Ni desde los once metros gana el Sevilla

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Ni desde los once metros gana el Sevilla

por MIGUEL CANALES el 16 febrero, 2014 • 23:25

1.- Recibía el Sevilla a un equipo en alza en un momento delicado de la temporada y en el que las derrotas se acumulaban. Ante ello Emery buscó mayor pragmatismo, como la mayor parte del sevillismo demanda, volviendo a la configuración que le había dado a su equipo mejores resultados: Rakitic subía hasta la mediapunta para ser escoltado por detrás por Iborra y Carriço.

2.- Aunque esta disposición le otorga a los sevillistas mayor seguridad defensiva, tampoco está exenta de ciertos defectos que Pizzi trató de amplificar con su planteamiento inicial. Las dificultades para salir jugando desde atrás cuando el rival cede cierta iniciativa al Sevilla y le presiona con dos hombres en punta volvieron a mostrarse patentes. Los locales funcionaron mejor en el arranque del encuentro a través del desplazamiento largo y la segunda jugada. A ello hay que unir unos buenos primeros momentos de Coke proyectándose ofensivamente al no tener la vigilancia de un Fede Cartabia que jugó por dentro sin preocuparse de ayudar a Bernat defensivamente.

3.- Pese a que el dominio era local inicialmente, no se atisbaba mucho peligro para Diego Alves, salvo llegadas a través de las jugadas de balón parado. Pasado este primer tramo de mayor peso sevillista en la posesión del esférico, el Valencia comenzó a hacerse con las riendas del partido. Las cartas con las que Pizzi se plantó en el Sánchez Pizjuán comenzaban a dar sus frutos, aprovechando los problemas habituales en el equipo de Emery.

4.- El Valencia metía cloroformo al choque bajando su ritmo y se hacía con él tras el primer cuarto de hora. Fruto de ese domino desnudaba todas las carencias sevillistas, dejando en evidencia, principalmente, a un Nico Pareja al que los che concedían la salida del juego para atacar su espalda. El movimiento de Fede a posiciones interiores, junto a la presencia en apoyos de Feghouli por dentro, permitía a los visitantes una transición ofensiva muy fácil ante un Sevilla que, nuevamente, mostraba grandes problemas en la transición defensiva.

5.- Tras la reanudación apareció Rakitic en las cercanías del área por primera vez –el Valencia había conseguido que el mediapunta sevillista no tuviera presencia en campo rival– para, después de un disparo de media distancia, originar la expulsión de Ricardo Costa. Este aspecto cambió completamente la estructura del partido. Pizzi ordenó a su equipo un repliegue muy intensivo cerca de Alves con la intención principal de no sufrir, dejando cada vez más de lado la opción de contragolpe en busca de un gol victorioso.

6.- Ante esta situación, Emery respondió rápido. La entrada de Gameiro y Cheryshev, junto con la salida del campo de Pareja, llevó al Sevilla a buscar la portería che bajo un 4-4-2. Pero, pese a que los locales aprovechaban la decisión rival de ceder toda iniciativa para meter más efectivos en campo contrario, no podemos decir que los cambios mostraran un mejor juego, y sí que dejaron patentes las carencias de un equipo que, cada vez más pronunciadamente, se mueve hacia la mediocridad en el fútbol que nos deja.

7.- Pudo y debió ganar el Sevilla, aunque más por demérito del Valencia que por mérito propio. Debido al acusado repliegue, con la consiguiente renuncia del ataque, los valencianistas perdieron empaque y presencia en el juego. Su nivel defensivo decreció ante el mostrado en la primera parte, donde su presión alta sobre la salida del juego sevillista les permitió vivir cómodos y no recibir ocasiones de peligro. Y como fruto de esta disminución de prestancia en su retaguardia concedieron un penalti, varias jugadas dudosas más en el área que no tuvieron la pena máxima como resolución e infinidad de córneres y faltas laterales.

8.- Pero en tales circunstancias apareció Diego Alves para parar, en primer lugar, el penalti lanzado bastante mal por Rakitic y, en segundo lugar, sacar un remate en un saque de esquina que la grada ya cantaba como gol. La inoperancia sevillista en ataque hizo el resto para que el marcador no se moviera. El Valencia conseguía relativizar la ofensiva local buscando cerrar los espacios interiores y permitiendo solo algunos escarceos peligrosos por las bandas que Senderos y Mathieu abortaban con cierta facilidad tras los centros al área. La idea con la que Pizzi buscó amarrar un punto, al obviar por completo la fase de ataque de su equipo, se vio potenciada por un Sevilla sin ideas en ataque y que sucumbió a la propuesta rival, dejándose llevar a los carriles laterales sin ofrecer apenas opciones de progresión por dentro.

9.- El desenlace final del encuentro nos deja fríos con respecto a ambos equipos. En el Valencia penaliza mucho haber renunciado de manera tan pronunciada al juego de ataque, más allá de que tuviera inferioridad numérica, a la vista de la superioridad mostrada en la primera parte. Pizzi mostró cierta falta de ambición cuando su equipo se quedaba con uno menos, llevando a cabo cambios de carácter defensivo que le alejaban cada vez más de Beto y le metían completamente en el área de Alves.

y 10.- En el Sevilla, nuevamente Emery vuelve a estar en entredicho. El equipo rojiblanco comienza la segunda vuelta igual que hiciera la primera –con dos puntos de quince posibles– y dejando sobre la mesa muchas dudas sobre su momento competitivo. En la primera parte se vio superado por el rival, mientras que en la segunda dejó una imagen excesivamente pobre frente a un equipo que le cedió toda la iniciativa y no le planteó ninguna complicación defensiva. La figura de Unai Emery cada vez está menos valorada en el entorno sevillista y aparecen muchas dudas sobre si sus jugadores terminan de asimilar tantos vaivenes en el posicionamiento, altura e idea de juego que sufre el equipo de un partido a otro, e incluso en mismo encuentro. El poso que queda es el de un equipo indefinido al que su entrenador no llega a darle un matiz claro que lo identifique. Como consecuencia de ello, vuelve a tener problemas para sumar puntos.