"Cada acto de aprendizaje consciente requiere la voluntad de sufrir una lesión en la propia autoestima". Thomas Szasz
Parecía que nos quedábamos sin final en la Liga Europea de hockey. El Benfica emitía un comunicado por la mañana anunciando que se retiraba de la competición, ya que la organización no le aseguraba su seguridad y la de sus aficionados (la final se jugaba en Oporto y contra el Porto). Poco después el club lisboeta rectificó. Las medidas de seguridad se ampliaron, y querían llevarse la final ante sus eternos rivales y en su campo.
El partido empezó igualado y Jorge Silva, en el minuto 2, anotó el primer gol para el Porto. El partido tenía un alto nivel emotivo, y estuvo muy disputado. Los goles se sucedieron pero siempre el Porto llevó la delantera en el marcador, hasta que a falta de 10 minutos el Benfica se delantó por primera vez (Luis Viana, de penalti). Poco después Reinaldo Ventura empataba para los locales. El partido se iba a la prórroga. La rivalidad en la grada se palpaba, aunque por suerte no hubo incidentes graves.
Durante la prórroga el juego fue a cuatro esquinas. Había muchos nervios por parte de los dos equipos y las posesiones eran defensivas. En una jugada aislada, un lanzamiento de Diego Rafael fue desviado por Joao Rodrigues. Gol de oro. El Benfica era campeón de Europa.
Como aspecto destacable, los dos colegiados eran españoles (García y Valverde) y pudieron controlar el partido dentro de la tensión general. En menos de 10 horas, el Benfica pasó de la retirada a ganar la primera Liga Europea de su historia.
* Ismael Ledesma.
– Foto: SL Benfica
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