1.- El Tour de Flandes es una fiesta. Si en estas fechas tenemos en España la Semana Santa, en esta región belga viven con fervor De Ronde van Vlaanderen, aunque en este caso los que procesionan son los más de 200 corredores que se dan cita en la salida de la abarrotada Plaza del Mercado de Brujas. No en vano se calcula que cerca de un millón de personas se echan a la calle para ver pasar la carrera, uno de los cinco monumentos de la temporada ciclista –el segundo en el calendario después de la Milán-San Remo–, que en esta edición cumplía cien años desde que comenzó a disputarse en 1913.
2.- Esta fiesta puede ser todavía mayor si en Oudenaarde gana un ciclista belga, sobre todo si viste con el maillot de campeón del país. Este honor recaía este año en Tom Boonen, uno de los cinco ciclistas más laureados de la prueba, con tres victorias –igualado con Museeuw, Magni, Buysse y Leman–, y que logró la última de ellas la pasada temporada. El ciclista del Omega Pharma llegaba con pocos resultados en la presente temporada –destacaba únicamente su séptima plaza en el E3, uno de los aperitivos del Tour de Flandes–, lastrado por una caída en los primeros compases, pero había que contar con él. Y es que en ninguna de sus once participaciones había llegado más atrás del 25º puesto.
3.- Sin embargo, pronto se torció su carrera. Una de las primeras caídas –que son muchas a lo largo de la prueba debido a la tensión que provocan los numerosos muros que deben superar los corredores– se llevaba por delante a Tom Boonen y con él gran parte de las esperanzas de los aficionados flamencos de ver triunfar a uno de los suyos. Por si fuera poco, aunque no sufrió fracturas, las lesiones sufridas dejan al de Mol sin poder participar en la otra gran clásica del norte, París-Roubaix, en la que también es el ciclista con más triunfos (cuatro), igualado con Roger de Vlaeminck.
4.- El abandono de Boonen dejaba como máximos favoritos a Peter Sagan y Fabian Cancellara, y ninguno de los dos faltó a su cita. Aunque tardaron más de lo esperado en hacer su aparición estelar, que llegó a menos de veinte kilómetros del final, ésta tapó rápidamente el poco espectáculo que se había visto hasta el momento en la prueba.
5.- El Tour de Flandes tiene a los aficionados al ciclismo muy mal acostumbrados. En una época en la que los equipos ejercen un férreo control en las carreras, en las que los movimientos ganadores se suelen ver únicamente en los kilómetros finales, en De Ronde los favoritos suelen atacar mucho antes. Pero en esta edición, la 97ª, no fue así.
6.- Los movimientos no brillaron por su ausencia, pero sí aquellos en los que los primeros espadas se lanzaran al ataque, quizá condicionados por el abandono de Boonen. Una fuga de siete ciclistas encabezó la prueba durante bastantes kilómetros, aunque la cercanía en todo momento del pelotón provocó que desaparecieran y se unieran ciclistas a ella. Desde el principio únicamente aguantó De Vresse, pero poco pudo hacer cuando hombres como Kwiatkowski, Greipel o Selvaggi lanzaron definitivamente la carrera por delante.
7.- Además de impedir que se viera más espectáculo, el poco ritmo del pelotón provocó que algunos percances no se pagaran con la derrota, como suele ser habitual en estas clásicas. Fabian Cancellara pinchó a falta de 54 kilómetros, pero no tuvo ningún problema en reintegrarse al grupo. Lo mismo ocurrió con Juan Antonio Flecha, que corrió la misma suerte en el segundo paso por el Paterberg, a 33 kilómetros, aunque el esfuerzo por enlazar del único español que ha subido al podio en Flandes le impidió mantenerse fresco para el final. El que sí se despidió de la prueba, en este caso por una caída, fue el británico Geraint Thomas.
8.- Por todo ello se llegó al último de los tres encadenados entre el Oude Kwaremoont y el Paterberg con la carrera sin dinamitar. En la primera de las cotas, la más larga pero a su vez la menos dura, Jürgen Roelandts realizaba la selección final en la escapada. El belga del Lotto fue uno de los últimos en llegar a la cabeza de carrera, aprovechando la pasividad del pelotón, y con su ataque reventaba a su último compañero de fuga, Michal Kwiatkowski. Faltaba hacer lo mismo por detrás, tarea que desempeñó Fabian Cancellara, al que únicamente aguantó Peter Sagan.
9.- Los dos máximos favoritos, Cancellara y Sagan, se marcharon en busca del único superviviente de la escapada, Roelandts, al que alcanzaron antes de la última subida de la jornada, el Paterberg. Y en este pequeño muro adoquinado llegó la sentencia de la carrera, a pesar de que en el momento en que se coronaba quedaban todavía más de 10 kilómetros para el final.
10.- Esto se debió a que Fabian Cancellara se disfrazó de sí mismo, repitiendo su victoria del 2010. Cambió de escenario –el Kapelmuur dejó paso al Paterberg– y de acompañante –el belga Boonen, caído hoy, fue sustituido por Peter Sagan– para repetir una de las imágenes de la historia del ciclismo que tan bien cuenta Ramón Espinar en la Primera Revista del Club Perarnau. Sentado, apretó al eslovaco hasta que el sufrimiento del joven ciclista del Cannondale le hizo incapaz de seguir el ritmo de su rival. La distancia creció poco a poco en un primer momento, pero en cuanto cedió Sagan se sabía que a la locomotora suiza no la verían hasta la línea de meta.
11.- Y así fue. Cancellara echó la madera restante a ese motor que tiene en las piernas y realizó una gran contrarreloj hasta la línea de meta en la que fue imposible reducir las distancias. No obstante, en solo diez kilómetros metió 1’26” a sus dos perseguidores, Sagan y Roelandts, que le acompañaron en el podio. El siguiente grupo llegó a 1’38”, encabezado por el bronce olímpico Alexander Kristoff, ya que aunque el eslovaco cedió con claridad en el Paterberg, demostró pese a la derrota que era claramente el segundo más fuerte de todos los que partieron de Brujas.
12.- Con su victoria en Oudenaarde, Fabian Cancellara se convierte en uno de los 17 ciclistas que cuentan con más de una victoria en el Tour de Flandes. Entre ellos solo encontramos a tres belgas, uniéndose el suizo de RadioShack a Jan Raas y Fiorenzo Magni. Es además su segundo triunfo del año, después del conseguido en otra de las pruebas flamencas, el E3.
y 13.- Sagan se convierte en el primer ciclista eslovaco en subir al podio, y después de haberlo conseguido también en la Milán-San Remo parece que cada vez está más cerca su primer triunfo en un monumento. Por su parte, Jürgen Roelandts impidió el hundimiento belga, ya que en solo cinco de las 97 ediciones del Tour de Flandes no ha habido ningún corredor de dicho país en el podio. La tercera plaza es un gran premio para el ciclista del Lotto –pese a contar con varias victorias, es su mayor éxito como profesional–, pero también para su equipo, que fue el más combativo de la prueba.
* Ricardo Alonso-Bartol es periodista.
– Foto: Eric Lalmand (AFP)
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