"Se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adaptándose al enemigo". Sun Tzu
Fútbol 2011-2012 / Eurocopa 2012 / Selecciones
1.- “Cuando llevo blancas, gano porque llevo blancas. Cuando llevo negras, gano porque soy España”. Es una paráfrasis de la frase del ajedrecsta Nikolay Bogoljubov, que encabeza el Magazine de hoy. Sí, alguna vez había que ganar a Francia, alguna vez había que ganar a Italia, alguna vez alguien iba a sumar el ‘Three-peat’. Sí, han sido ellos.
2.- Protagonizando un circuito memorable: competir, sobrevivir, superarse, dominar, competir, someter, vencer, competir, sufrir, pelear, superarse, volver a vencer… Y seguir venciendo. Un gol encajado en toda la Eurocopa, ninguno en eliminatoria directa de torneo desde el 2006… Competición de menos a más, congelando el tiempo, administrando el juego, reservando la rotundidad del estilo, la ortodoxia del modelo de juego para la gran final ante un contricante de lujo.
3.- MVP desierto. ¿Desierto? Cómo elegir si ahí está el portero de otro planeta; dos centrales rotundos, uno de ellos (Sergio Ramos) el mejor indiscutible del torneo; un lateral novato que ha reinventado la banda izquierda con sus siete pulmones; otro sobrio, conocedor de sus limitaciones, riguroso; dos mediocentros inteligentes, posicionalmente impecables; y una manada de interiores deslumbrantes, bailarines del cuero, intérpretes del dentro-fuera-dentro titilante; un 4 haciendo de 9 puro; diez monstruos construyendo el hábitat ideal para que Xavi viva un sueño entre líneas. Hernández & Hernández.
4.- Xavi con la mirada del tigre, revoloteando el balcón italiano como el león que marca su territorio ante el rival, nada menos que Pirlo, capitán general de los cerebros con piernas. Xavi desatado, herido, seguro de sí mismo, dispuesto a encontrar rendijas en una Italia encerrada, juego de posición supurando por todos los triángulos imaginables. Flotando. Literalmente flotando ante los ojos vidriosos de una Italia que no comprende lo que está sucediendo a un palmo de sus cuerpos azules: ¿Eso es fútbol? ¿A qué juegan estos?, se preguntan los azzurri. ¿O están flotando de verdad, bailarines del balón?
5.- Iniesta flirteando por la derecha, bisturí electrónico en la pierna, cartógrafo del penúltimo pase, lanza a Cesc en pos de una nueva muesca en su leyenda de momentos decisivos. Así que Fàbregas demuestra la verdad de su profundidad, puro 9 sin el menor atisbo de falsedad, se marcha de Chiellini y ahí que va el bajito Silva para disparar de cabeza (porque no fue un remate, sino un disparo con la testa). Quince minutos sulfúricos de la mejor España del torneo, cinco llegadas en 13 minutos, el rodillo, el sulfuro que todo lo corroe… Llegada la hora de la verdad, los mejores optaron por ser eternos y emprendieron el decidido camino del ‘Three-peat’ jamás logrado.
6.- Y luego fue la posesión defensiva. Del juego de posición al juego de posesión, la variante competitiva que Del Bosque ha ido construyendo resultado a resultado. Y también el momento de una gran Italia, con sus tres distintas salidas desde atrás, bien trabajadas: la vía Pirlo, la vía De Rossi, la vía Marchisio… Imperial Italia arrebatándole el balón a quien parecía haberlo secuestrado. De Rossi por encima de todos, Cassano como escala intermedia, talento puro sobre un baldosín.
7.- Xabi Alonso de tercer central para dar certezas atrás y ensanchar con Arbeloa y Alba en cuanto se da un paso adelante. Casillas como la otra certeza. La certeza monstruosa, portero de otro planeta. Ahí está él para lo que gusten mandar los rivales, un saque de esquina venenoso, un disparo de cianuro, el cassanismo desatado, la bala a bocajarro, cualquier forma de ataque. Ahí está Casillas, manoplas de otro mundo.
8.- El auténtico MVP es el equipo. Del seleccionador al suplente menor. Grupo y comando, sin colores ni filias, tan distinto al pustulento aquelarre diario que nos sepulta. Excepción excepcional. Dos docenas de españoles de sentimientos distintos, en algunos casos opuestos hasta el límite, confabulados por sacar adelante un proyecto, un modo de hacer, incluso si la preparación y los augurios, las dificultades y las ausencias, ennegrecían el horizonte. Equipo MVP, equipo inspirador, egos en las taquillas del vestuario, conquistador de la triple cima imposible.
9.- ¿Por qué fue tan descomunal el partido de España? Porque Italia lo permitió. Porque esta Italia es muy grande y aceptó el cara a cara, pelearse por tener el balón y una de sus consecuencias cuando se enfrentan dos equipos muy grandes sin prevenciones: la búsqueda de la superioridad posicional, que nuevamente se advierte más decisiva que la superioridad numérica.
10.- España ha sido tan grande porque Italia ha sido grande, lo que ha desembocado en una final monumental mientras los azzurri fueron once… y en un baile cuando se retiró el malherido Motta. Creyó Italia que podría retar a los mejores intérpretes de este modo de jugar. Pero 15 minutos sulfúricos desencuardenaron el libreto. No, no era Italia quien se avanzaba en el marcador para después atrincherarse. ¡Era España! Y eso es meter la mano en las encías del cocodrilo: te muerde seguro. Se fue Italia arriba con valentía, esperó España en el congelador y resurgió Xavi. Vio los espacios. Los vio. No existían, pero los vio. Para Alba primero, para Torres después, cuando ya no era un partido sino un baile de salón.
11.- Xavi e Iniesta encadenan Eurocopa, Champions, Mundial, Champions y Eurocopa en cuatro años, más otros 12 títulos en el período. Casillas ha levantado en persona los tres títulos mayores de la Selección. No hay patrón oro para medir el talento de este equipo, eterno por su ‘Three-pead’, imborrable por el modo de jugar, el mundo del fútbol a sus pies, honrando al mejor y al eterno.
y 12.- Sí, el futuro era esto. Vencer desde la dificultad. Sin la ligereza atómica de los primeros triunfos, cuando la selección apenas era un outsider, sino con el peso de los purpurados, del gran favorito indestructible, aquel a quien todos quieren derribar y destronar. Sí, el futuro era sobrevivir, sufrir, competir, empeñarse en volver a vencer. Y seguir venciendo. No, no podréis decir que fue un sueño…
– Foto: AP – Reuters
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