cuatro años que lleva es que, para él, no hay una selección, sino un equipo. Los criterios que maneja no tienen en cuenta si un jugador es mejor que otro (el concepto ‘mejor’ es el más voluble del fútbol), ni los méritos acumulados a lo largo de la temporada en su club, ni siquiera el momentáneo estado de forma del futbolista. Para Del Bosque, la suya es la plantilla de un club y se limita a componer unos escasos retoques movidos por circunstancias irreversibles. Juanfran está dentro porque Puyol no puede estar (ni Iraola); Negredo está dentro porque Villa no puede estar.
Desde la Eurocopa 2008, Del Bosque ha renovado la mitad de esa plantilla. Un 25% a la altura del Mundial 2010; y el otro 25% desde entonces. No ha sido un cambio brusco, sino matizado y suave. Tranquilo como es él. Sin la menor estridencia. Van entrando unos y salen otros, la mayoría fruto del declive generacional. Sin más. Los periódicos lanzan nombres de candidatos, pero él sigue convocando a los suyos, a su equipo, al club. Fuera del mismo hay individuos que, en una comparación etérea, probablemente sean más consistentes que algunos de los llamados. Pero eso es como decir que Víctor Valdés es mejor guardameta que Pinto. Sí, claro, por supuesto, pero el entrenador del Barça tomó la decisión estratégica de alinear a Pinto en todos los partidos de Copa y pasaron cuatro años y no modificó su criterio. Por cierto: no le fue nada mal.
Del Bosque fue capaz de ganar una Champions con cinco defensas y también consiguió acomodar galácticos fuera de sitio sin que su Real Madrid dejara de jugar como los ángeles. Conquistó el Mundial pese a que la pareja Busquets-Xabi chirriaba por todas las cuadernas, haciendo peor a Xavi. Así que tiene todo el aval para componer su equipo como quiera, por más que nuestras opiniones personales no concuerden con sus criterios, tanto si consideramos a Adrián como la gran aparición atacante del año, como si prefiriéramos ver una defensa de tres o a Xavi en el rol de primer interior. Lo relevante es que Del Bosque tiene un criterio claro sobre cómo quiere jugar y lo llevará hasta las últimas consecuencias. Lo ha demostrado nuevamente con la lista. No ha confeccionado una lista: simplemente, ha convocado a su equipo, a su club. Y, en esto, acierta por completo.
– Foto: EFE
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