A los Nets les podía pasar lo que a los Clippers. O incluso lo que ellos mismos ya sufrían cuando vivían en Nueva Jersey. La mudanza a Brooklyn aseguraba mayor repercusión nacional, pero nada más. Era aquel un escenario más grande, pero quizá no tanto como para luchar contra la gran Manhattan de los Knicks, muy arraigados ya en la Gran Manzana. Las diferencias se acortaban, pero seguían existiendo. Al fin y al cabo, la canción más famosa de Sinatra no versa ”New Jersey, New Jersey”, y bien que Frank nació al otro lado del Hudson.
Ese era el mayor miedo: vivir en la sombra. Pero habiendo vivido en ella durante años y años –con leves destellos de luz en la época de Kidd, Carter, Martin… y Scalabrine, claro–, la búsqueda de la luz no se antojaba una opción; era vital en la subsistencia de la franquicia. Así que los Nets se fueron de Jersey con una media lágrima en los ojos que duró menos que una cuerda vocal de Tom Waits, añorando llegar a la ansiada tierra prometida: el Barclays Center de Brooklyn.
El sueño de Bruce Ratner se convertía en realidad. Y el de Jay-Z, la cara cultural del cambio de acera de los Nets. Porque fue eso. Si bien hoy nadie habla ya de los aficionados de Nueva Jersey que iban en procesión –y ellos eran los mártires– al IZOD Center, ellos han sido los que más han sufrido esta reforma. Pero a quién les importará esa gente de la que hasta Sinatra renegó en sus canciones.
Condenada Jersey al ostracismo, el cambio de acera es doble. Brooklyn no es New York City. Y forma parte de la capital del mundo tan solo desde 1898, pues anteriormente constaba como una ciudad propia. Su influencia económica y social es mayor que la de Manhattan, pero Brooklyn no sale en las películas. Ni es el centro financiero del mundo entero. Por mucho que más de dos millones y medio de personas vivan allí, ¡Sinatra no canta nunca a Brooklyn!
El choque entre Knicks y Nets se convierte ahora en cultural. Hasta el momento, tanto Nueva York como Nueva Jersey se enfrentaban en las canchas; los partidos apenas trascendían el parqué por muy derbis que fueran considerados. ¿Ahora? Ahora la historia ha cambiado. O, mejor dicho, ha empezado. Pero lo ha hecho solo por el nuevo potencial de estos Nets.
Los últimos compases de la vida en Jersey sirvieron para algo. No precisamente para ver buen baloncesto –el equipo acumuló un esperpéntico 124-265 de balance victorias-derrotas con un 12-70 incluido en la temporada 09/10–, sino para allanar el camino de las estrellas que, ahora sí, querrían venir a la franquicia. Porque, seamos sinceros: Brooklyn atrae mucho más que New Jersey. Los jugadores quieren firmar en un mercado así, teniendo un gran nivel de vida y codeándose con la crema de la crema –yo, como ven, no lo soy, y por eso me limito a mi idioma– más allá de la cancha.
Así, Deron Williams está dispuesto a renovar en un equipo que cuenta con Gerald Wallace, Joe Johnson, Kris Humphries y Brook Lopez como sus escuderos en el quinteto inicial. Bien es cierto que Wallace no es el defensor extremo de sus mejores años; y que la metamorfosis del juego de Johnson no le ha dejado en buen sitio; y que Brook Lopez tiene que someterse aún a un control antidoping para ver si, realmente, tiene sangre. Pero hablamos de cinco jugadores de buen nivel, incluido un Humphries que, más allá de su vida de estrella –estuvo casado un par de segundos con una de las Kardashian–, en la pista demuestra ser un currante, dispuesto siempre a permanecer en la sombra haciendo el trabajo sucio.
En definitiva, estos Nets alimentan la rivalidad con los Knicks de Melo –oriundo de Brooklyn, por cierto, e incluso actor en el videoclip de Be, tema del rapero Common– y Amar’e –cuya importancia aumenta cuando no está, paradójicamente– para convertirla en un duelo entre dos equipos aspirantes en el Este. Ambas franquicias poseen escuadras muy completa que, aunque puedan estar lejos de los Miami Heat, sí pueden encontrarse a la altura de los Boston Celtics o de unos Bulls Rose-less.
Tras casi mes y medio y ventiún partidos disputados, los Knicks son primeros del Este con un balance de 16-5, mientras que los Nets firman un sexto puesto con 11-9 como récord (datos a día 12 de diciembre). Los de Woodson comenzaron mucho mejor, llegando a situarse con el mejor registro de la competición. La baja de Amar’e repercutió positivamente en el rendimiento de un equipo que jugaba ya con un poste imparable –Melo, en su reconversión total al puesto de ‘4’– y con dos bases que aportaban fluidez a la circulación de la bola, ambas cosas impensables con Stoudemire jugando de ‘4’ y balanceando negativamente el equilibrio ofensivo de los Knicks.
Los pupilos de la franquicia de Prokhorov, por su parte, tardaron en arrancar pero parecen haber encontrado ya su estilo de juego. Avery Johnson ha inculcado el sacrificio defensivo a su equipo de estrellas, cimentado por supuesto en la entrega de Wallace y Humphries, capaces de contagiar a todos sus compañeros. Bueno, salvo a Lopez. Pero nadie espera milagros de Brooklyn en este primer año.
Ambos equipos se enfrentaron la pasada madrugada del 26 al 27 de noviembre en el Barclays Center con victoria para los Nets por 106-98 tras una prórroga, demostrando su verdadero potencial. Demostrando que ellos no quieren ser los Clippers. Que no quieren ser tan siquiera ellos mismos en Nueva Jersey. Estado nuevo, vida nueva.
Anoche, otra vez en Brooklyn, se volvieron a enfrentar. Esta vez la victoria fue para los Knicks (97-100) gracias a un triple de Jason Kidd en los segundos finales.
La rivalidad entre Knicks y Nets, entre Manhattan y Brooklyn, tiene visos de convertirse en algo histórico. Y ello es motivo de celebración en el seno de la NBA, que vive de estos choques culturales y hasta ideológicos. La clase obrera de Brooklyn, “Home to Everyone From Everywhere“, reta a la alta alcurnia de la Gran Manzana. El hip-hop más apegado a la calle suena con fuerza para acallar las notas de los blues aburguesados que llegaron desde NOLA años atrás. El primo pobre va contra el rico. Pero, no se confundan, Nets ain’t the Clippers!
Los Brooklyn Nets llegaron para quedarse. En la NBA y también en el deporte profesional, que no tenía una franquicia allá desde que los Dodgers de la MLB vivieran allí antes de mudarse a Los Ángeles. Uno no podrá ya vincular a los Nets con la Jersey Girl de Tom Waits y Bruce Springsteen, pero la vida cambia y a los chavales les mola más el Brooklyn Go Hard de Jay-Z.
* Jesús Morales es periodista.
– Foto: AFP – EFE
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