Nadie dijo que fuera fácil
No ha empezado bien el año para el Granada C. F. Y tampoco terminó de la mejor manera el 2013. A la inesperada eliminación copera frente al Alcorcón, en casa y en los penaltis, después de haber dejado la eliminatoria encarrilada en el partido de ida, se sumó también una dolorosa derrota en Los Cármenes (1-3) ante la Real Sociedad. Un tropiezo más en su terreno, el séptimo en liga, que ya empezó a impacientar a la ya de por sí poco paciente afición rojiblanca.
La goleada en Almería (3-0) contra un rival directo en el arranque del 2014 es una nueva decepción para un equipo que había encontrado una buena cota de juego y que, sin embargo, en la penúltima jornada de la primera vuelta evidenció carencias que no se corresponden con el teórico nivel de su plantilla. Y, lejos de parecer algo coyuntural, algo hace entrever que los problemas crecen en el club granadino.
Tras el parón navideño, varios jugadores regresaron directos a la enfermería, lo que obligó a Lucas Alcaraz a realizar varios cambios en el once ante el conjunto almeriense. En portería, Karnezis tuvo que suplir la ausencia de Roberto, de baja por problemas gastrointestinales, y aunque su actuación evitó una mayor goleada, tampoco pudo impedir la derrota ante la seriedad de una U. D. Almería muy bien armada sobre el césped del Estadio de los Juegos Mediterráneos. Brayan Angulo, uno de los destacados del Granada esta temporada, se quedó en el banquillo en favor de Foulquier, y fue en ese lateral izquierdo donde el Almería creó más peligro, sobre todo durante la primera mitad. Además, la ausencia de Murillo por problemas musculares se notó en la defensa, donde ambos centrales ya habían sido amonestados al descanso.
La sensación del equipo, en general, fue de inoperancia. Poco o nada se vio de esa actitud mordedora que ha lucido el Granada a lo largo de esta campaña. Mal defensivamente, incapaz en la elaboración y con muy pocas ocasiones en ataque, hizo planear la duda de si el partido frente al Almería fue un accidente o el indicio de algo más grave.
Con sus continuos coqueteos con la zona baja, este curso el conjunto rojiblanco había sumado a domicilio (14 puntos) lo que no era capaz de amarrar en casa. Su situación cómoda en la tabla no está en peligro de momento. Pero lo apretado de la competición hace retorcerse en sus asientos a quienes pagan cuantiosos abonos y solo han visto hasta ahora dos victorias de nueve posibles en Los Cármenes. La próxima jornada, ante otro rival directo como el Valladolid, el Granada tiene una nueva oportunidad de transmitir sensaciones positivas a los suyos.
En las gradas nazaríes surgen otra vez voces exigentes que señalan a Alcaraz como responsable de la falta de regularidad del equipo, que no ha encadenado más de dos victorias consecutivas en la liga. A punto de cumplirse un año de la llegada del técnico granadino al banquillo, no parece suficiente que el Granada haya encontrado su estilo y sumado 20 puntos a estas alturas de temporada. La afición considera que hay (o debería haber) plantilla para aspirar a algo más que sufrir para no descender, y no tolera los despistes.
No dejan de surgir piedras en el camino, pues Ighalo no estará disponible hasta dentro de dos o tres meses por una lesión de menisco, justo cuando disfrutaba de un momento dulce de cara a portería. Conocida la carencia goleadora del Granada, este contratiempo obliga a mirar al mercado de invierno o encomendarse a lo que hay, que hasta ahora deja un balance de 15 goles a favor y 25 en contra en 18 partidos. No parece suficiente para mantener la categoría. Pero queda más de media liga. La impaciencia, las lesiones, la irregularidad, el miedo escénico en casa y el posible contagio del pesimismo son algunos de los obstáculos contra los que deberá luchar el Granada en la segunda vuelta. No hay rosa sin espinas.
* Pilar Arjona es periodista.
– Foto: EFE
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