1.- ¿De qué hablamos cuando hablamos de Neymar? De un jugador capaz de decir “voy a entrar por este pasillo cerrado con cuatro candados” y capaz de entrar, haciendo saltar candados y cerrojos. Neymar en libertad es una motosierra que tala árboles sin mirar atrás. La cuestión del porvenir consistirá en si su equipo y el rival le permitirán evolucionar con la libertad que gozó ante el Valladolid.
2.- Ubicado en el eje central para moverse como falso nueve, Neymar rompió el palo mayor de los pucelanos tantas veces como lo intentó. Más que por su regate, eléctico y conocido, destacó por el acierto en la elección de los momentos. No apareció de manera constante, sino en los instantes oportunos, lo que ayudó en la sensación de influencia profunda en el juego colectivo: cada vez que llegó fue para cortar un árbol del bosque. Neymar en libertad es una furia desatada. En libertad es un futbolista salvaje…
3.- A cambio, Cesc Fàbregas retrocedió al centro del campo y se ahogó en el anonimato. Después de varias noches de bastante acierto, se le puso cara de indecisión, sin ir ni venir, pero es que el secreto de un centrocampista del Barça no reside en cuántas veces apareces en la foto, sino que es un trabajo más oscuro: a menudo ha de ser el ingeniero que ejecuta los dibujos del arquitecto premiado.
4.- En cualquier caso, el día en que Alexis arrancó a marcar, al Barça le dio un paralís y cuajó la peor primera parte en mucho tiempo. El Valladolid se defendió con esmero: es decir, hizo mucho más que defender. Se defendió atacando. Le hizo tanto daño al Barça robándole balones arriba y transitando con velocidad que por momentos se establecieron los peores augurios en el Camp Nou. Más que por el gol encajado de corner, replicado instantáneamente a través de un cañonazo de Alexis, por la fragilidad de los centrocampistas.
5.- El centro del campo culé, que lleva lustro y medio siendo termómetro del equipo, se achicó hasta parecer la flor del pitiminí, de tan pequeño que se quedó. Cada vez que el Barça iba, el Valladolid volvía y ni Song llegaba donde Busquets, ni los interiores alcanzaron a tapar ningún hueco, dejando el arreglo en manos de Bartra, excelente en las anticipaciones. En la libreta de los interrogantes quedó la cuestión de las transiciones ante equipos de mayor enjundia.
6.- Dijo El Tata Martino que lo único que cambió en la segunda mitad fue la intensidad de los jugadores. Es probable. Pero desde el primer minuto se vio a Alves cayendo a la zona de Xavi y a este diez metros más arriba y a Tello más abierto en amplitud, con lo que el Barça en conjunto empezaba más arriba y cortaba las sangrías antes de que el visitante pudiera dar el primer paso. Corregido el punto de partida, el equipo fue otro.
7.- Y el gol de Xavi, nacido en Neymar y prolongado de forma astuta por Tello, segó cualquier esperanza vallisoletana, descuartizó al rival, lo bajó a tierra y convirtió su seria defensa en papel de fumar. Sencillamente, se apagó, momento idóneo para las apariciones de Xavi, que se gusta en estas situaciones, ubicado muy arriba, influyente, sabiéndose protagonista cuando el ritmo no es de correcalles.
8.- Alves resultó primordial en el cambio de cara. Si Bartra puede rendir de forma admirable gracias al sostén permanente que le proporciona Piqué, excelente en las ayudas, Xavi pudo despegar e influir porque Alves se lo permitió. Jugando por triplicado, como interior, como lateral y como extremo, el brasileño fue causa principal de la exhibición barcelonista. Fue quien la hizo posible, como en ese robo en el círculo central que propició el tercer gol.
9.- El cuarto tanto permitió apreciar los rasgos de Alexis, generoso hasta el extremo de regalar el gol a Neymar, renunciando a su hat trick, gesto inaudito en cualquier goleador, confirmando que el chileno carece de dicho egoísmo, lo que es toda una definición del jugador.
y 10.- En una Liga cuyo listón ya está situado en los 100 puntos, y difícilmente bajará de ahí, el Barça de los récords apunta un buen margen de mejora, sea en la faceta de la transición defensiva, sea en el modo de atacar, ahora que se ha hecho menos amplio, con los laterales por dentro y mucha gente contribuyendo al embudo central. Los resultados, espectaculares e históricos, superan al desempeño general, del mismo modo que las estadísticas prodigiosas de Song (100 % de pases acertados) explican lo bien que mueve el balón, pero no son capaces de describir las dificultades para defender las contras rivales.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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